Susurros de medianoche

Era una noche de sábado a las 20:00 horas.
Mis padres me habían dejado por una noche sola por primera vez, y habían procurado que todas las ventanas y puertas estuviesen cerradas.
—Ya nos vamos. No contestes llamadas ni abras la puerta.
—No te preocupes, mamá —dije.
Todo transcurría bien. Estaba editando un vídeo para subirlo a mi canal de YouTube, mientras hablaba por Facebook con una amiga. Cuando lo subía, empecé a escuchar golpeteos que venían de la ventana. Eso era raro, ya que mi patio era cerrado. Me fijé quién era, y solo vi dos ojos brillando en la oscuridad. Mi sorpresa fue mayúscula, pero decidí no decirle a mis padres. Tenía miedo de que fuera un asesino o un acosador…
Empecé a escuchar a la cosa susurrar:
—Vuelvan, vuelvan…
Sus ojos reflejaban tristeza profunda. Yo decidí ignorarlo, pero en un momento, los golpes se convirtieron en puñetazos y los susurros en gritos. Empecé a cansarme, así que pueda de la irritación, le grité y abrí la puerta. Eso es lo que recuerdo, ya que luego desperté en el hospital, con mis piernas rotas y un brazo devorado.
Gritaron mis padres al unísono.
—¿Qué me pasó? —pregunté.
—No lo sabemos, pero cuando tus padres llegaron, te encontraron inconsciente y malherida —explicó mi enfermera.
Después de eso, mis padres me dijeron que me fuera a dormir y se fueron de la habitación.
Quizás haya sido cosa mía, pero desde ese día veo los ojos brillantes, que ahora parecen desesperados, susurrando:
—Muere… Muere…
— Via Creepypastas