Sheila

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Habíamos comprado una botella de whisky, coca-cola, hielos, y vasos; lo ideal para tomarnos unas cuantas copas en la playa, mis tres amigos y yo.

Hacía una noche estupenda, el cielo estaba precioso, muchas estrellas y una preciosa y gigantesca luna llena. Hablábamos de las chavalas, de fútbol, de motos, de la gran fiesta que íbamos hacer para acabar el verano.

La conversación estaba muy animada, así que uno de mis amigos y probablemente bajo los efectos del alcohol, empezó a contarnos chistes muy malos, pero nosotros también estábamos bajo los efectos del alcohol y nos reíamos más; hasta que uno de mis amigos nos contó una leyenda que había escuchado en un pueblo mientras estuvo de vacaciones; se puso muy serio y parecía que no había bebido ni una gota de alcohol:

“Escuchadme os voy a contar una leyenda que me enteré hace poco en el pueblo de mi padre, veréis, al parecer cuando hay luna llena, si te metes en la ducha y cierra los ojos y repites tres veces Sheila”…

“No me lo digas, ¡aparece Sheila! ¿verdad?” le interrumpí yo con tono burlón, “aahhhn, tú también te sabes las historia” me dijo mi amigo sorprendido, “no me la sé, pero eso es un clásico, tío, si subes las escaleras y repites Verónica tres veces, aparece el fantasma de Verónica y te empuja… Jajaja” empezamos a reírnos los tres amigos.

Pedro no se reía e incluso llegó a enfadarse,“ustedes reíros pero esa niña ha matado a mucha gente, “bueno y… ¿Quien coño es o era Sheila?” le preguntó uno de mis amigos, “pues… era una niña que murió desangrada en el baño, porque creo que resbaló y se dio un fuerte golpe en la cabeza, intentaba pedir ayuda, pero nadie la escuchaba, su madre no la escuchó porque estaba borracha, y ahora pues… Busca venganza o algo así”

Miré a mis otros dos amigos y empezamos a descojonarnos de risa, Pedro que fue él contó la historia se cabreó mucho y nos dijo que él siempre se duchaba con los ojos abiertos y cantando, desde que escuchó esa historia, nosotros más nos reíamos, pero, en parte tenía razón, porque fuera verdad o mentira siempre que te dicen que no pienses en algo… Lo haces, es increíble.

Así que seguimos con nuestra charla y con nuestras copas; cuando el whisky se acabó nos fuimos a bailar a una discoteca y de ahí para casa.

Durante el camino de vuelta, uno de mis amigos dijo la mayor gilipollez que se podía decir en esos momentos, “no tenéis cojones de ducharos ahora…”, Pedro miró al cielo y vio la enorme luna llena, “si decís tres veces Sheila, os podéis llevar una sorpresita…” Dijo. Fran nos miró a los tres y nos retó a ducharnos, sin o diciendo Sheila, porque luego de la ducha nos íbamos a conectar a Internet para contar nuestra “experiencia con sheila”.

Al principio me pareció una buena idea incluso graciosa, pero al final no lo fue.

Llegó el momento de separarnos a pesar de las risas había cierto cague en la cara de mis amigos, y también por supuesto en la mía. Cuando llegué a mi casa, entré en mi cuarto y me desnudé. Me dirigí al cuarto de baño y encendí la luz, suspiré y cerré la puerta.

Antes de entrar en la ducha tengo que reconocer que me lo pensé bastante pero al final entré, así que abrí el grifo y empecé a echarme el agua por el cuerpo, la verdad es que se apetecía esa ducha ya que habíamos sudado mucho en la discoteca y hacía una calor impresionante.

Empecé a echarme agua por la cara y cerré los ojos, en ese momento a mi mente se le vino un solo pensamiento, “Sheila, Sheila, Sh…” y rápidamente abrí los ojos, estaba acojonado, había estado apunto de decir el nombre de Sheila tres veces y… Pero qué coño estaba diciendo, yo mismo me había reído de eso y ahora estaba acojonado, vaya estupidez.

Así que de nuevo lleve la ducha a la cara y volví a cerrar los ojos…“Sheila, Sheila, Sheila” y ahí se quedó en blanco mi mente, abrí los ojos, joder lo había dicho, me quedé totalmente inmóvil, había un silencio sepulcral cuando de repente, ¡CHAS!, la luz del baño se apagó, y al ocurrir esto escuché un ¡Clic!, era el sonido del cerrojo de la puerta que se había echado.

En ese momento me encontraba a oscuras, podía ser una casualidad lo de la luz, ¿Pero lo del cerrojo?, será algo que se habrá caído en la cocina, pensé. Estaba totalmente paralizado, solo se escuchaba el agua de la ducha, totalmente a oscuras, no me atrevía a abrir la cortina de la ducha, estaba muerto de miedo, mi respiración era fuerte y rápida y mi corazón parecía que se iba a salir de mi pecho.

No sé cuánto tiempo pasó cuando la cortina de la ducha se movió de tal manera como si alguien hubiera pasado rápidamente al lado suya y la había movido con el viento, fue cuando el cuarto de baño empezó a recobrar la luz debido a la intensa luna que había, fue cuando vi la silueta de una niña a través de la cortina del baño, solo veía eso estaba aterrorizado, la silueta cada vez se acercaba más, mi respiración era muy intensa y sonora, la silueta de la niña estaba delante de la cortina del baño, yo tenía la ducha en la mano, se me pasó por la cabeza darle un golpe a esa cosa, pero no me podía mover, así que paso sus manos por la cortina con la palma abierta de arriba abajo y de abajo arriba, notaba como su cabeza estaba totalmente apoyada en la cortina, parecía que iba a entrar en la ducha, sus manos no dejaban de moverse hacia arriba y hacia abajo, no paraba y cada vez lo hacía más rápido y con más intensidad, yo no sabía qué aspecto tenía, sólo parecía tener el pelo largo, solo eso, no sabía cómo iba vestida ni nada, el miedo cada vez se apoderaba más de mí, la silueta no se quitaba de la cortina y yo cada vez estaba más asustado, mi corazón latía a un ritmo frenético, creía que me iba a dar un infarto o a desmayarme, yo aguantaba en la ducha, no hacía nada y ella tampoco, así que cerré los ojos y pensé “vete, vete, vete”.

Cuando los abrí la silueta ya no estaba allí, y la luz vino, fue cuando abrí la cortina del baño y ver reflejada en el espejo una cara totalmente blanca y unos labios acorde con la cara, tenía los ojos de un color celeste pero muy claro y un pelo largo y mojado, me dedicó un breve sonrisa mientras me miraba con los ojos muy abiertos, desapareció a los pocos instantes, entonces abrí el cerrojo que aún seguía puesto y salí corriendo a decírselo a mis padres, “papá, mamá… Una niña, en el baño, una niña muerta” mis padres estaban dormidos y se llevaron un buen susto, creían que había tenido una pesadilla.

Pero joder estaba desnudo y muerto de miedo, temblando, tanto era mi miedo que

Esa noche tuve que dormir con mi madre y mi padre se tuvo que ir al sofá.Al día siguiente mi madre me despertó… “te tengo que dar una mala noticia”, aún tenía el miedo metido en el cuerpo, entonces mi madre me dijo que Fran y Carlos habían muerto por causas desconocidas en esa noche, entonces rompí a llorar, “fue la niña, fue la niña…” no paraba de repetir una y otra vez “¿Qué niña, cariño?” me dijo mi madre, “Sheila, si dices su nombre mientras te duchas y hay luna llena, aparece su espíritu para matarte”, mi madre me miró y me dijo “hijo mío es normal que pienses esas cosas,es un golpe muy duro”, “es verdad joder, yo la vi anoche, pero no sé por qué no me hizo nada”, mi madre no me creía y yo cada vez sentía más impotencia.

Estuve el día entero en mi casa, sin salir, sin llamar a nadie, fue cuando me di cuenta que a Pedro no le había pasado nada, me levanté para llamarlo pero no pude.

Cuando asistimos al funeral de Fran y Carlos allí estábamos todos los amigos,una vez que concluyó, Pedro se acercó a mí y me dijo, “no quiero hacer leña del árbol caído, pero yo tenía razón”,”¿como que a ti no te paso nada?” le pregunté a Pedro,“pues porque yo no me duché” me dijo con una triste risa en sus labios,”¿y porque a mi no me hizo nada?”, Pedro me miró seriamente, “no lo se,quizás tuviste suerte de tener cortinas en tu baño”,me dijo riéndose, a estas palabras yo le afirme con la cabeza mientras dibujaba una breve risa en mi boca.

Al llegar a casa no quería entrar en el baño, pero lo tuve que hacer por necesidades fisiológicas, al entrar en el baño sentí un escalofrío en todo mi cuerpo y notaba la presencia de alguien o algo, cuando acabé salí corriendo hacia los brazos de mi madre, estuve así casi un mes entero, hasta que me acostumbré a ese escalofrío y a esa presencia fantasmal que me acompañaba en cada meada.

Hoy en día han pasado 3 años de todo esto, aún cuando entro en el baño siento ese escalofrío y la presencia de alguien, ¿Quizás Sheila?, puede ser porque una vez duchándome (ahora utilizo el método de Pedro,cantar y tener los ojos muy abiertos), sentí que alguien estaba allí, pero seguía cantando, escuchaba como escribían algo en el espejo, aprovechando que este estaba empañado,al salir de la ducha no me lleve ninguna sorpresa al leer allí mismo “TE ESPERO, SHEILA”.

— Via Creepypastas

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