El Pueblo Maldito capítulo 1: Acorralados

Asesinos del Zodiaco
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El Pueblo Maldito 1

La Luna iluminaba la oscura noche. Se escuchaba golpear la lluvia contra el techo del auto rojo. Los truenos sonaban en nuestros oídos .Parecía que la carretera se hacía más larga cada segundo.

Yo estaba al volante, tratando de no cerrar ni un milímetro los ojos. Mi amigo, sentado al lado mío, roncaba. Mi otro compañero, Juan, se hallaba sentado atrás, leyendo una historieta de la guerra de las galaxias. Parecía que la hubiera cuidado con el alma, pues estaba reluciente, después de haberla leído cincuenta veces en el viaje. Matías seguía durmiendo.

Parecía la Bella Durmiente. Luego de unas cuantas horas, llegué a divisar una estación de servicio. Desperté a Matías, con un golpe en el brazo.

-Estacionaré aquí, bajaremos por algo de comer, y luego seguiremos el viaje, ¿si?- dije estacionando.

  • ¿Puedo quedarme? Estoy en la parte en que Darth Vader lucha contra Luke- preguntó.

-Sí, sí, quédate con tu historieta, ya volvemos- le avisé. Matías y yo bajamos del vehículo. Entramos en una tienda. De la nada apareció un hombre gorgorito y con barba. Llevaba una mancha roja en su chaleco, pero no me animé a preguntar que era.

-¿Qué miran, eh?- preguntó enojado- si no van a pedir nada es mejor que se larguen de aquí- gruñó.

  • Queremos…- dije recorriendo con los dedos unas barras de chocolate- Esas Tres- dije. El gorgorito tomó lasbarras y me las lanzó en la mano.

Yo le entregué el dinero, sin dejar de mirarle la mancha roja. Estaba seguro que eso era sangre. ¿Sería un asesino? No lo sabía. Y no tenía pruebas. Pero daba igual. En unos minutos estaríamos en el hotel.

Salimos y al llegar al auto comprobamos que Juan no estaba. Su historieta estaba tirada en el suelo mojado. Él no la hubiera dejado ahí, tirada como un trapo. Había una marca de sangre en la primera página.

-¿Dónde está?- preguntó Matias mirando hacia varias direcciones.

Sin contestar, avancé hacia una puerta con manchas rojas. Miré a Matias. Luego, la abrí. Estaba todo oscuro. Ni siquiera una miserable lucesita que iluminara un sucio rincón. La habitación olía mal. Saqué mi celular, y con la luz, iluminaba. Seguí unas gotas de sangre. Encontré a Juan atado junto a unas cajas. Pero no me animé a avanzar. Temía que hubiera algun tipo de trampa.

Finalmente me dijo que no había nadie. Entonces me acerqué, y lo desaté. Cuando salimos afuera, habían varias personas. Todas nos observaban con sus ojos amarillentos. A algunos les faltaban dientes.

-¡¿Qué quieren?!-pregunté asustado.Nadie contestó. Estábamos acorralados.

— Via Creepypastas

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