Leyenda de la Tulivieja

Allá afuera
Allá afuera

¿Alguna vez has visto un rastro de hormigas?, seguramente no sabes, que no están ahí nada más porque si, van siguiendo un rastro, el rastro de leche de La Tulevieja o Tulivieja que es un personaje legendario de Costa Rica y Panamá. Es el fantasma de una mujer que se transforma en un monstruo que va errante por los diferentes caminos y despoblados.

Cuenta la leyenda de Panamá que hace mucho tiempo, cuando los espíritus aún convivían abiertamente con los humanos, uno de ellos sedujo a la chica más bella de la comarca. Al poco tiempo la chica quedó embarazada y de ese amor prohibido nació un bebé al que su madre ahogó en el río justo después de nacer y así poder ocultar su pecado.

A pesar de sus acciones no pudo librarse del castigo Divino, fue convertida en un monstruo horrible con la cara llena de unos agujeros de los que salen largos pelos duros como cerdas, porta un sombrero de alas caídas llamado tule (con forma de plátano), tiene alas cortas pero poderosas, a veces de ave y a veces de murciélago, pero lo más característico serían sus patas y garras de águila o gavilán, en lugar de piernas, que dejan huellas invertidas, para que nadie pueda seguirla. Se alimenta de carbones y cenizas, por eso pueden encontrarse sus huellas en fogatas recién apagadas.

Las noches de luna llena, recupera su forma original y se le puede ver, bellísima, bañándose en el agua. Sin embargo, al menor ruido recupera su horrible forma y vuelve a ser la Tulivieja.

La Tulivieja está condenada a buscar a su hijo muerto por toda la eternidad, llamando a su bebé emitiendo un sonido parecido al de las aves y por eso vaga por las orillas de los ríos, con los dolorosos senos rebosantes de leche siempre listos para alimentar al bebé que nunca encontrará, en su lugar alimenta a cualquier bebé que encuentre en su camino es precisamente por eso que se aparece en los poblados rurales, atraída por el llanto de los recién nacidos o el aullido de los perros, que confunde con el hijo extraviado. Al día siguiente de su visita, se encuentra el rastro de hormigas alimentándose de los restos de leche materna desperdigados por el pueblo, así como las huellas de las patas invertidas. La visita de la Tulevieja es muy peligrosa, porque es probable que el monstruo robe al niño creyendo que es el suyo.

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