Algo Inesperado

El Puente Negro
El Puente Negro

Me encuentro acostada sin poder dormir, me doy vueltas y vueltas y no puedo conseguirlo. Al lado mío estaban mis odiosas hermanas mayores durmiendo una al lado de la otra. La noche era fría y bien oscura, el viento resoplaba una brisa bien helada y la música de la noche eran solo los grillos del patio del patio de casa.

Poco a poco logro conseguir el sueño, pero de repente se escuchan tres sonidos huecos provenientes de la puerta, me levanto enojada y fastidiosa sabiendo que seguro que era algunos de los novios de alguna de mis hermanas. Me asomo por la ventana y no había nadie, solo estaba únicamente ahí la alfombra roja que decía bienvenidos. Me vuelvo a acostar y luego de alrededor de cinco minutos, nuevamente se escuchan esos huecos sonidos

  • ¿¿¡¡Quien es??!!- gritaba la niña de tan solo 8 años en un tono ya fastidiosa-ya no jueguen mas Martín o Federico, cualquiera que sea de los dos Y nadie respondía, los únicos que emitían sonido eran esos molestos grillos. Se levanta ahora no enojada, si no con miedo y escalofrío en todo su cuerpo. Se acerca lentamente hacia la ventana, corre la cortina despacio y con cuidado, mira para donde dice bienvenido y otra vez no había nadie, se corre hacia la puerta mueve la perilla tratando de hacer el menor ruido y sale hacia fuera.

Temblaba aun mas del frío que hacia en la noche, mira hacia ambos costados y no había nadie, puede ser mi imaginación pensaba la niña. Cierra la puerta y por las dudas mira de nuevo hacia fuera…y nuevamente se escuchan esos ruidos ¡pac pac pac! Abre los ojos del miedo sin entender de donde provenía eso y cada ves mas fuerte los oía ¡pac pac pac! se da vuelta lo mas rápido que cualquiera se pueda imaginar, y ahí estaba la silla sola en la oscuridad que provenía del comedor, marrón oscura y con un respaldo gastado por el tiempo, se movía lentamente hacia los costados dirigiéndose hacia donde estaba ella apoyando primero las dos patas delanteras para un lado y luego las traseras hacia el otro. No podía gritar ni respirar, estaba completamente paralizada por el miedo con la boca entreabierta, hasta que pudo obtener el mayor valor posible y corrió lo más rápido que pudo costeando la silla hacia la pieza de su madre.

No gritó ni la despertó, solo se quedo abrazándola tapada hasta la punta de la cabeza sin pensar en lo que vio y solo darse la idea que fue solo parte de su imaginación.

Salía el sol, los pájaros cantaban y era todo igual de siempre como todos los días, se despierta sola en la cama, ya se había levantado su mama y se escuchaban llantos y llantos en toda la casa, se levanta de un salto y se dirige hacia el comedor, sus hermanas estaban abrazando ala mama tratando de consolarla, la niña asuntada se le acerca y le pregunta:

  • ¿Mamá mamá que te pasa, estas bien? – Si hija estoy bien, solo que tu tía rosa ayer por la madrugada falleció de un paro cardíaco sentada en su silla.

— Via Creepypastas

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