Tengo sed…

Dormía como siempre, sin saber al menos si despertaría o no.
De pronto, susurraron a mi oído “Tengo sed…”
Me levanté sobresaltado, sin alguna idea de quien había sido.
Miré mi brazo derecho sin saber porqué y me hallé con que estaba sangrando.
Esa voz susurró de nuevo a mi oído mientras miraba a alguien morder mi brazo de nuevo…
“Tengo sed de sangre” susurró nuevamente
— Via Creepypastas