Leyenda verdadera de la Planchada
Dicen que la “Planchada” es una enfermera desdichada que vaga por los pasillos de distintas clínicas. Con esto queremos decir que sus apariciones no se limitan a un solo país o territorio. La primera vez que alguien tuvo noticias de esta sui generis enfermera, fue a principios del siglo pasado, en un hospital de los Estados Unidos.
Los nietos de las personas que aseguran haberla visto, dicen que ella se llamaba Ingrid y que uno de sus rasgos distintivos es que invariablemente todo su atuendo permanecía pulcro y planchado a lo largo de su jornada de trabajo.
De ahí, que en los países de habla hispana se le pusiera el apodo que dio origen a esta leyenda clásica. Pero regresemos a aquellas fechas antiguas para tratar de entender cómo es que su historia se convirtió en una de las más terroríficas de todos los tiempos.
Según lo dispuesto por los entendidos, se sabe que Ingrid se enamoró locamente de uno de sus pacientes. Lo que pasó es que el enfermo en cuestión era un soldado que había participado en la Primera Guerra Mundial y que por tanto presentada cientos de heridas graves.
Los galenos que lo atendieron, prácticamente lo hubiesen dado por muerto, de no ser porque la ella se ofreció a cuidarlo sin goce de sueldo. Pasó las noches en vela, procurándolo y vigilando que el estado físico del militar fuera restableciéndose.
El director de esa clínica, se impresionó, ya que en menos de un mes el soldado ya era capaz de articular varias palabras y de mover sus extremidades con cierta destreza. La enfermera al darse cuenta de que pronto este hombre abandonaría el hospital, le confesó su amor, a lo que él respondió que sentía lo mismo por ella.
Mike Cohn (ese era el nombre del soldado) le dijo que regresando de una revisión médica en su destacamento pediría su mano en matrimonio. Sin embargo, el no volvió a pararse ahí. La enfermera perdió la cordura y fue recluida en un manicomio.
Luego de su deceso, comenzaron las terroríficas apariciones en las salas de urgencias de todo el mundo, pues hay quien piensa que su alma lo sigue buscando.