La tuve por mi cumpleaños

Era la muñeca más bonita que podía imaginar. Tenía pequeños botones cosidos por ojos y un pelo rojo y con bucles. Pero no me gustaba. Algunas veces parecía que se moviera de una habitación a otra por las noches cuando no la estaba mirando. Otras veces pensaba que la escuchaba susurrar y arañar mi puerta cuando intentaba dormir.
Una vez vi un poquito de una película donde había una muñeca demoníaca, antes de que mamá la quitara. Dijo que aún no era mayor para ver esas películas de miedo. Estaba muy preocupada de que mi muñeca fuera a ser como la que vi en la película.
Pasado un tiempo, mis padres vieron que no jugaba con mi muñeca, aunque les hubiera dicho que me gustaba cuando me la regalaron.
“¿Qué es lo que ocurre? ¿No te gusta?” Me preguntó mamá.
“Se mueve por la noche, mami. No la quiero.” Respondí y ella empezó a reír.
“Eso es imposible, cariño. Tal vez yo soy quien la cambia de sitio y tú no te das cuenta. No deberías dejar tus muñecos por ahí.”
No me escuchaban. La muñeca se quedó.
Las cosas han ido a mejor desde entonces, creo. La muñeca ya no se mueve o hace ruidos extraños por la noche. De hecho, ya no hace ningún sonido desde hace mucho.
Pero ahora empieza a oler mal.
— Via Creepypastas