La niña de la ventana

El cielo se estaba oscureciendo, las puertas de las casas se cerraban, no había nadie afuera excepto una niña.
Yo estaba asomada por la ventana. La miraba atentamente, y ella a mi. Estaba pálida, su ropa rota estaba y ella, descalza. Tenía yerba y trozos de hojas en su pelo rubio, tan rubio que casi era blanco. Veía como se acercaba a la casa, sin mover sus pies. Y de repente, mi madre me dijo que era hora de irme a la cama.
Eso era anoche, hoy estoy mirando por esa misma ventana, con la misma niña devolviéndome la mirada. Me acerqué a la puerta y salí afuera. Miré adonde ella debería estar pero ya no estaba. Me di la vuelta y me fui a mi cama. Me acosté y cerré los ojos.
Alrededor de la medianoche, escuché un grito desde afuera de mi ventana. Abrí mis ojos rápidamente, pero ya no escuché nada más. Hasta que cerré mis ojos otra vez. Me salí de la cama y miré por la ventana y ella estaba allí. Pero con una diferencia: había sangre en su vestido. De repente, ella saltó por la ventana y entró a mi habitación. No sé cómo lo hizo, pero sin que me diera cuenta, me clavó el cuchillo que tenía escondido por detrás de su espalda. Y lo único que podía ver era el color negro.
Yo ya no estaba allí. Yo ya no existía. ¿O sí?
Ahora voy vagando por las calles, buscando a esa niña. La venganza será mía. Pero hasta que la encuentre, me voy a tener que conformar contigo.
— Via Creepypastas