Los ojos me están observando

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Compré una nueva casa en el pueblecito de Winthrop. La casa era barata, pero lo más importante era que necesitaba dejar la ciudad. Algunos meses atrás un hombre me había estado siguiendo y observando. Mientras la policía iba detrás de él, no pude quitarme la sensación de tener siempre encima ojos observándome. Pensaba que había ojos mirándome en cualquier lugar, en casa o en la calle, por eso decidí marcharme de la ciudad y buscar un lugar más apartado, tan solo para mi paz mental.

La casa en si era grande y algo vieja, pero era muy acogedora. El agente inmobiliario que me la vendió estaba obligado a decirme que un asesino en serie había vivido en la casa hacía ya mucho tiempo, y que ese era el motivo de ser tan barata. En cualquier caso, tanto él, como mi vecina de al lado, Sarah, me recomendaron comprarla. Cuatro antiguos inquilinos habían vivido en la casa desde entonces, y todos habían sido muy felices.

Amaba la casa. Los muebles del interior eran preciosos y muy cómodos. La gente en Winthrop era amigable. Casi siempre me sorprendía con pastas recién horneadas o me invitaban a cenar. “Para sentirnos juntos.” Decían. “Esa es la clave de que la gente de Winthrop disfrute de este lugar.”

Tras una semana, dejé de “amarla”. El sentimiento de sentirme observada volvió, mucho peor que antes. Intenté ignorarlo, pero incluso empecé a tener insomnio. Enormes ojeras crecieron bajo mis ojos, y empecé a bostezar más que respirar. Sarah fue muy amable y me dejo dormir en su casa algunas noches.

Fue entonces cuando escuche la leyenda de Forrest Carter, el asesino en serie que vivió en mi casa. Nadie sabía cuántas habían sido sus víctimas, Carter, también conocido como el pavo real de Winthrop, era un hombre con un caso extremo de narcisismo.

La leyenda decía que no podía dormir sin que alguien le estuviera observando. Finalmente fue arrestado por colocar un espantapájaros viéndole durante sus noches. Solo que no era un espantapájaros del todo. Carter había asesinado a una chica de 17 años y había colgado su cuerpo delante de él.

La historia me produjo escalofríos, y cuando volví a casa, sentí como si cientos de pares de ojos me estuvieran mirando, sin importar lo mucho que me moviera.

Hoy, sin embargo, era el primer día que intentaba ignorarlo. Estaba haciendo el desayuno, cuando sentí esos ojos. Instintivamente, llevada por el miedo, lance mi cuchillo de cocina contra una de las paredes. Cuando lo saque de ahí, puede verme a mí misma en el reflejo de un par de ojos flotando en formol.

He estado observando a la policía rebuscar entre las paredes de mi casa durante horas. Por el momento, han encontrado 142 pares de ojos en botes de cristal. Lo más espeluznante de todo, es que cada uno de ellos, estaban girados mirándome a mí.

— Via Creepypastas

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