¡Ven!, La viejecilla Azul

Era una noche muy calurosa, estaba de vacaciones en la casa de mi hermano yo dormía en una habitación junto al baño con mi madre, en la habitación de enfrente mi hermano y su familia.

En mi cuarto no había televisión así que me dormí temprano, no sé cuánto tiempo pasó, pero me desperté porque tenía frio, me senté en la cama, algo en la puerta me llamo la atención, una especie de luz azul iluminaba de manera muy tenue el descanso entre las habitaciones, me quede sentado ahí viendo con curiosidad, la luz de pronto empezó a tomar mayor intensidad por el lado derecho de la puerta, algo que parecía una tela traslucida se asomo de pronto hasta formar una figura humanoide en el centro de la puerta, ahí sentí miedo, no sé si grite o que pasó pero mi madre se despertó, al verme ahí inmóvil viendo hacia la puerta me preguntó – ¿Qué pasa?¿tienes miedo? ¿Hay algo en la puerta?

No imagino cómo era mi expresión en ese momento que sin decir palabra alguna ella supo lo que pasaba, lo más que puedo recordar es que no podía moverme, solo estaba ahí sentado viendo como la figura cada vez se aclaraba mas su rostro era el de una anciana, pero no tal cual, si no como si su piel fuera muy delgada y se rompió con el viento, el cabello largo casi hasta sus pies, flotaba a su alrededor igual que su ropa como si estuviese bajo el agua, porque la luz azul era densa, con burbujas brillantes, en lugar de ojos tenia huecos profundos y negros, la boca la estaba muy abierta como si estuviera gritando pero yo no escuchaba nada, absolutamente nada, ni los grillos que son tan comunes en esas épocas. Su manos estaban tan rasgadas como su ropa, en ningún momento pude verle los pies, el vestido era muy largo y no tocaba el suelo, más bien flotaba y se movía como si fuera una hoja de papel en el agua.

No se movía de la puerta, parecía que no pudiera pasar, pero igual mi horror creció porque mi madre se puso inquieta, en ningún momento despegue mi vista de la anciana, creo que ni parpadee, entonces le dije –Tengo miedo, acuéstese aquí conmigo- , en el momento en que ella se levanto la viejecilla azul en la puerta hizo un gesto de desaprobación, estiró la mano y me dijo -¡Ven!- al mismo tiempo que se inclinaba hacia enfrente y con impulso volaba muy rápido hacia mi…

Caí desmayado y no supe de mí, pero a la fecha no olvido como parecía algo tan real, su ropa era traslucida pero el cuerpo no, se veía muy solida…estaba ahí.

Fuente: cuentosdeterror.mx

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