La Fonda de Tete

Berenice
Berenice

Muchos hechos de la vida real con un poco de imaginacion logran convertirse en grandes cuentos de terror como el que puedes ver a continuación.

Teresita era la tercera que atendía la fonda de su abuela, al morir la viejecilla se la heredó a su hija y esta a su vez al caer enferma le cedió a su hija el honor de continuar el negocio familiar. Aunque Tete seguía al pie de la letra todas las indicaciones de su madre no lograba despuntar, se fueron perdiendo clientes y se vieron de pronto en unos meses pidiendo prestamos al banco para sacar la fonda adelante y poder también sobrellevar la enfermedad de su madre.

La casa y el local estaban en el mismo predio, así que lo perderían todo si no devolvían los ingresos a la época de oro de la famosa fonda de Tete. Solo esperaba la visita del representante del banco en cualquier momento para embargarle, él apareció un día sin avisar, cuando Tete había cerrado y preparaba el local para el siguiente día. Platicaron por unos momentos, sin llegar a una solución, el tramite era simple, “Me paga o la embargo” , le decía el hombre.

Tete muy decaída acompañaba al hombre a la puerta cuando escuchó la voz de su madre avisándole que iba hacia allá, la chica entró en pánico, pues a su madre no le caería nada bien la noticia de que estaban a punto de perderlo todo… tomó entonces un palo grueso de madera con el que extendían las tortillas y le dio en la cabeza al hombre, este cayó de inmediato bañado en sangre con una herida muy grave en la cabeza, Tete lo deslizó detrás del mostrador, antes de que su madre entrara, pero sin deshacerse de la mancha de sangre la madre entró, -¿Pero qué hiciste hija?- dijo la señora un poco impresionada al ver aquel charco, la chica se quedó muda y helada por unos instantes de absoluto silencio –Nada mamá, tire toda la lata de puré de tomate, mañana la repongo sin falta-,-Esta bien, pero apúrate a limpiarlo porque si no va a manchar el piso-,-Esta bien mama, espérame en la casa- Muy asustada y sin saber qué hacer con el cuerpo, lo dejó ahí y fue a casa a dormir a su madre, cuando esta pegó los ojos, Tete volvió a la fonda, corto al hombre en pedazos, y los guardó en el congelador, pues era más fácil deshacerse de el por partes que todo completo.

Al día siguiente, sin dinero en la caja, sin carne para comenzar a cocinar, tubo la genial idea de echar mano del desagradable hombre de la noche anterior, – Que sirva de algo el muy…- preparó varios guisos con él, que encantaron a los comensales que aun le seguían fieles, estos volvieron a hablar maravillas del lugar y esa misma semana estaba lleno de nuevo.

Las cosas no pudieron salir mejor, un nuevo representante del banco la visitó, diciéndole que había malos manejos en su caso, que al anterior encargado tenía deudas de juego y presionaba a los clientes sin avisarlo al banco, que seguramente ya lo había ajusticiado.

Sabiendo que nadie buscaba al sujeto, le sacó todo el provecho que pudo, antes de terminarse el cuerpo, consiguió uno nuevo, un extraño sujeto que siempre comía ahí, pero no tenía familia, así durante mucho tiempo, investigando a sus clientes entre platicas, fueron incluidos en el menú y la fonda de Tete volvió a brillar.

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