Lo primero es no hacer daño

Berenice
Berenice

Cómo médicos, no podemos ayudar a aquellos pacientes que no quieren ayudarse a sí mismos. Es lo que me ocurre con Maisy Leland. Sufre una condición conocida como fibrilación auricular, lo que hace que su ritmo cardíaco sea irregular y la induzca a la formación de coágulos sanguíneos.

Sin tratamiento, puede acabar con un infarto. Por eso le he prescrito warfarina, un anticoagulante que la hace menos propensa a la formación de esos coágulos.

El problema es que Maisy Leland no es precisamente una paciente modelo. No importa qué medicamento maravilloso le recete, ella no se lo toma. No lo admite, pero su bajo INR narra toda la historia.

Su marido, un tipo enorme de los que dan miedo, la llevó a la última cita, refunfuñando acerca de la pérdida de tiempo.

-Bueno, doctor, dígale a esta idiota qué es lo que tiene mal.

Soltó una risa mientras agarraba el hombro de su esposa. Ella no dijo nada, guardando silencio para ahorrarse futuras magulladuras.

-Señora Leland, como su médico, usted me preocupa. Su análisis de sangre no ha mostrado mejoría. Si la warfarina no funciona, tendremos que considerar opciones más costosas.

-¿Quién va a pagar esas mierdas?-exigió el esposo-.¡Maisy, perra estúpida! ¿No me has costado suficiente ya?

-Recuerda lo que discutimos la última vez, ¿verdad, señora Leland?

Los labios de Maisy palidecieron al apretarse.

-Por supuesto. ¿Me acusa de no tomar mis medicinas?

-Acusar es una palabra muy grave.

-No estoy senil, doctor-habló mientras su esposo se burlaba-,sé perfectamente los efectos de la medicación. Le aseguro que nunca olvido una dosis.

Miró de nuevo a su marido.

-Soy una mujer muy paciente. Sé que se necesita tiempo para ver los efectos.

-Sí, pero con la warfarina estamos hablando de entre dos a cuatro semanas, máximo. Hemos ido incrementando su dosis desde hace meses, pero sin mejoría. De hecho, incluso un hombre adulto se desangraría tarde o temprano al tomar esa cantidad de warfarina, pero viendo su INR, es como si usted no hubiera tomado ni una sola píldora.

Los labios de Maisy Leland prácticamente desaparecieron.

-No me preocuparía de ello, doctor. Como he dicho, soy una mujer muy paciente.

Suspiré. Ningún médico en el mundo puede ayudar a un paciente que no desea ayudarse a sí mismo.

-En ese caso vamos a subir la dosis de nuevo. Si su INR no mejora en dos semana, hablaremos de alternativas.

Asintió.

-Maldita sea, Maisy-gruñó su esposo-,acabarás dejando seco hasta mi corazón.

Al marcharse, el maridose volvió.

-Doctor, esas vitaminas que le da a Maisy para mí espero que estén cubiertas por mi seguro.

Vi la mirada petrificada de Maisy. Qué demonios. Al fin y al cabo sí que era una mujer muy paciente.

-Por supuesto-dije finalmente-,totalmente cubiertas.

Como médicos, no podemos ayudar a aquellos pacientes que no quieren ayudarse a sí mismos. Por eso hacemos todo lo posible por ayudar a los que sí quieren.

— Via Creepypastas

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