No soy solo un sueño

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

¿Quién podría pensar que la persona en la que más confías, a la que más cariño ofreciste, sería la que te apuñalase por la espalda?, ¿pero quién soy yo para hablar de amabilidad? Solo podría decirse que los monstruos antes eran personas.

Antes de lo ocurrido, Amaia era una joven muy extrovertida y estudiosa, o al menos eso aparentaba. Tenía unos hermosos ojos verdes claros y su cabello era una bella mezcla de rubio y castaño. Siempre se caracterizó por verle el lado positivo a las cosas, aunque por dentro sufría bastante, ya que constantemente era víctima de múltiples pesadillas. Estas no eran solamente sueños, porque cuando la niña no dormía, esa “cosa” tornaba una forma anormal y la seguía a todos lados, nunca la dejaba en paz, ella lo llamaba “Sr. Oscuro”.

Sin embargo, eso no era todo. Su padre se había suicidado cuando ella apenas había cumplido 7 años. Sin entender lo que pasaba la niña desde ese día fue enviada a terapia, eso se repitió hasta el día de hoy.

Nunca entendió por qué su padre había tomado tal decisión de quitarse la vida. En varias oportunidades intentó hablar sobre aquello con su madre, pero ella nunca quiso volver hablar sobre el tema.

En el instituto era normal, mayormente. En este se encontraba el típico grupo de chicas que pasaban la mayoría de su tiempo inventando chismes o informándose sobre los demás. Pero Amaia era algo popular y querida, por lo que pocas veces llegaron a hablar mal de ella.

Luego de una larga noche de pesadillas por fin empezaron hacer presencia los rayos del intenso sol atravesando la delicada cortina y alumbrando el rostro cansado de la menor, permitiendo que se despertara muy fácilmente.

Al levantarse se colocó su uniforme escolar y, luego de arreglarse, bajó a la cocina donde se encontraba su madre esperándola con el desayuno preparado.

—¡Buenos días, cariño! —Saludó su madre con ternura.

—¡Buenos días, mamá! —Dijo Amaia sonriendo luego de sentarse a comer frutas junto a ella.

—¿Te sientes mejor ahora? —Dijo la madre mirando con preocupación a la menor.

—Mejor que antes, supongo… —Respondió débilmente, luego miró a su madre— Estoy bien mamá, es más, no necesito volver a terapia —Dijo Amaia terminando la frase con una sonrisa.

—Sabes que eso lo decide la ella, no yo —Respondió la madre con un tono cansado.

Amaia suspiró pesadamente, pero se fue sorprendida al ver llegar al autobús antes de su hora habitual.

–¡Hasta luego, mamá! —Se despidió de su madre con un beso en la mejilla para seguidamente marcharse.

En la entrada de su hogar se hallaba una chica de un año mayor que ella, su color de piel era morena, su cabello era de un chocolate claro y sus ojos eran una mezcla de marrón y verde. Su nombre era Mary, su mejor amiga.

La hora del recreo por fin llegó, a Amaia le estresaba estar mucho tiempo en un lugar cerrado, ya que sentía que en aquellos lugares no podría escapar de su pesadilla viviente. Afortunadamente ella se podía distraer prestando atención a los aburridos temas o escuchar a sus compañeros hablar de el campamento que se iba a realizar año. Entró al aula y se reunió con Mary.

-¡Oye, cerebrito! ¿Vas a ir? —Dijo Mary mientras ojeaba en su celular los comentarios de su última publicación.

—Supongo que sí… No tengo muchas alternativas —Respondió Amaia con un tono burlón.

—¡Tienes que ir! Me lo prometiste, tengo algo que me gustaría mostrarte, además, es la primera vez que nos dejarán a todos a nosotros sin la supervisión de un adulto… —Mary la miró seriamente y luego sonrió.

Luego de unas horas llegó el momento de volver a casa, esta vez su madre la estaba esperando en su auto rojo, ella al ver aquello gruñó, ya que sabía que la llevaría al terapeuta, ni siquiera la hacía sentir mejor y sus pesadillas nunca acababan, intentó verle lo positivo, pero realmente solo era una pérdida de tiempo.

En la mayor parte del camino se entretuvo mirando el repetitivo camino, sus ojos se cerraban cada vez más hasta que el sueño la venció.

Se despertó asustada por un pequeño bache que hizo que el auto se moviera bruscamente, habían llegado. El lugar era pequeño, dentro estaba la sala principal y había cuatro puertas, una de las cuales se abrió lentamente y una dulce voz salió de ella, esta pertenecía a una mujer de cabello negro y su color de iris era celeste vivo.

—¡Señora Gutiérrez! ¡Amaia! Es un placer poder verlas de nuevo —Dijo la señora Mercedes sonriendo amablemente mientras las hacía pasar.

Mientras la mujer les hacía las típicas preguntas rutinarias, la menor no podía estar tranquila, por que, como es habitual todos los días, sentía al ente, pero esta vez notaba que se hacía más fuerte, era una de las primeras veces que lo vio materializarse completamente, eso hizo que ella comenzara a temblar y a estar nerviosa sin control alguno.

—¡¿Cuándo será el día en que esto realmente me ayude?! —Gritó totalmente angustiada la menor.

—Tomará un tiempo, cariño, pero verás que todo mejorará —respondió.

—¡No, esto jamás se acabará, él me seguirá hasta en mi tumba, ya que vivimos con la idea de que las pesadillas son solo ilusiones, pero no es así, este retorcido mundo lo es y lo peor es que es algo de lo que no te puedes librar! —Confundida luego de haber dicho esto comenzó a llorar, recogió sus cosas y decidió esperar a su madre en el auto.

Tiempo después su madre volvió con ella.

—¿Qué fue todo eso? —Preguntó su madre angustiada

—Solo quiero que todo esto se acabe… —Suspiró— Me vendría bien descansar después de todo esto —Respondió Amaia para luego bajar la mirada.

Fue un largo día, la joven se fue a intentar dormir un poco para poder seguir mañana normalmente, pero el macabro ente tenía preparado otros planes.

Por mucho que lo intentó solo pudo dormir 3 horas, ya que un inquietante ruido la despertó, una gran caja llena de ropa vieja se había caído desde lo alto del armario. Por mucho que intentó creer que fue el viento quién había causado eso, le fue imposible ocultar su miedo, ya que en medio de la oscuridad se encontraba eso vigilándola y alimentándose de su miedo. Poco a poco fue acercándose a ella, pero ella solo pudo hacer una cosa: gritar desconsoladamente alertando a su madre, quien fue raudamente allí y se quedó con ella hasta tranquilizarla.

El día siguiente era el campamento que tantos habían esperado con muchas ansias y, como le prometió a Mary, tendría que ir. Además, se salvaría de la sesión de terapia, así que parecía ser una buena opción. Apenas amaneció y la joven ya comenzaba a preparar sus cosas, debido a que pronto un pequeño colectivo iría a buscarla. Y así ocurrió horas después.

Después de que pasaran 2 largas horas llegaron a su destino, este se encontraba en el centro de un monte bastante amplio. Era bastante agradable y tranquilo, además de que a unos kilómetros más adelante se encontraba una pequeña cabaña que contenía varías cosas útiles.

En el transcurso de los días los jóvenes la pasaron bastante bien, con alcohol, juegos, después de bastante tiempo Amaia se sentía normal y tranquila, es decir, veía al ente pero siempre podía distraerse, hasta pudo dormir más horas de lo habitual.

En medio de la última noche una voz familiar la despertó, era Mary.

—¡Oye, despierta!, ¿qué tal si recorremos esto? ¡Vamos! —Dijo Mary con un tono alegre.

—¿Desde cuando estás tan emocionada? —Respondió Amaia con un tono burlón— Tú siempre eres una gruñona.

Amaia entró a su habitación para prepararse, se colocó una camisa marrón sobre otra que llevaba puesta, optó por colocarse sus botas de invierno favoritas, las cuales eran de color castaño claro, y no podía faltar sus jeans negro. Al terminar tomó una linterna y fue junto a su amiga a adentrarse al monte.

—¿Qué estamos buscando exactamente? —Preguntó Amaia con un tono un poco preocupado, ya que se habían alejado bastante.

—¿Desde cuando eres tan miedosa? —Respondió Mary luego de una carcajada.

Mary se detuvo repentinamente en seco y sonrió.

—¡Allí está! —Mary apuntó a la cabaña de la cual les habían hablado anteriormente, para luego adentrarse en ella—. ¡Vamos! No hay nadie —Terminó agregando.

Aunque ella quería irse decidió hacerle caso, por que así se volverían más rápido.

En el momento en el que Amaia puso un pie dentro del lugar su acompañante cerró la puerta y, con una tabla que se encontraba tirada allí, la golpeó fuertemente dejándola inconsciente. Al despertar su vista estaba borrosa, pero con el paso de los minutos pudo ver con más claridad, estaba amarrada y su boca estaba tapada con cinta aislante, Mary se encontraba allí totalmente tranquila y el “Sr. Oscuro” se encontraba al lado de ella. Intentó como pudo gritar o zafarse de sus ataduras, pero ser casi imposible.

Mary al notar la desesperación de su compañero no pudo contener la risa.

—¿En serio crees que alguien te podrá escuchar, estúpida? Estamos a varios kilómetros del campamento y no creo que esos idiotas vayan a irse muy lejos después de la cantidad de alcohol que bebieron.

Te diré la verdad, realmente estaba dudando si hacer esto, pero enseguida recordé lo que tu familia le hizo a la mía, la terminaron destruyendo tanto por dentro como por fuera, por lo que yo me tomaré el lujo de devolverte el favor destruyendo la tuya. —Dijo

Amaia no entendía a qué se refería la joven, ya que según sus recuerdos jamás le había hecho algo malo a ella. Al ver la expresión de esta, sabía que no entendía de lo que hablaba.

—¿Qué no lo sabes? —Suspiró profundamente—. Tu padre fue un verdadero monstruo, alguien que no tenía corazón alguno. Hizo cosas lamentables y siempre ponía la misma escusa: el alcohol, siempre sus acciones eran menores hasta que cruzó la línea.

Una noche, en la cual mi madre se encontraba sola por la calle durante la noche, con el propósito de volver a casa, se encontró con tu padre, quien se encontraba borracho, como solía ser costumbre. Él la engañó ofreciéndose a acompañarla hasta su casa cuando en realidad solo terminó abusando sexualmente de ella, dejándola tremendamente adolorida.

Cuando ella recuperó el conocimiento él la golpeó en su rostro y la amenazó con que acabaría con ella si decía una sola palabra sobre aquello. Cuando intentó contarlo a las autoridades, nadie le creyó y terminó quedándose sin trabajo por culpa de tu padre, el cual tenía contactos en su empresa. ¿Sabes qué es lo peor de todo? Que, a pesar de que tu madre sabía los crímenes de tu padre, no fue ni para ayudarla, solo decidió ignorar todo el asunto.

Por eso… ¡Por eso decidí tomar venganza, en lugar de mi madre, contra tu familia! Y como el estúpido de tu progenitor decidió acabar él mismo con su vida, decidí buscar la forma de atormentar a tu madre, ¿y qué mejor forma sino de hacerla sufrir que haciendo desparecer a su única descendencia? Lo siento Amaia, pero esta es la única manera de que pueda sentirme mejor —Dijo la joven totalmente furiosa, con lágrimas brotando de sus ojos.

Amaia no podía creer lo que estaba escuchando, todo lo que conocía de su familia era una mentira, una farsa, pero seguramente ella le estaba mintiendo, no podía ser verdad. Las lágrimas no tardaron en salir, aunque se detuvo al notar cómo la joven la observaba con odio mientras sacaba un pequeño, pero afilado, cuchillo de uno de sus bolsillos, el cual se lo iba acercando lentamente a su rostro.

Algunos cortes se hicieron visibles en sus mejillas, pero para la joven morena esto no era suficiente, antes de comenzar sacó la cinta de su boca para luego agarrar una aguja e hilo de otros de sus cierras y empezó a coserle los labios para que no gritara, todo ello mientras Amaia estaba consciente. Luego aproximó su cuchillo a su ojo derecho y comenzó a apuñalarlo una y otra vez de forma sádica. Solo se escuchaban los quejidos de dolor de Amaia, mientras sus lágrimas y la sangre de ella caían sin detenerse, pero esto tampoco no la detuvo, debido a que era tanto el odio que sentía que no pudo controlarse.

Los últimos momentos de vida de Amaia se hacían notorios, ya que de un minuto a otro, su corazón dejó de latir. Aprovechando aquello, Mary procedió a abrir su cavidad torácica, que aunque fue una tarea totalmente difícil, no estaba dispuesta a flaquear en su objetivo. Después de fuertes crujidos, arrancó el corazón de Amaia y seguidamente lo lanzó al suelo, como si de basura se tratase. No pasó mucho tiempo para que Mary se diera cuenta de lo que acababa de hacer, aterrada se acercó al cadáver y lo cubrió con la camisa que esta llevaba puesta, amarró las cuerdas alrededor del cadáver y salió despavorida de ahí, abandonando el cuerpo a su suerte. El “Sr. Oscuro” se quedó viendo independientemente aquella escena, sin intervenir en ningún momento, y se quedó observando el lugar donde se hallaba el cuerpo.

A la mañana siguiente los jóvenes se marcharon de ahí, la joven morena logró convencerlos de que Amaia se había ido antes para poder ir a su “cita” con su terapeuta, a pesar de ser un poco ilógico, decidieron creer en la historia que esta les había contado, ya que se ofreció a devolverle las pertenencias que se había olvidado la joven.

Pasaron los días y no se sabía nada de ella, ya habían reportado su desaparición, pero aún no había noticias.

En la noche Mary acababa de terminar su tarea, no obstante, momentos después se quedó totalmente dormida.

Ella normalmente no soñaba con nada, pero aquella noche fue la excepción. Todo era normal al principio, pero luego todo se iba tornando cada vez más tétrico. A su alrededor podía oír gritos, quejidos y llantos tan desgarradores que, al pasar cada segundo, se hacían más fuertes. Al volver a mirar a su alrededor la joven se encontró con el cadáver de su amiga, éste se acercó bruscamente hacía ella, lo que hizo que se despertara rápidamente.

Mary se incorporó rápidamente y trató de calmarse convenciéndose de que solo había sido un mal sueño. Un susurro hizo sacarla de sus pensamientos, eso hizo que ella alzara la vista y viera algo que la dejó totalmente paralizada: a los pies de su cama se encontraba el cadáver de la joven rubia observándola con una macabra sonrisa.

Mary se pellizcaba e intentaba despertar de lo que para ella resultaba un sueño, la criatura con una voz grotesca dijo:

—No soy solo un sueño…

A la mañana siguiente la joven morena se encontró sin vida, su cadáver había sido brutalmente descuartizada y su corazón había sido arrancado del cuerpo de la víctima, ya que se encontraba tirado en un rincón de la habitación, además de otras partes del cuerpo. Nunca se llegó a descubrir quién había sido el perpetrador de aquel horrible crimen.

— Via Creepypastas

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