¡Trato con la muerte!

El Puente Negro
El Puente Negro

Pase una noche algo inquieta porque un sueño o pesadilla me atrapo, soñé que mi hermana mayor moría en un accidente causado por una avería en los frenos de su auto, no recuerdo detalles pero a grandes rasgos eso paso. Después de eso ya no pude conciliar el sueño y tenía algo de preocupación, espere hasta el amanecer y entonces cuando me levante me llene de horror al ver que el vecino de enfrente a la casa estaba agachado junto al auto de mi hermana, pero se levanto y dijo que todo estaba bien, por supuesto para mí no lo estaba.

Al paso de los minutos pude ir recordando como todo coincidía con exactitud con lo que había soñado, exceptuando un pequeño detalle, cuando volví a entrar a la casa, cerré la puerta y justo detrás de ella había una figura de gran tamaño en la esquina de la pared, tenía la cabeza agachada, y no podía verse con claridad porque una especie de niebla que la rodeaba era muy densa, no tuve miedo en un inicio, pero cuando volteo hacia mí, me extendió la mano y salió de la penumbra entonces fue que mi cuerpo se paralizo, sentí un escalofrió que me recorría desde la punta de los pies hasta quedarse clavado en mi espina y dejarme tan frio como si me congelara en un instante.

Dio un paso adelante y dijo Su vida por la tuya yo no hable, pero entendí lo que decía, ya en mi sueño me había mostrado lo que podría pasar.

No sé cómo pude reaccionar y entonces vi con más detalle, su ropa era muy elegante, como terciopelo, parecida a la que en televisión he visto que usaban los 3 mosqueteros, una capa larga hasta sus tobillos color vino, y muy suave, se cubría de joyas de oro el cuello y las manos, también usaba muchas piedras preciosas, su rostro y manos eran solo huesos pero la cara no se presentaba como un cráneo normal, tenía en la parte de arriba agujeros que se parecían a las pelucas blancas que también se usaban en la edad media, más bien parecía como un juez de esas épocas, su ropa estaba rasgada, pero no vieja…

No hablo de nuevo, pero dejo la mano extendida, y pude ver por la ventana como mi hermana salía de la cochera en su auto, entonces rápidamente le tome la mano a la muerte para cerrar el trato y el carro se apago al instante.

No sé en qué momento llegue a pasarme la factura, pero en realidad no me importa, el trato fue justo y lo cumplió al pie de la letra, porque después de eso la he visto dos veces más en las mismas situaciones, no sé cuántas vidas tengo o que tanto se puede negociar con ella, pero me ha servido en más de una ocasión.

Fuente: cuentosdeterror.mx

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