El sillón del diablo
Esta leyenda se remonta a 1549, en esta fecha se fundó la Cátedra de anatomía en la universidad de Valladolid España. A esa cátedra acudió un joven portugués llamado Andrés de Prohaza un joven de 22 años muy interesado en la anatomía.
Ese mismo año desapareció un niño de 9 años, mientras que los vecinos de la calle Esgueva observan que desde la casa del joven Andrés ven salir agua sanguinolenta a través del desagüe. Tras escuchar gemidos y extraños ruidos que suben desde el sótano de la casa alertan a las autoridades. Lo que encontraron al abrir el sótano fue impresionantemente terrorífico, el cuerpo del niño desaparecido es encontrado descuartizado , le habían practicado una autopsia en vida, también encontraron cadáveres de animales a los que les realizó la misma autopsia.
Andrés alegó que el diablo le obsequió una silla que estaba en su escritorio en la que escribía sus diabólicas ideas y sus terroríficas notas de magia negra o descripciones de sus autopsias que practicaba con los seres vivos que cazaba prometiéndole que, si hacia todo eso, le daría la gran sabiduría que él pretendía.
Al proceder a registrar los demás pisos superiores de su casa, se encuentra la silla de cedro con respaldo y reposo de cuero y color es marrón.
Andrés fue condenado por la Inquisición a morir en la hoguera. La leyenda que ha llegado hasta nuestros días relata que aquel que se sienta en la silla o bien muere a los dos o tres días o bien adquiere todo el conocimiento del mundo.
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