Mi don, mi maldición y mi condena

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Fue hace 3 meses, todo iba normal, tomaba mis clases como cualquier joven de 16 años, salía con amigos, jugaba videojuegos, etc. Mi escuela se caracteriza por algunos eventos desafortunados que ha tenido, muchos maestros y alumnos se han retirado por temor a que les pase algo malo. Yo no creo en las supersticiones, por lo que no me asustaba el hecho de estudiar en una escuela “maldita”.

Una de las historias de mi escuela (y creo que es la peor) sucedió hace ya 2 meses. Resulta que Alexia, una ex-compañera mía, tenía mucha prisa por entregar su proyecto de química al profesor, pero este se encontraba en la cafetería, que se ubica en el primer piso. Alexia estaba corriendo porque había olvidado entregar su proyecto y no quería reprobar la materia, en su camino, tropezó con un alumno que subía las escaleras y Alexia cayó.

Lo recuerdo muy bien porque yo estaba ahí, fue horrible, vi cómo su cuerpo rodaba por las escaleras, al principio gritaba pero después se calló. Cuando por fin llegó al suelo, solo se escuchaban gritos, gritos de los alumnos que habían presenciado la caída, excepto por el tipo con el que se tropezó, el estaba callado y pálido, tan pálido que creí que se desmayaría, que en cualquier momento el pánico se apoderaría de él y comenzaría a gritar.

Pero no, el solo se quedó en estado de shock. Levaron a Alexia al hospital más cercano, pues ella se había desmayado. A las 6 horas de haber sido atendida en el hospital, ella murió a causa de un gran golpe en la cabeza.

Todos estuvieron muy tristes por su muerte, pero las cosas tenían que seguir. Días después empecé a tener problemas en los ojos, lo más raro fue que solo pasaban de vez en cuando y en situaciones muy extrañas. Por ejemplo, un día salí a jugar tenis con unos amigos, todo bien hasta que volteo y vi a una persona de espaldas, pero la persona se veía borrosa, era el único problema, el fondo se veía bien pero la persona parecía borrosa, difuminada, como cuando se trata de ver a una persona por televisión pero hay mala señal. Lo dejé pasar.

Semanas después, bajo al primer piso para comprar un poco de comida en la cafetería, pero al pasar por las escaleras veo a una persona muy familiar, juraría que era Alexia por sus rasgos faciales, pero era imposible, ella estaba muerta, además, tenía ojeras y su ropa estaba sucia, Alexia se preocupaba mucho por su apariencia y nunca tuvo rastro de ojeras. Lo dejé pasar, hasta que me pasaba frecuentemente y empezaba a preocuparme por mi salud.

¿Eran las desveladas? ¿Eran tantas horas frente al computador?

No lo sé, por lo que decidí ir con un oculista.

Me dijeron que mis ojos estaban bien, no necesitaba ningún tratamiento y que probablemente era que tenía muchas preocupaciones y necesitaba descansar. Me dirigí a mi casa para dormir un poco, de pronto, veo a un hombre sentado en mi cama, otra vez de manera difuminada. Grité del susto, pues pensé que era un ladrón. Al momento en el que viene mi madre, me pregunta:

“¿Por qué gritas?”

“¿Cómo que por qué grito?, ¿qué no ves a ese hombre de a…”?

Me detuve, pues al señalar a la cama, la persona se desvaneció. Mi madre estaba confundida, pero yo acostumbraba a hacerle bromas a mi familia y mi mamá creyó que fue una broma y se fue. Quedé paralizado.

Trataba de comprender qué fue lo que había pasado, por Dios, aún no entendía nada, me puse a pensar tanto que el sueño se me había escapado. Unas horas después, vuelvo a ver esa figura de un hombre de aproximadamente 48 años de edad observándome, si decía algo me mandaban al psicólogo, si no decía nada seguiría con esta duda por siempre. Le pregunté a la misteriosa figura:

“¿Quién eres?”

La figura se sorprendió, al menos actuaba como un humano.

-¿Puedes verme?

-Claro que puedo verte.

La extraña persona se abalanzó sobre mi y comenzó a llorar, lo extraño es que yo solo sentía el calor de esa persona abrazándome y que esa persona no expulsaba lagrimas, solo se escuchaban los sonidos característicos de una persona llorando.

-Hijo, cuánto tiempo sin verte.

¿Hijo? ¿Era mi padre?, imposible, mi padre había muerto hace ya 5 años.

-Tú no eres mi papá, mi padre murió hace 5 años en un accidente automovilístico.

Me contestó que, en efecto, había muerto y que aún se preguntaba qué hacía aquí. ¿Existe el cielo o el infierno? ¿Soy un fantasma?, eran las preguntas de mi padre que, al parecer, estaba aún más confundido que yo.

Por alguna extraña razón, yo me sentía en paz, ya no me sentía asustado, pues, en algún momento, sentía que mi papá me cuidaba. Empezamos a hablar en voz baja, pues no quería que mi madre me escuchara “Hablar solo”, mis lagrimas caían porque al fin veía a mi papá de nuevo, aunque tenía cortadas en sus brazos y en su pierna derecha, además, tenía una cicatriz en la cara que antes no tenía.

Mi padre me dijo que era raro: “Estar pero no estar”, ya que, por más que hablara con una persona, por más que gritaba, nadie lo escuchaba. También me contó que convivía con otra gente que, al parecer, también había muerto, pues eran los únicos que escuchaban su voz y lo podían ver, aparte de mí.

La tarde abrió paso a la oscura noche y yo tenía que presentar examen el día siguiente, por lo que dejé de hablar con él, me dijo que seguiría en mi casa, esperándome después de la escuela. Pasaron días y algunas semanas y yo ya había visto a más gente “muerta”, fue ahí que me di cuenta que tenía un don, para bien o para mal, era un don.

La tipa con la que me encontré en la escuela si era Alexia, en un restaurante conocí a una dulce anciana que parece haber muerto por causas naturales y también conocí a un niño que solo decía:

“¿Dónde están mis padres?, quiero a mi mamá”.

Todo este asunto me estaba aterrando, pero decidí que tendría que adaptarme a esto, que era algo que nunca podría cambiar. Esto era mi don, mi maldición y mi condena, todo en un solo paquete: ver y hablar con gente muerta.

¿Qué me preparará el destino?

¿Esto afectará de manera directa mi vida?, por ahora mantengo esto en un secreto, pero la necesidad de expresarlo me carcome día con día, supongo que por eso estoy aquí, en mi casa, solo con mi padre a un lado mío y la computadora en frente, escribiendo mi experiencia paranormal.

— Via Creepypastas

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