Leyenda terrorífica del convertible rojo

Allá afuera
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La siguiente leyenda terrorífica del convertible rojo es una de las más famosas y escalofriantes que he conocido a lo largo de mi vida. Desde que era un niño, la gente de mi pueblo aún se reúne cada 14 de noviembre para conmemorar esta fatídica fecha. Antes de iniciar con este relato, me gustaría decir que la historia que estás a punto de leer es una leyenda terrorífica que a más de uno les pondrá los cabellos de punta. La historia “oficial” dice lo siguiente:

En una de las autopistas más transitadas de todo el territorio nacional, de vez en cuando un convertible rojo circula a máxima velocidad. Las personas que lo han visto de reojo dicen que quien lo conduce es una hermosa muchacha rubia, quien a veces viaja sola y otras tantas acompañada de otras bellísimas mujeres, quienes se presume son sus amigas.

No se sabe a ciencia cierta a qué hora del día aparece, ya que eso depende en gran medida de las condiciones meteorológicas del momento. Por ejemplo, cuando es un día soleado, centenares de testigos la han visto transitar cerca de las 12 del medio día. Mientras tanto, si se avecina una tormenta fuerte o sopla mucho viento, su hora predilecta para arrebatar vidas son a las siete de la noche.

Desde luego, el relato no concluye en ese aspecto, sino que ahora voy a abordar lo turbador del asunto.

Se supone que si un automovilista que viaja solo observa al automóvil convertible por varios kilómetros seguidos, éste se detiene intempestivamente tal y como si le hubiera pasado algo en el motor. Como es lógico, la reacción natural de cualquier conductor responsable es la de bajarse ayudar, más aún si la dama que está en apuros es bien parecida, como la que describen las crónicas de esta leyenda terrorífica.

Sin embargo, los lugareños recomiendan que bajo ninguna circunstancia las personas deben descender de su unidad, ya que si lo hacen corren el peligro de ser asesinadas (directa o indirectamente) por espectros del más allá.

Para que esto quede más claro, voy a referir lo que le sucedió a Santiago Morales.

A este individuo le gustaba jugar carreras de velocidad con cualquier persona que poseyera un automóvil deportivo. De hecho, la última vez que se le vio con vida, las cámaras de vigilancia de la policía de caminos vieron cómo el auto de Santiago se le emparejó a un convertible rojo.

Ambos coches corrieron a una velocidad promedio de 200 km/h. Luego de transcurridos 50 segundos, el carro rojo desaparece de las cámaras y el coche de Santiago se estrella contra una barda de protección y se incendia en un santiamén.

Pese a los esfuerzos de los cuerpos de rescate, por liberar a aquel individuo de las llamas, les fue imposible llegar a tiempo, pues cuando por fin pudieron acercarse ya no había más que cenizas.

Los suspicaces argumentan que esto es únicamente una leyenda terrorífica y nada más. A pesar de eso, las estadísticas arrojan que luego de que esta lamentable muerte sucediera, las personas que viajan a exceso de velocidad en este tramo carretero es de apenas el 3%.

Ya lo sabes, si te topas con un auto convertible conducido por una rubia, desacelera y deja que siga su camino, ya que si no lo haces estará de por medio tu propia vida.

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