Esquizofrenia con delirios paranoides graves

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Cuando vi que la mujer a la mitad del camino abofeteaba al aire, lo reconocí: esquizofrenia. Me le acerqué, y ella se volteó. La expresión de su rostro se contorsionaba horriblemente y sus manos gesticulaban que me alejara.

—¡No, no! ¡Vete, vete ya! —demandó, encaminándose calle abajo.

La seguí desde la distancia teniendo el cuidado de no asustarla.

—Aún puedo verte —me acusó mientras veía el cielo, doblando sus manos sobre su pecho.

Ralenticé mi paso.

—Vete ya, vete ya, otro día volverás —cantó sin dejar de sacudir su cabeza.

Abruptamente, se detuvo e hizo un giro de noventa grados a su derecha, entrando al callejón pequeño, chocando sus puños entre sí por reflejo. Era claro que no estaba tomando su medicación y que sería un peligro para sí misma y para otros. La seguí.

—¡No, no, NO, NO! —exclamó; su voz se agudizaba más y más.

Vi la fuente de su recelo, estábamos en un callejón sin salida.

—Oye —le dije, extendiendo un brazo para calmarla—. No pasa nada, soy un doctor. Puedes confiar en mí.

—¿Puedo confiar en ti? —me dijo, sonriendo y agachando su cabeza con emoción.

—No estoy aquí para hacerte daño.

—Lo sé —rio inocentemente—. No te tengo miedo a ti.

—Necesito conseguirte ayuda. ¿Te quedarías aquí mientras uso mi teléfono?

—¡Le tengo miedo a eso! —anunció señalando como una colegiala, apuntando más allá de mí y hacia el camino detrás.

Me giré con lentitud y no vi nada, excepto las hojas del callejón arremolinándose.

Ella rio:

—Ah, no puedes verlo, ¿o sí? Eso debe ser más aterrador.

Se recostó contra la pared y se dejó caer en una posición sentada.

Hablé con una colega. Un vehículo había llegado dentro de veinte minutos. A lo largo de todo ese tiempo, ella mantuvo sus ojos enfocados en el camino más allá del callejón.

Los paramédicos se acercaron y me ayudaron a levantarla.

—¿Por qué ya no tienes miedo?

Me sonrió con malicia.

—No puede entrar por la calle estrecha del callejón.

—Vamos a salir por ahí.

—Está bien —contestó.

—¿No te da miedo?

—No.

—¿Por qué no?

—Ya no me quiere —se rio entre dientes—. Te quiere a ti.


Subido por: Naaga

— Via Creepypastas

Total
0
Shares
Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Related Posts
Asesinos del Zodiaco

Vassago

Vassago (también conocido como Vasago o Usagoo) es el tercer demonio descrito en La llave menor de Salomón.…
Read More
Fuente

Nodens

Apariencia: Suele mostrarse como un hombre anciano de poblada barba, ataviado con una larga túnica y montado e…
Read More
Asesinos del Zodiaco

Hermanas Gemelas

De niñas, mi hermana Cassie y yo no sabíamos que éramos diferentes. ¿Cómo podríamos? Pasábamos todo el tiempo…
Read More
Allá afuera

Beatriz

Beatriz. Tu nombre evoca en mi memoria sentimientos encontrados. Imposible olvidar esos ojos de un verde tan profundo…
Read More
Asesinos del Zodiaco

Mirada fija

…Mientras me colocaba en posición fetal al lado de aquel jarrón roto, aquella persona me miraba fijamente aún…
Read More
Objetos olvidados en tu interior

La pata de mono

La pata de mono ( Año 1901) por William Wymark Jacobs Aviso: Esta pasta está_LARGA_ . Capítulo I…
Read More
Allá afuera

Adiós, mundo cruel

Mi pintoresco pueblo, visión universal de la calma, cuenta también con una imponente tasa de suicidio. Solíamos culpar…
Read More