Lobo

Allá afuera
Allá afuera

Esto más que una historia o leyenda es una vivencia personal que pueden o no creer pero se las voy a compartir. Cuando yo tenía 6 años vivía en un pueblo pequeño, donde se acostumbraba poner el baño lo más lejos posible de la casa no sé porque razón, por lo cual era de lo más natural para mí porque así me crie, hasta que un día…

La recamara estaba en la parte de enfrente de la casa, para ir al baño tenia que cruzar el comedor, y la cocina, que para eso eran enormes pues en ese lugar los terrenos eran bastante grandes, después de eso tenía que tomarme unos minutos abriendo la puerta que se atoraba, y salir a un espacio en construcción donde había dos pequeños cuartos, unas escaleras al segundo piso, una espacio vacío de más de 6 metros y todavía para agregarle más como si lo anterior no fuera suficiente, cruzar medio patio donde la luz de la luna no alcanzaba a entrar muy bien porque estaba lleno de arboles, una pila para agua que era más grande que yo y cosas que a la gente le gusta conservar.

Después de cruzar todo eso llegue al baño, que también como costumbre que no puedo entender, no tenían puerta solo una cortina… en cuanto di paso adentro y deje caer la cortina por detrás de mí, escuche una respiración… más bien una exhalación… que movió un poco la cortina, me quede inmóvil, y se me fue la respiración, no quería mover ni un musculo porque en todo el camino no vi nada ni nadie que viniera tras de mí. El momento me pareció eterno mientras me quede ahí y espere que eso que respiraba se alejara un poco y por fortuna lo hizo, se escucharon unas pisadas fuertes, pero con garras, porque rechinaban en el piso.

Cuando escuché que se metía entre las plantas, corrí hasta un árbol que estaba frente al baño y llegaba hasta el techo, subí tan rápido que sin darme cuenta llegue hasta el hueco donde apenas construían las escaleras en el frente de la casa junto a la habitación, me metí entre las laminas y cruce de nuevo todo ese gran tramo hasta la cocina donde tenía que cerrar la puerta que deje abierta al salir.

Era una puerta de metal, con un pasador muy grueso, pero ¡Eso! le dio un golpe en la parte de abajo y se rompió, yo corrí hasta la recamara donde estaba mi mama y mi hermana, pero por la ventana del comedor pude ver lo que era… pareciera que de cuatro patas se levanto solo en dos, y al ir incorporándose alcanzo una altura de al menos 2 metros porque llegaba casi a la parte de arriba de la ventana, tenía una joroba con pelos que parecían púas, y hocico como de perro, con las orejas en punta, y su respiración dejaba empañado el vidrio de la ventana…

No le dije a nadie jamás de eso, y me reprendieron por la puerta dañada, pero hace poco que pude comprobar que no fue mi imaginación, pase unas vacaciones allá el año pasado, ahora vive ahí mi prima con su esposo y 3 de sus hijas, por extraño que pueda parecer, ellos duermen todos en la misma habitación, ponen un colchón parado en la puerta y nadie quiere dormir en la cama junto a la puerta o la ventana, porque ven un animal que se para en dos patas que ronda por ahí cada noche…

Fuente: cuentosdeterror.mx

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