La Cosa de otro Mundo

Allá afuera
Allá afuera

Era una de tantas noches que pasaba con mis amigos bebiendo hasta el amanecer frente a una fogata, en aquellos tiempos no hacíamos nada más. Cuando eran casi las dos de la madrugada, vimos que algo que parecía un cohete cayó desde el cielo en un terreno baldío detrás nuestro, aunque estábamos un poco pasados de copas si nos asustó el hecho de que pudiera encenderse toda la basura y quemara nuestras casas. Así que fuimos a apagar la lumbre.

Al llegar solo nos encontramos con algo parecido a una piedra de ámbar que despedía una pequeña estela de humo, nos llamó la atención que brillaba desde el interior, así que la llevamos con nosotros, después de verla por un rato nos pareció que tenia adentro un pedazo de oro.

Pensábamos en romperla, pero antes de intentarlo se cayó en el fuego cuando peleábamos por tenerla cada quien en sus manos, aquello empezó a burbujear como el plástico en el calor, de pronto ya era el doble de su tamaño, y se desplazaba hacia fuera del fuego, era una masa gelatinosa , transparente, pero parecía que tuviera venas, subía y bajaba como si estuviese respirando.

Cuando alguien tuvo la gran idea de picarla con un palo, aquello chilló, como un pequeño ratón y subió en el palo, enrollándose como serpiente, se pegó a él y no podíamos quitarla, después alguien más sacó una navaja para intentar despegarla pero por accidente la picó , la cosa dio un saltó hasta su cara, aprovechando que estaba agachado, en un instante, mi amigo gritaba y se retorcía porque esa cosa temblaba sobre el haciéndose más grande y quitándole toda la piel, cuando se le quitó de encima, el aun estaba vivo, pero su rostro había desaparecido, era solo sangre con pedazos de carne cayendo.

Se nos fue la borrachera en un instante, algunos alcanzamos a correr, pero otros no tuvieron tanta suerte, la cosa saltaba muy lejos, como si flotara en el aire, se les pegaba al cuerpo, y los chupaba cada vez más rápido porque iba creciendo, uno de ellos se metió en su auto, pero la gelatina extraña, se metió por la rendijas de la ventilación, en un momento vimos como todo el auto se llenó, atrapo a mi amigos dentro de sí, se podía ver gritar…

No había como escondernos porque a pesar de que su tamaño cubría ya la mayor parte de la calle, ella pasaba por cualquier rendija, incluso debajo de la puerta, yo no supe que mas pasó no quise quedarme a ver, la mayoría de mis amigos murió, algunos otros obtuvieron grandes heridas, como quemaduras, y un muy mal recuerdo, gracias a esa cosa de otro mundo que cayó del cielo.

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