Leyendas Nicaragüenses – Las mejores leyendas de nicaragua

Allá afuera
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Hablando de las Leyendas Nicaragüenses, hay quienes se atreven a afirmar que no existe una sola población en Nicaragua en donde la gente no conozca al menos una leyenda. Dicho de otro modo, en este país, hay decenas de historias fantásticas que se han transmitido a través del tiempo.

En los siguientes párrafos, colocaremos aquellos cuentos y leyendas nicaragüenses que han perdurado hasta nuestros días y que siguen resultando atractivas para todo aquel que las lee.

Indice

Leyendas Nicaragüenses Cortas

Como sabemos que, en estos tiempos, la mayoría de la gente se encuentra muy ocupada realizando todo tipo de actividades. Tomamos la determinación de resumir estas crónicas ancestrales, a fin de que pases un rato ameno, pera que luego de concluir la lectura, tengas la oportunidad de seguir con tu rutina diaria.

Sin nada más que decir, empecemos con las leyendas nicaragüenses cortas.

La Carretanagua

En esas noches en las que la oscuridad abunda, se dice que sale a rondar la Carretanagua , anunciando desgracias para los pueblerinos de una localidad determinada. La poca gente que dice haberla visto, afirma que se trata de una carreta vieja que se encuentra en muy malas condiciones.

Esto hace que sus ruedas hagan demasiado ruido, provocando que la gente se quede en sus casas hasta que el estruendo cesa. En vez de toldo, ese transporte se encuentra cubierto por una sábana de color blanco.

Por su parte, la conductora de la carreta, no es otra que la muerte, quien viaja acompañada de una filosa guadaña, misma que recarga sobre su hombro izquierdo.

En vez de caballos, los animales que sirven para remolcarla son un par de bueyes, los cuales por su aspecto parece que los sacaron de un cementerio. Uno de estos es de una tonalidad negruzca, en tanto que el otro tiene un pelaje muy similar al color del melocotón.

Lo extraño es que jamás dobla en las esquinas. Si por alguna razón se topa con una o llega a un callejón, simplemente se desvanece y aparece en otro sitio del poblado.

Desgraciadamente, no hubo nadie que me supiera decir cuál es el origen de la Carretanagua. No obstante, investigando un poco más a fondo, me pude dar cuenta de que de alguna forma ese transporte anuncia la muerte de un lugareño.

Pues según lo que me dijo un amigo nicaragüense, cada vez que se escucha el rechinido de sus llantas, una persona muere al día siguiente de manera inexplicable.

La Iracunda Serpiente de Catedral

Una característica de las leyendas nicaragüenses es que a menudo en esos relatos se hace mención a la lucha interminable entre el bien y el mal.

Ahora mismo, viene a mi mente la leyenda de la iracunda serpiente de catedral. La crónica dice que una víbora de dimensiones inimaginables vive debajo de Catedral.

Las dimensiones de este reptil son tan grandes que su cola llega a tocar los cimientos de la Iglesia de Sutiaba. El motivo por el que no ha podido moverse de esa ubicación, se debe a que su cuerpo se encuentra sujeto por uno de los cabellos de la Virgen de la Merced.

La culebra ha tratado de zafarse durante años, sin embargo, por más que se mueve, se estira y se contrae, su cuerpo continúa perfectamente aprisionado por ese «pelo divino».

A pesar de eso, la gente cree que tarde o temprano la serpiente se liberará y será entonces cuando sobrevenga la tragedia a esa ciudad nicaragüense, pues los movimientos de esa criatura harán que el suelo se reblandezca y ocurra un terremoto del cual muy pocos se van a salvar.

Además del sismo, se espera que el agua subterránea que se encuentra en la ciudad, también se propague por la superficie, ocasionando gravísimas inundaciones.

El Espanto del Roldán en Cosigüina

El cerro Roldán en la comunidad de Cosigüina guarda una historia un tanto macabra. Y es que se dice que hace muchos años, un hombre que vivía en la hacienda de San Cayetano, subió hasta lo más alto de este montículo, con la intención de encontrar al ganado que había extraviado.

Sin embargo, el hombre nunca volvió a su hogar y a partir de ahí, la gente comenzó a escuchar terribles lamentos provenientes del cerro principalmente en los días en los que se celebra la Semana Santa.

Hay quienes dicen, que es el alma de aquel sujeto quien suplica a Dios que lo deje entrar al cielo. No obstante, hay otro grupo de gente que dice que se trata de un alma que únicamente quiere espantar a las personas de la localidad.

Cuando es jueves santo y el reloj marca la 1:00 de la mañana, lo mejor que puedes hacer es no salir de tu domicilio, puesto que en la soledad de las calles se alcanza a escuchar un grito de terror que a los hombres les hace poner los cabellos de punta y a las mujeres, correr de inmediato a abrazar a sus pequeños hijos.

Por su parte, quienes profesan la religión católica en Nicaragua dicen que puedes ahuyentar a este espíritu, encomendándote a la santísima Trinidad.

Leyenda de Chico Largo del Charco Verde

Continuando con esas historias que ocurren en semana Santa, no podía dejar de mencionar la narración de Chico Largo del Charco Verde.

Se le llamó Charco Verde a una laguna que se encuentra en Nicaragua y que precisamente tiene ese color, debido a que en su interior crecen toda clase de algas marinas. También, se encuentra rodeada de árboles de diversos tamaños.

Se dice que hace mucho tiempo, dicha masa de agua era gobernada por una entidad llamada Chico Largo, quien no dejaba que ningún hombre se bañara en esas aguas, pues decía que no eran dignos de hacerlo.

A pesar de esto, hubo algunos hombres que llegaron a desafiar esa norma, provocando la ira del protector, quien ni tardo ni perezoso usó un encantamiento para convertirlos en reses.

Posteriormente, vendía a los animales a los comerciantes que se encontraran cerca de la zona. De igual forma, se comenta que a los mercaderes les daba una gratificación, si lograban deshacerse de las reses lo más pronto posible.

En concreto, se decía que los colaboradores de Chico Largo recibían «siete negritos», mismos que debían entregar a otro individuo en un periodo no mayor a 10 años. De lo contrario, experimentaría en la ira del cuidador de Charco Verde.

Leyendas Nicaragüenses para Niños

Con el relato anterior concluimos con lo referente a las leyendas de Nicaragua cortas. Ahora, vamos a mencionar historias que generalmente se les cuentan a los pequeños antes de irse a dormir.

Por su estructura se asemejan a los cuentos clásicos europeos, sólo que estos tienen la particularidad de contener elementos que son propios de este país de Centroamérica.

El Punche de Oro de Sutiaba

En la población de Sutiaba existe una de las leyendas más interesantes que hemos encontrado. La gente mayor cuenta que en algún lugar de esa localidad hay un tesoro escondido.

Pero eso no es todo, lo que llamó poderosamente nuestra atención es que afirman que de vez en cuando el tesoro recorre las calles sigilosamente durante la noche. Este fenómeno ocurre únicamente dos veces al año:

La primera de ellas es en el tiempo de la Semana Mayor, en tanto que su segunda aparición ocurre ya en el mes de agosto.

Obviamente, no se trata de ningún cofre que flota, ni de un alma en pena que lleva pesados costales de dinero a sus espaldas, sino que se trata del legendario Punche de oro de Sutiaba.

Este cangrejo dorado sale de las profundidades del Océano Pacífico y nada hasta llegar a la puerta de la iglesia más importante de ese poblado. Ahí espera hasta que los primeros rayos del sol del Jueves Santo iluminan su metálica piel.

Hay algunas personas que han tratado de atrapar al Punche de oro, pues se cree que la persona que lo atrape podrá encontrar el sitio exacto en donde fue enterrado del tesoro y por tanto convertirse en un individuo inmensamente rico.

Desgraciadamente para todos los cazadores de fortunas, les tenemos una mala noticia y es que, como parte de estas leyendas nicaragüenses , no podemos dejar de mencionar que, de acuerdo a los relatos, quienes logran tocar al cangrejo, pierden el habla de manera inmediata al menos por una semana.

Otra versión de esta misma historia nos indica que el Punche es el alma de un viejo cacique, a quien el ejército español condenó a muerte, ahorcándolo en un palo de tamarindo.

Dicho árbol mítico permanece lleno de frutos los 365 días del año. No obstante, nadie puede probarlos, puesto que, si lo hacen, fallecen en ese mismo instante.

Los Cadejos de Monimbó

En muchas leyendas latinoamericanas se menciona el nombre del Cadejo, animal muy parecido al perro, que a su vez tiene una versión «buena» y una «mala».

Sin ir más lejos, nos gustaría relatar la leyenda de los cadejos de Monimbó. Por las noches, el cadejo blanco trata de acompañar a casa a los hombres que salen de trabajar a altas horas de la noche, pues su propósito fundamental es el de vigilar que lleguen sanos y salvos a su casa, dado a que han pasado todo el día laborando, para llevarle el sustento a sus familias.

En contraste, el cadejo negro busca a los sujetos que andan fuera de sus domicilios, porque salieron a beber y/o a fumar y como sabes éstas no son conductas que deben imitarse.

En el caso de que el perro negro, encuentre a uno de estos individuos, lo morderá tan fuerte que no le quedarán ganas de volverlo hacer en todo lo que le resta de vida.

Sin embargo, si el cadejo blanco llega a tiempo, ambos canes lucharán hasta que uno resulte vencedor.

Algo que no hemos mencionado es que estos perros no tienen los ojos iguales a los del resto de los galgos que conocemos, ya que poseen un brillo muy especial que posibilita el que una persona pueda ver a gran distancia que un cadejo se acerca.

La Mocuana de Sébaco

Después de la conquista, soldados españoles llegaron a Sébaco. Allí fueron recibidos por un indígena noble y generoso quien fungía como alcalde de ese territorio.

Los demás pobladores lo respetaban y querían, puesto que era un hombre muy juicioso al que sólo le importaba el bienestar de los demás.

De hecho, no quiso enfrentarse a los ibéricos, sino que en cambio les hizo varios presentes. Entre esos regalos destacaba la entrega de tamarindos hechos de oro macizo, los cuales el cacique mencionó que debían ser un obsequio para el rey de España.

Como única condición, el hombre les dijo que debían abordar sus embarcaciones y no volver nunca más a pisar suelo nicaragüense.

Sin embargo, los conquistadores querían el tesoro sólo para ellos. Esto hizo que el cacique escondiera todo el oro en un lugar en el que solamente su hija y él conocieran la ubicación.

El tiempo transcurrió, y los soldados españoles perecieron poco a poco. Luego de algunos años, nuevas embarcaciones arribaron a Sébaco. Ni tardo ni perezoso, uno de los militares se encargó de enamorar a la joven hija del cacique, quien de inmediato le reveló el lugar en donde se encontraba oculto el tesoro.

Después de sacar el oro de la guarida secreta, el novio de la joven la encerró en una cueva, bloqueando la entrada para impedirle que escapara. No obstante, había algo que el sujeto no sabía y es que la muchacha conocía los túneles secretos de todas las cavernas.

Luego de muchos intentos, al fin la mujer pudo huir de su encierro, aunque ya era tarde para su mente, pues desgraciadamente la chiquilla ya había perdido la razón.

Luego de unos años la joven murió y se convirtió en lo que desde esa fecha se conoce como la Mocuana , un espanto que invita a los forasteros a seguirla hasta la cueva en donde fue encerrada, para luego dejarlos abandonados a su suerte.

Hasta hoy nadie ha podido ver su cara. Es decir, sólo se puede apreciar su delgada y delicada silueta y su larga cabellera de color Ébano que cubre por completo su espalda.

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