La ballena varada

Allá afuera
Allá afuera

Día 1

Hay una tormenta en el mar y nada más que estática en la radio. Estoy en el faro para asegurarme que el generador funciona y la luz sea visible a pesar de la tormenta. Mañana comprobaré el resto de la isla para evaluar los destrozos.

Día 2

Una ballena ha quedado varada cerca del embarcadero. Su piel secando y una especie de bilis oscura está saliendo de su agujero de respiración. Debería contactar con alguien sobre esto, pero la tormenta se ha llevado todos los barcos y no tengo otros medios de contactar con tierra hasta que la comunicación se arregle.

Día 4

Visito a la ballena cada día y le echó agua sobre ella, pero no pienso que lo consiga. No he visto ni un solo barco desde la tormenta. Me he pasado horas observando la costa con mis prismáticos y los pueblos se ven desiertos. ¿Ha habido un emergencia? ¿Una guerra? ¿Está la señal de radio caída por eso?

Día 6

Los ojos de la ballena se han tornado de un blanco lechoso y su cuerpo ha empezado a abotargarse, pero aún se niega a morir. Gime y se retuerce y apesta en un charco formado por su propia bilis ennegrecida. No puedo seguir viendo esto. Me he concienciado de ello, mañana por la mañana, la sacaré de su miseria.

Día 7

Las cosas han salido muy, muy mal.

No sé por qué he pensado que electrocutar a la ballena sería mucho más humano que dispararla. Cuando he conectado los cables a su cabeza y he encendido el generado, su cuerpo a explotado. Hay sangre y vísceras por todas partes y mucho más de esa bilis negra.

Pero eso no ha acabado con la ballena. Aún sigue ahí, retorciéndose con sus intestinos y vértebras aún pegadas a su cuerpo.

Lo peor de todo es que la explosión me ha cubierto de esa desagradable bilis. Incluso me he tragado un poco de ella. Me he pasado toda la mañana vomitando, luego me he desmayado por la tarde. No puedo recordar qué ha pasado, pero me he encontrado a mi mismo caminando por la isla. No tengo una opción sino que intentar usar la luz durante la noche para enviar un mensaje de socorro.

Día 11

Ayer un barco respondió a mi llamada, pero volví a desmayarme según se acercaba.

Cuando recupere la consciencia, me encontraba a bordo, pero toda la tripulación estaba muerta. Hombres en trajes especiales, soldados muertos con sus armas. No tengo ni idea de cómo murieron, o porque estoy cubierto de quemaduras y lleno de agujeros de bala, o porque esta bilis negra se escapa de mí. No puedo sentir ningún tipo de dolor. No me importa no haber comido desde hace tres días.

Al menos ahora puedo usar este barco. Pienso poner rumbo a tierra en este momento mientras veo como mi amiga ballena nada al lado mío. Su esqueleto y órganos están ahora pegados con sangre coagulada y ha aprendido a propulsarse por sí misma con sus propios intestinos, dejando un rastro de miasma negra detrás. Estoy contento de que ambos hayamos salido de esa maldita isla. Nada nos podrá parar ahora.

— Via Creepypastas

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