La anciana del dedo largo

Sabido es por cualquier conductor profesional que a cierta hora comienza a reinar lo sobrenatural.
Hay una hora y un recorrido que los autobuses evitan, pues no exagero con decir que está en juego la vida.
Dicen que existe un lugar enla ciudad que a determinada hora los autobuses quieren evitar.
Sucede de noche, bien tarde por la madrugada, ala hora de duendes, gnomos y hadas.
Cuando el conductor observa que ya no hay pasajeros, comienza su martirio, de nada sirven sus ruegos.
Un sudor frío recorre su espalda, mientras a toda velocidad regresa a su morada.
De pronto y sin aviso tocan su hombro. Un susurro en su oído:
“Aquí me bajo, deténgase pronto”.
El conductor no lo puede creer. Estaba solo, no había pasajeros con él. Lentamente, se da vuelta para ver de quien se trata. Y al fondo, muy lejos, una anciana se encuentra parada. El pobre hombre, temblando, abre la puerta de atrás. La extraña mujer sonríe y comienza a bajar.
Bajo la pálida luna el autobús continúa su camino.
El conductor arriba reflexiona lo acontecido.
Sus colegas tenían razón, el mito es exacto.
Pobre hombre, conoció a la anciana… Del dedo largo.
— Via Creepypastas