Juancito Sonriente

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Esta es la historia de Susana, una niña normal que vivía en la ciudad de Caracas, Venezuela junto a sus padres. Matías, el padre de la niña era un empresario dedicado a su trabajo, él laboraba en una de las entidades bancarias más grandes de la ciudad, y Lorena la madre de la chiquilla se dedicaba a los labores del hogar. Eran una familia promedio que se dedicaba a hacer lo que hacían las demás familias día a día.

A partir de este momento la historia comienza a volcarse un poco más oscura y es porque el padre de Susana invirtió una gran cantidad de dinero para mudarse de hogar. Como la mayoría de las familias en Caracas, no era excepción que “Susi” (como se hacía llamar en su lecho familiar) y su familia vivieran en un apartamento.

Matías compró una casa enorme, preciosa y vieja a su vez, se estimaba que dicha casa fue construida en épocas de la colonia. la familia se mudó y comenzaron su vida de nuevo pero esta vez en un lugar más amplio en donde convivir.

Una noche los padres de Susana se dieron de algo inusual en el comportamiento de su hija. La niña se levantó de su camita y se dirigió a un espejo enorme que había en la sala de la casa, la niñita se sentó y comenzó a hablar con el espejo, como si hubiese alguien que la escuchase en su interior; Los padres no se percataron qué lo que observaron esa noche iba a ser el comienzo de una pesadilla.

Ellos simplemente se acercaron y le dijeron a la niña que no era buena idea para jugar con su amigo imaginario a altas horas de la madrugada.

Un caso aún más perturbador sucedió la noche siguiente, Lorena se encontraba durmiendo, de hecho su esposo aún no había llegado a casa; de repente algo interrumpió el sueño de la señora, la sorpresa era que su niña, Susana, estaba parada en la puerta de su habitación, su rostro no mostraba sentimiento alguno, solamente la observaba. La madre intentó hablarle, le pregunta que qué era lo sucedía, si le pasaba algo, si estaba bien, pero la niña hacía caso omiso a las interrogantes de su mamá.

La chiquilla permaneció en ese estado alrededor de 20, 25, como máximo 30 minutos después se dio media vuelta y se marchó de nuevo a su habitación, como si nada hubiese pasado.

Los días pasaban y eran innumerables los extraños acontecimientos que sucedían a diario en la casa, lo extraño era que todo eso sucedía solamente durante la noche. Los padres decidieron llevar a la niña a varios psicólogos, los mejores de la ciudad, es más, hasta llevaron al psiquiatra porque temían que su niña estuviera pasando por alguna especie de trastorno mental.

En todas partes las referencias médicas arrojaban resultados positivos, los médicos no sabían porque razón llevaban a esa niña a sus servicios, todos los doctores por los que pasó Susana decían lo mismo:

“…Susana es una niña ejemplar, inteligente, extrovertida, no hay nada que la diferencie de las demás niñas. No veo motivo para orientarla, es más, creo que ustedes lo están haciendo muy bien…”

¿Raro verdad?…el caso es que lo más psicodélico la historia comenzaba durante las noches, de hecho, Susana actuaba normalmente durante el día, hacía lo que cualquier otra niña hacía, jugaba con sus muñecas, con su consola de videojuegos, leía libros, inclusive asistía a la escuela a diario, nadie iba a pensar que la pequeña era víctima de algo que la perturbaba durante las noches.

Una noche Matías no podía pegar el ojo, se sentía inquieto y no podía dormir tranquilamente, en ese momento él vio algo que le llamó la atención, con el rabillo del ojo observó como su hijita caminaba de espaldas y se dirigía a aquel gran y misterioso espejo que se encontraba en la sala, con el que su hija hablaba.

Matías se acercó a su niña la cual estaba muy entretenida conversando con su propia figura, él se agachó, colocó delicadamente la mano sobre el hombro de su niña y le dijo:

“…¿Qué estas haciendo mi amor…? ¿Con quién estás hablando?…”

Enseguida la pequeñita le responde.

“Estoy hablando con Juancito Sonriente, papi. Él es mi amigo, es un payaso y me visita todas las noches”

Matías sintió una sensación de claustrofobia, se sintió encerrado en una confusión cuando su hija le respondió eso, él como cualquier ser humano siguió hablando con la niña, pues la curiosidad le mataba.

“Y dime mi amor, ¿Juancito esta dentro del espejo?”

Lo que la niña contestó, le heló la sangre por completo y según él esas palabras jamás saldrían de su cabeza.

“No papi, Juancito Sonriente no está dentro del espejo. Juancito Sonriente esta detrás nosotros, lo que pasa es que a él no le guste que lo miren a la cara y siempre me susurra al oído: “Nunca mires atrás”…”

El papá no halló que hacer, simplemente se quedó mirando a su niña con una cara de impresión porqué no es normal que una niña de seis años te conteste de esa manera.¡En ese momento Matías lo sintió.

Sintió una presencia detrás suyo que lo perturbó y en un momento desesperado por saber quien era o qué era lo que estaba detrás suyo él volteó!…Para su sorpresa no había nadie, eso le causó un gran alivio pero aún así él sabía que aquella experiencia fue real; Matías se levantó y convenció de ir a dormir a Susana, la niña hizo caso y se acostó, el papá con una breve muestra de cariño la arropó y se marchó.

La pesadilla comenzó al día siguiente cuando un estrepitoso grito le perturbó el sueño, era su esposa, Lorena y provenía del cuarto de Susana.

¡Matías se levantó como un loco de la cama, salió al pasillo y en pocos segundos había llegado a la habitación de su hija!. Allí estaba Lorena, en una esquina en estado de shock, su mirada perdida sobre la cama de su bebé donde se hallaba el cadáver de Susana, destrozado completamente su cabeza había girado 180º sobre su eje y lo más aterrador es que dentro de su boca encontraron una gran cantidad de golosinas.

Lo más aterrador es que en la pared de la habitación había un texto escrito con la sangre de la niña donde decía claramente lo siguiente:

“Ella te dijo que no miraras atrás”

Esta historia me la contó Marlon el hermano de Matías, él me comentó que Lorena fue internada en el Hospital Psiquiátrico de Caracas, ella no volvió a ser la misma; en cuanto a Matías… bueno, él se suicidó, no pudo vivir con el arrepentimiento de haber mirado a atrás aquella noche.

— Via Creepypastas

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