El Boticario

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

En el año 1800, Carl Winchester y Marta Write tuvieron un hijo. De pequeño, William Winchester no era muy espabilado hasta que un día de 1813, supo lo que era la pena y la tristeza por primera vez. Su padre, Carl, contrajo tuberculosis y cayó enfermo, quedando con tan solo unos pocos días de vida.

Era 1820, cuando en Londres, William vivió su primer amor: Clara Blade. Pasaban todo el día juntos y él la amaba con locura, hasta que ella cogió la misma enfermedad que mató a su padre.

Igual que él, moriría lenta y dolorosamente; William volvió a caer en depresión y pena de alma, hasta que llegó el día de la muerte de Clara. Él pensó en el suicidio, en acabar su sufrimiento; pero su personalidad no correspondía a tal acción. Lo mejor que pensó fue en convertirse en Boticario.

Pasaron dos años hasta que William fue un profesional calificado. Al principio, no tenía muchos clientes. En 1827, endulzó la soledad con un segundo amor, que terminó por ser su esposa.

A los años adquirió mucha experiencia en la medicina. Un día, el dueño de una de las mayores empresas de Londres sufrió el cólera, del cual era casi imposible salir, y William curó al empresario. Este le regaló en agradecimiento un rifle Winchester y dos pistolas de alta gama.

Para ese entonces, el boticario era muy feliz. Pero un año después, su esposa fue hallada muerta y torturada, de una forma sádica, inimaginable; era sorprendente que pudieran reconocerla siquiera, pero nadie sabía lo que había pasado en verdad.

Él estuvo tan apenado que dejó su trabajo de lado por un tiempo, hasta que un resaltante empresario le llamó para recibir atención médica en las afueras de Londres.

William decidió ir a pesar de su depresión; no sería malo para su negocio y quizás podría distraerse un poco. Al entrar en la mansión, cayó por alguna especie de túnel o pasadizo y quedó inconsciente ante el golpe. Al despertarse, se encontraba inmovilizado por grilletes.

Apareció ante él un hombre complicado de describir, y dijo:

  • Le salvaste, pero él debía morir; así mi empresa sería la mejor de toda Inglaterra. Por tu culpa, yo solo soy un segundón. Ahora te mataré como el “Monstruo de la Caja” mató a la puta de tu esposa.

Sin más explicaciones, el desconocido comenzó su tortura. Abrasó sus extremidades, desolló su rostro con dolorosa lentitud. Rompió cada uno de los huesos de la víctima en vida, mientras esta sentía sus alientos escapar junto a la sangre de sus heridas.

Medico della peste 1

Y todo se volvió negro para William.

Cuando abrió los ojos, todo estaba frío. No sentía dolor, pero su cuerpo se mantenía destrozado como en el momento de su muerte. Entendió al instante lo que era ahora.

Recorrió la casa en busca de su asesino, pero no dio nunca con él. Su único hallazgo fue una máscara médica del renacimiento, una de aquellas usadas cuando la peste exterminaba a las masas. No lo pensó mucho para ponérsela, con la intención de ocultar su rostro deformado.

Salió de la mansión con suma calma y caminó hasta su ahora solitaria casa. Tomó su Winchester y ambas pistolas, con la imagen de su mujer torturada en mente.

La rabia y el odio fueron tales, que se convirtieron en el filo de sus cuchillas y en las balas de sus armas.

Buscó a su asesino hasta el fastidio, no el cansancio, pues su cuerpo ya no sentía. Al fin dando con él, se aseguró de que cada corte fuera lo más doloroso posible, pero no mortal; de que cada disparo fuera tentativo, cada palabra angustiante; desolló el rostro del culpable de la misma forma que este lo había hecho antes con él.

Para cuando acabó con su vida finalmente, no estaba satisfecho. Fue así como emprendió su viaje como un nómada, de ciudad en ciudad, regresándole a los homicidas y torturadores el dolor que ellos habían concedido a sus víctimas, con un objetivo en mente: dar al fin con aquel “Monstruo de la Caja” que mencionó su asesino, aquel que mató a su esposa.

Lo perseguiría hasta el fin de los días como su mejor presa, y aún hoy El Boticario sigue en busca del asesino de su amor.

— Via Creepypastas

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