El vaquero del infierno

Un día, en los años de las pistolas, los caballos y el tabaco masticable, había un chico de 22 años que tenía una puntería muy buena para disparar con el arma. Más buena que la de cualquier hombre, todos lo aclamaban. Mujeres y hombres se le acercaban para que fuera su tutor y aprender esa puntería tan exacta. El chico, era callado y solitario y tenía tan buena puntería y tan exacta, que podía disparar al ojo de una ave desde sesenta metros de distancia. Pero su deseo era poder hacer esta proeza desde mucho más, la autosuperación, ese era su deseo.
Un día, el chico salió al pueblo, estaba enojado y no sabía porque, de él salió una tentación de matar a alguien, estaba muy perturbado por lo que estaba pensando. Su enojo, crecía más y más que al ver a un viejo anciano en un callejón, lo golpeo y sacó su pistola. En ese instante, el hombre dijo:
– Hagas lo que hagas conmigo, tu estarás tan arrepentido de que harás, que tu cordura se esfumara.
El chico disparo y el hombre se desplomo en el acto. Todo el mundo se dio cuenta de lo que hizo, los habitantes del pueblo estaban tan horrorizados al ver ese cadáver que empezaron a lamentarse y gritar. El chico se fue corriendo, hacia el desierto.
Estaba tan horrorizado de lo que había hecho, que solo murmuraba “lo que hice no tiene perdón”, cuando de repente se le aparece una sombra. La sombra le dijo con una voz algo normal:
– Yo sé lo que has hecho, déjame ayudarte.
Entonces el vaquero dijo:
– Haz lo que quieras, ya no quiero vivir.
La sombra le lanzo un hechizo. Ahora, él tenía un sonrisa sádica y su piel era gris. Y la sombra dijo:
– Ahora eres inmortal. Si alguien se atreve a ver tus ojos, morirá al instante.
Ahora el vaga por las calles murmurando “lo que hice no tiene perdón” y espera a que veas sus ojos, así que cuidado…
— Via Creepypastas