La posada

El Puente Negro
El Puente Negro

Rosario se dirigía en su auto a casa de sus abuelos con motivo de una gran celebración. Sin embargo, a ella no le gustaba manejar de noche por carretera pues decía que cualquier cosa podía suceder y que nadie estaría dispuesto a socorrerla.

Desafortunadamente sus más grandes temores se hicieron realidad, ya que de pronto uno de los neumáticos reventó. Bajó rápidamente del auto y antes de abrir la cajuela se cercioró de que ninguna persona la estuviera observando. Buscó de manera frenética la llanta de refacción, pero no encontró nada.

– Ahora ¿Qué voy a hacer? -, Pensó. En eso estaba cuando alzó la vista y vio un letrero que decía “ Posada a 2 km”.

– ¡Que buena suerte, pasaré la noche ahí! -, Exclamó.

Cogió tan sólo lo indispensable, lo metió en una pequeña mochila y se fue caminando hasta aquel sitio. No podía creer lo que veían sus ojos, el lugar era fantástico, se encontraba completamente iluminado y además tenía un jardín lleno de flores. Algo que resultaba extraño si tomamos en cuenta que era a principios de diciembre.

El portón principal, era de madera y estaba adornado con figuras talladas. Al llegar al mostrador la joven le preguntó al gerente:

– Disculpe ¿Tiene habitaciones disponibles? –

– Por supuesto – , dijo el hombre. Déjeme llamarle al botones para que venga por su equipaje.

– No es necesario -, contestó la chica. Por cierto, dígame ¿cuánto dinero va a ser por favor?

– Por ese detalle no se preocupe, lo vemos mañana. Ahora descanse. Aquí tiene la llave de su habitación, se encuentra al fondo del pasillo. -Repuso el gerente.

El cuarto era enorme, tenía dos camas matrimoniales, amplios ventanales, y hasta un baño completo que incluía tina. Como Rosario se encontraba muy cansada, decidió que lo mejor era ducharse antes de dormir para poder conciliar el sueño. Abrió la llave del agua y en ese instante la luz se apagó. Lo que ocurrió después no lo sé con exactitud, sólo sé que un grito de terror inundó el corredor.

A la mañana siguiente el cuerpo de Rosario, fue encontrado sin vida a unos metros de su vehículo. La ropa que llevaba puesta estaba manchada de sangre, aunque ella no tenía ninguna herida. Solamente en su cuello se encontraban dos pequeños orificios.

Fuente: cuentosdeterror.mx

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