El Judas

Allá afuera
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Existe una tradición conocida como la quema del Judas, en muchos países de Latinoamérica esta práctica es realizada en semana Santa, a excepción de Uruguay, donde el muñeco es quemado en Navidad , en la medianoche del 24 de diciembre, o recientemente puede ocurrir el 31 de diciembre, para despedir el año viejo.

Los Judas son muñecos construidos de trapo, de tamaño real, relleno con pasto seco.En ocasiones se recogen ropas viejas donadas por la comunidad para elaborar el muñeco y los chicos recorren las calles pidiendo “moneditas pa’l Judas”. Estas monedas son insertadas en el muñeco junto a fuegos artificiales. Al explotar los fuegos artificiales, las monedas se esparcen.

El Judas es destruido, ya sea como representante de Iscariote o de algún personaje odiado y rechazado por la sociedad, muchas veces no es quemado, sino que es destruido a palos y a golpes con los pies y los puños, a veces con piedras o tironeado hasta que se hace pedazos. Ya se lo haga con fuego o a golpes, la suerte que le depara al Judas es siempre la misma, su destrucción.

Pero no todo es ocasión de celebración y bebidas, pues en ciertas ocasiones dentro del muñeco hay más que paja y pasto seco…

El muñeco era preparado con ilusión por una pequeña familia del pueblo, María se había encargado de todos los detalles como lo venía haciendo ya desde años atrás, esta vez era un poco diferente, su suegra estaba de visita en casa y quería tomar en sus manos las riendas de la celebración por completo. A causa de esto María entró en una fuerte discusión con su esposo en la cual salió perdedora, pues él prefirió tener contenta a su madre y dejar a la esposa fuera de cualquier decisión, le quitó voz y voto.

La mujer envuelta en odio fue a contarle todo lo sucedido a su mejor amiga, que no era una persona muy querida en el lugar, está haciendo honor a su mala fama le recomendó que los hiciera pagar, diciéndole: – Hombre que no te da tu lugar, hombre que haz de castigar -. La idea iluminó el rostro de María y de inmediato tramaron un plan.

Cuando María volvió a casa, dejó a la mano ropa vieja de su marido, y con ella vistieron el muñeco, cuando nadie la veía, justo una noche antes del 24 encendió una vela negra a los pies del Judas mientras lo bañaba con polvos que le dio la Bruja.

Y la noche del 24, algo extraño sucedió a cada golpe que le daban al muñeco, lo sentía también el esposo, todo se dio en un instante, la gente era demasiada y dejaron al Judas convertido en un despojo, igual así yacía el pobre hombre tirado en el suelo, revolcándose de dolor, dando gritos de sufrimiento que se perdían en las risas y festejos de la población.

Mientras su madre le tomaba la mano y pedía ayuda, nadie pudo dársela, pues estaban ocupados colgando al Judas para empezar a quemarlo. María observaba a una distancia prudente, con una sonrisa en el rostro, sus ojos se abrieron el doble con la primera llamarada, que le prendió fuego al muñeco, el cuerpo de su esposo desprendía humo y en un segundó también ardió… el corrió y corrió alrededor, envuelto por las llamas y la desesperación. Su vida se extinguió tal como lo hizo el cuerpo del Judas, pues María por consejos de la Bruja, había hecho un gran muñeco vudú al vestir al Judas con las pertenencias de su esposo.

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