Mony

Ten mucho cuidado con las muñecas de porcelana.
Cierta vez, una niña y su madre estaban de compras en una tienda de antigüedades, cuando la niña se encaprichó de una muñeca muy bonita que había en una de las estanterías de la tienda.
Su madre se la compró, pero en la caja una anciana de fealdad notable les advirtió de que no dejaran la muñeca en el comedor, puesto que una maldición caía sobre la extraña muñeca. Más tarde, cuando llegaron a casa, la dejaron allí, cenaron y se fueron a dormir, olvidando a la muñeca sobre la silla. A las 23:59, Mony estaba intentando dormir entonces empezó a oír esto:
“Tic Tac Tic Tac, son las doce, ¡hora de matar, Mony! Estoy en las escaleras, tic tac tic tac, son las doce, ¡hora de matar, Mony! Estoy en el pasillo… ¡Tic Tac Tic Tac, son las doce hora de matar a Mony! ¡Estoy en la puerta! ¡Tic Tac Tic Tac! ¡Son las doce horas, de matar, Mony! ¡Estoy aquí!”
Y con un cuchillo empezó a apuñalar a la niña hasta matarla. La niña trató de gritar, pero la muñeca le había tapado la boca. Mony tenía solo 5 años.
Al otro día, la policía estaba en la casa de Mony y encontraron a la muñeca llena de sangre, pero no había ningún cuchillo cerca de Mony. Creyeron que había sido un suicidio; sin embargo, la muñeca no paraba de repetir la frase:
“No tengo hambre, tengo sed…”
Los policías quemaron la muñeca, que “despidió” gritando literalmente: “La sangre brotará, ya tengo sed…”
— Via Creepypastas