La muñeca de porcelana

Allá afuera
Allá afuera

Si eres un fiel amante de los cuentos cortos de miedo, sin lugar a dudas la historia de la muñeca de porcelana te pondrá los pelos de punta. Estos objetos que muchas veces presentan una imagen amigable y tierna durante el día, pero durante las noches preferimos mantenerlos alejados.

Hace ya unos cuantos años, una niña como tantas otras niñas de 8 años recibió una muñeca de regalo por parte de su abuela. Realmente el regalo cayó bien en una primera instancia, de hecho, la pequeña se pasaba horas y horas jugando con esta llamativa muñeca de porcelana. El problema surgía cuando la noche caía, ya que la cara de este juguete en medio de las tenues luces nocturnas presentaba una imagen un tanto misteriosa.

La niña, como solución a este problema, decidió guardar la muñeca en un armario durante las noches para evitar todo inconveniente. A pesar de esto, la pequeña seguía sintiendo una incomodidad extraña, como sintiéndose observada todo el tiempo.

Las noches transcurrían y la incomodidad aumentaba cada vez más, a tal punto que durante una noche de pijamada con sus pequeñas amigas, la niña sentía esta presencia que la acosaba desde dentro del armario. Ante esto, rogó a su madre por deshacerse del objeto y así poder al menos volver a dormir en paz.

La madre hizo caso a la petición de la niña, arrojando la muñeca a la basura y alejando el problema para siempre, o al menos esto es lo que pensaron. Los días transcurrían y la tranquilidad parecía haber vuelto al hogar, la niña se encontraba jugando en el patio trasero de la casa cuando una presencia la dejó totalmente perpleja, la muñeca se encontraba sentada en frente a ella con una siniestra mirada clavada en sus ojos.

La niña se estremeció a más no poder, se alejó de la muñeca y alerto a sus padres de la presencia de esta misteriosa muñeca. Ante esto, los padres junto a la niña destruyeron totalmente juguete, bañando sus partes en agua bendita y arrojándolas a la basura nuevamente.

Esto parece haber tenido resultados satisfactorios, puesto que la niña desde entonces ha podido jugar tranquila tanto en su habitación, como también en el patio trasero.

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