G.R.A.E. (by Vyndicare)

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Todos conocen el término “Engañar a la muerte”: es cuando escapas del final de tu vida, de la crueldad que implica o del terror en sí mismo. Pero todos saben que algún día la Muerte te va a atrapar. Algunas personas pueden evadirla por largo tiempo mientras que otras no tienen tanta suerte. Una vez engañé a la Muerte, y no me ha atrapado… hasta ahora. Antes de que muriera; antes de que me atrapara, quería que la gente supiera de esta historia. Sí, su historia, no la mía. Esta historia no es sobre mí. Es sobre un hombre joven que viviría cientos de veces más que yo. Yo moriría pronto y también mi historia. Él sólo se desvanecería al punto que nadie lo recordara. Así que para mantener su historia viva, te diré todo lo que me dijo. Como dije antes, yo, junto con algunos otros, habíamos engañado a la Muerte, pero, ¿qué si la Muerte te engaña? ¿Entonces qué? ¿Qué pasa si la Muerte obtiene lo mejor de ti al final?

En el norte de Washington, un hombre joven de aproximadamente 19 años llamado Lyle cayó enfermo en leucemia mieloide aguda. Un cáncer que trabaja peligrosamente y afecta la sangre en el cuerpo. Ya no tenía mucho que vivir. Escuchando constantemente el dolor de su familia, rogó piedad a Dios. Le rogó y lloró al punto de hacer su vida un poco más larga. Quería ser capaz de quedarse con su familia; tranquilizar su vida y hacer valer cada segundo. No obstante, eso nunca iba a pasar…

Mas o menos un mes después, el hombre estaba al borde de la muerte. Lyle pasó dentro y fuera de su conciencia una noche. Luchaba bastante para seguir vivo y no respirar su último aliento. Perdiendo su energía, fue presa de su asesino. Bueno, casi.

“¿Qué tenemos aquí?” Una voz profunda, rasposa y muy fría sonó de un hombre desconocido. “Parece que tu pequeña enfermedad está obteniendo lo mejor de ti”.

Lyle abrió sus ojos ligeramente para ver una figura cernida sobre él. El hombre usaba un traje negro, zapatos de vestir negros, una camisa gris oscura con un pañuelo blanco, y un cuervo color azabache que protegía sus ojos. El hombre giró un bastón lujoso que tenía una joya azul en el extremo de su mano. Una enervante sonrisa burlona se deslizó por el rostro del hombre.

“¿Quién… eres?” preguntó Lyle.

“Originalmente, vine para matarte–..pardon me… Lo que quiero decir es que soy tu salvador… de… clase. He venido aquí para terminar tu agonizante tormento. Pero después de escuchar tus constantes súplicas, no te pude ayudar por tus patéticos rezos.” El misterioso hombre se explicó. Tenía una apariencia desinteresada como si estar ahí fuera una pérdida de tiempo. Lyle estaba confundido y desconcertado. Un montón de preguntas daban vueltas en su cabeza. ¿Quién era ese hombre? ¿Qué quería?

“Entiendo que no quieres morir, ¿qué harías si te dijera que puedo hacer que vivas por siempre? ¿Lo aceptarías? Sé que estás muriendo por ver a tu familia otra vez – sin juego de palabras,” dijo con un rostro sin expresión. Él nunca dio ni una ligera sonrisa por la broma que hizo. El hombre se acercó más al oído del chico. “Si te diera la oportunidad de vivir, ¿qué me darías a cambio? No es nada de grandes proporciones, claro. Es ojo por ojo_per se_”.

“¿Puedes… salvarme? ¡¿En serio?!” Lyle abrió sus ojos lo más que pudo por la sorpresa.

El hombre pudo ver que Lyle estaba interesado en lo que había dicho y persiguió su objetivo, “Te daré tu vida… si… me das tu alma; tu cuerpo. Que tu vida me pertenezca y puedo hacer que se cumpla tu deseo. Hacer un pacto con el diablo, como los demás idiotas lo hicieron. Ten en cuenta que no podrás cancelar el trato una vez que hayas firmado.”

Con el chasquido de sus dedos, un lienzo blanco con una cinta roja apareció de unas llamas azules. El hombre tomó la cinta y la deslizó hacia abajo. Se enrolló a si misma y el contrato apareció. Al lado del papel, la pluma de un cuervo levitaba en el aire. El joven miró la letra cursiva del contrato, pero fue interrumpido.

“No tienes mucho tiempo, por lo que será mejor que decidas rápido. Tu reloj está casi por terminar, miserable grano de arena.” El impaciente y aburrido hombre le dijo que firmara. Lyle sabía que había algo mal con el hombre. Estaba ocultando algo. Rascó su extremadamente delgado cabello; o lo que quedaba de él pensando qué podría hacer. Si no firmaba el contrato ahora, iba a morir. Si lo firmaba, la Muerte le haría algo. Finalmente, decidiendo su destino, Lyle tomó la pluma y había hecho la mitad de su firma cuando el hombre volvió a hablar:

“Oh, olvidé mencionar: cuando firmes, además de que tu alma será mía, se me concede el derecho de tu forma física. En otras palabras; tú me perteneces.” El hombre sonrió ligeramente mientras Lyle terminaba de firmar. Levantando el papel, desapareció entre las llamas.

Antes de que Lyle pudiera reaccionar, la habitación entera estaba incendiada de unas llamas azules. La habitación se sacudió incontrolablemente.

“¡¿Qué está pasando?! ¡¿Qué estás haciendo?!” El miedo se apoderó de la mente del joven. Estaba perplejo, asustado, y arrepentido. Una sustancia negra demasiado densa para ser fumada y demasiado ligera para ser alquitrán se deslizó hacia Lyle y empezó a quemar su cuerpo. La sustancia negra encerró el cuerpo entero de Lyle. Él gritó mientras eso cavaba en su piel con una sensación de ardor. Sus gritos fueron apagados cuando la sustancia lentamente salió de su garganta.

¿Cómo es que las enfermeras no escuchaban sus gritos? ¡¿Dónde estaba todo el mundo?!

La sustancia negra estaba alrededor de su cara y emanaba de sus ojos, quemándolos mientras lo hacía. Lyle vio al hombre mientras desaparecía entre las llamas azules, agitándolas cuando se iba. Un papel flotó a su cama y se revoloteó cerca de su cara. Todavía en shock por el repentino giro de los acontecimientos, Lyle no podía leer el papel. La substancia negra bloqueó su vista completamente junto con el oxígeno. Pronto quedó inconsciente. El papel flotó hacia el piso con las palabras “Descanse en paz” en dirección a Lyle.

. . .

Seis meses después, Lyle fue dado de alta en el hospital y entró en una recaída. Él no podía decir que se sentía completamente bien. Desde ese día la Muerte había estado perturbando sus sueños y pensamientos. Ocasionalmente él tenía pensamientos mórbidos y visiones de muerte. No de él, de los demás; personas que nunca había visto o personas que ya conocía. Estaban en sus manos, en las paredes, en cualquier sitio.

Lyle hizo una cita con el doctor para hacer unos diagnósticos. Pero por supuesto el doctor no fue de mucha ayuda y le recetó unos medicamentos para aliviar su estado mental. Caminó afuera de la oficina hacia la entrada. Cuando estaba saliendo, algo azul captó su atención; una joya. Se le hacía familiar.

Lyle regresó a su casa veinte minutos después. Todavía no podía recordar de donde se le hacía familiar esa piedra. De pronto, un dolor penetrante lo golpeó. Su cabeza palpitaba y su cabeza estaba en total agonía. Abrió sus ojos y vio la misma sustancia de antes. Eso se deslizó hacia él y se arrastró hacia sus brazos y piernas. Se sentía muy real. Lyle cerró sus ojos otra vez y pensó para él mismo “Esto no es real.”

“Claro que es real, chico estúpido”.

“Q-Que… N-No…” Abrió su ojos de repente cuando oyó una voz familiar. Lyle miró hacia arriba; el líquido negro ya no estaba. Un hombre estaba frente a él. Una figura alta con una actitud condescendiente vestido con un traje algo formal.

“¿Tú…? ¿Tú eres…?” Lyle reconoció a la Muerte, pero no pudo terminar su oración.

“Nunca me agradeciste, tú sabes.” La Muerte sonrió ligeramente.

“¿Qué?”

“Salvé tu estúpido trasero y nunca me agradeciste. Que desagradecido.”

El dolor en su cabeza se hizo peor y Lyle hizo una mueca.

“Ah, veo que estás experimentando el proceso”.

“¡¿P-Proceso–qué proceso?!”

Antes de que pudiera decir algo más, el hombre le dio una explicación sensata.

“Tengo un trabajo para ti, chico.” El hombre tomó un comportamiento aún más serio.

“¿Qué tipo de trabajo? Algo en lo que – ¡ah! ¿no quieres ensuciar tus manos?”

“¡Je! Ahora estás cayendo en la cuenta. Con lo ocupado que estoy, necesito que hagas algunas tareas permanentes. Desde que tu alma me pertenece, no hay forma de que salgas de esto. Soy La Muerte. No importa cuanto lo intentes, no puedes esconderte de mí. Te encontraré eventualmente.”

“¿Es un reto?” Lyle hizo una mueca mientras sonreía.

“No, es la verdad. Como es tu trabajo, serás lo que se conoce como G.- R.- A.- E.-: a Ghastly Reaping Archangel of Ethnologies.” [Arcángel Espectral Recolestor de Almas o algo así. Es la traducción más cercana que pude encontrar]

“Un Grah-Eh . . .?” Lyle trató de pronunciar el acrónimo.

“¡No, idiota! ¡Es pronunciada como la palabra ‘gris’! [en inglés, gray. ‘‘grei’’] En otras palabras, serás en Ángel de la Muerte. No, espera… No me gusta ese término. Está muy usado y pierde su connotación terrorífica desde que las personas fantasean sobre ellos …”

“De todos modos, vas a recolectar las almas de todos los que van a fallecer. No va a importar si es un desconocido o un amigo, bueno o malo, mujer o hombre, joven o anciano. Tus emociones o vínculos con las personas, desconocidas o conocidas, serán nulas o sin sentido. Cada persona tiene un tiempo límite y si tú no recolectas su alma antes del tiempo límite, pueden llegar a engañar a la Muerte. En otras palabras, vivirán un día o más hasta que el momento perfecto llegue”. La Muerte le aclaró mientras se sentía fastidiado por el chico.

“Tan morboso como suena, ¿entonces por qué no sólo pueden morir en vez de que vivan más?” Lyle pudo preguntar mientras el dolor disminuía por un momento.

“Coincidencia. Tiene que haber una excusa para su muerte en vez de un caso de muerte inexplicable. No podemos andar por ahí recolectando almas cuando queramos. No somos como esos estúpidos psicópatas que están allá afuera matando personas con aburridos cuchillos o esas miserables criaturas causando desapariciones. Si hacemos eso, no podríamos ser profesionales y se haría aún más caos. La gente creería en un asesino de personas por las pérdidas. Otra vez. Lo que es por qué Jack el Destripador tuvo que irse… Je, somos más profesionales que eso. Tenemos prácticamente un negocio”. El hombre pausó por un momento. Con un chasquido, un antiguo reloj de bolsillo apareció colgando de su mano. Mientras lo tenía en su mano, unas llamas azules aparecieron en sus manecillas.

“¿Qué, lo vas a empeñar?” Lyle bromeó sin diversión.

“Este reloj de bolsillo es la vida de una persona. Una vez que las manecillas empiecen a moverse, no pararán. Tienes dentro del tiempo que las manecillas hagan un círculo entero para recolectar el alma de la persona. Si la manecilla de la hora hace un círculo entero, la flama desaparecerá y vivirán por más tiempo. No quiero que eso pase, ahora. No quiero dar más días de vida gratis. Más bien es molesto, tienes que estar seguro de terminar el trabajo en el límite de tiempo”. La Muerte pausó por un momento.

“¿Cómo se supone que voy a saber a quien matar? ¡¿Cómo es que los voy a encontrar?!”

“No te preocupes sobre eso. Sabrás donde encontrarlos, y sabrás a quien debes matar antes de que los mires. Tu trabajo empieza al anochecer”. La Muerte sonrió como si hubiera escuchado un chiste. Se volteó y caminó. “Te estaré observando para ver cómo lo haces. Será … interesante, jeje”.

Después de que la Muerte se había ido, Lyle cayó al piso. Abrumado por toda la información que tenía que procesar y el repentino cambio de planes, no sabía que hacer. Se recostó en el sillón. Con un largo suspiro, cubrió su cara con sus brazos y se durmió después de unos minutos.

. . .

El sol estaba oculto, y la luna iluminaba el cielo con una luz plateada. Sacudiéndose y volteándose en el sillón, Lyle soñó sobre alguien que moría en un accidente automovilístico. Su sueño cambió a un niño que se estaba ahogando, después a una persona asesinada con un cuchillo, y después con una persona atrapada en un incendio. Los detalles de estos sueños fueron muy reales y vívidos. Entonces en su sueño vio a alguien con ropajes negros; una gabardina, un chaleco, una camisa de vestir negra con un pañuelo. La figura tomó un tipo de objeto que parecía una guadaña y lo golpeó.

“¡Argh!” Lyle gritó y se levantó. Se sintió tan real. Sus sueños eran muy vívidos. De hecho muy extraños.

Sin previo aviso, alguien jaló de su desordenado, de color apagado, rubio cabello de atrás de él. Agarró el brazo de su atacante y trató de liberarse. No obtuvo ningún resultado. Lyle sintió algo frío y afilado en su garganta. ¿Un cuchillo, tal vez?

“Para de retorcerte, estúpido mocoso. Estás haciendo esto más difícil de lo que debería ser.” Lyle abrió sus ojos y vio que la Muerte estaba detrás de él, recargando su cabeza en en sofá.

“¡Tú! ¡¿Qué estás–”

“Hoy es tu primer día de trabajo. Para asegurarme de que las cosas vayan bien, voy a estar observándote para ver que no lo arruines.” En ese instante, la Muerte chasqueó sus dedos. Lyle esperó a que algo sucediera. Sus ojos ardieron por alguna extraña razón. Se los limpió y un líquido negro había manchado sus manos. Era la sustancia negra de antes. Se sofocó y tosió excesivamente, sacando coágulos de esa sustancia de sus pulmones.

“¡¿Qué hiciste?! Esto es… es la cosa de antes, ¡¿no?!” Lyle murmuró estas palabras entrando en pánico, pero la Muerte tiró su cabeza y enterró sus dedos en los ojos de Lyle.

“Ahora, no te muevas. Sólo lo harás peor” le advirtió el hombre de manera despreocupada.

El chico dejó salir un grito desgarrador mientras el hombre metía sus dedos en las cuencas de sus ojos lo suficientemente profundo como para meter sus dedos dentro de su esqueleto y jaló su cabeza hacia arriba. Su mano se centró en el ojo derecho de Lyle. La Muerte intrincadamente movió sus dedos para agarrar con firmeza el ojo y sacarlo de la cuenca. Sangre y la sustancia negra salieron abundantemente de sus ojos y de su boca, quemando su piel y escurriendo de su cara.

“Es sólo una medida de precaución. Trata de no hacer tanto escándalo, no puedes morir, ¿lo recuerdas? ¡No lo permitiría!” La voz del hombre sonaba inquieta, al punto de tener un tono suave en su voz.

La Muerte lanzó el ojo derecho al piso y miró a Lyle por un segundo antes de ir por el siguiente ojo. Usó su cuchillo para hacer dos cortadas a través del ojo. Lyle trató de manera desesperada de luchar y liberarse, pero no tuvo ningún resultado. No había forma de que él pudiera golpear a la Muerte.

El hombre dejó ir a Lyle y vio como caía en el piso para hacerse un ovillo. El chico tomó su cabeza en miseria. Su sangre manchó la alfombra y cubrió cada centímetro de sus manos. Sólo cuando pensó que ya había terminado, la Muerte agarró el cuchillo y lo puso contra su garganta. Forzó su mandíbula lo suficiente como para que abriera su boca. Con el cuchillo en mano, hundió el cuchillo en su boca, y segundos después, brutal y parcialmente cortó su lengua. La Muerte no la removió completamente, pero estaba severamente dañada y tomaría algún tiempo antes de que sanara. Aparte de eso, también había hecho severos cortes en las encías y labios.

Sin poder escapar, Lyle se sofocaba en su propia sangre con la sustancia negra que salía continuamente de sus ojos y boca. La Muerte paró y le permitió que rodara sobre su estómago. Le había cortado aún más y la sangre emanaba suavemente hacia la alfombra. La Muerte tomó asiento en el sillón viendo a Lyle retorciéndose por el dolor con un rostro sin expresión.

Lyle no podía soportar la tortura. Su ojo estaba casi perdido al igual que su lengua. Su piel y su garganta ardían. No podía hacer nada más que acostarse en el piso y esperar el siguiente round de tormento. Lo único que podía hacer era gemir y mascullar chillidos de angustia y horror.

¡¿Qué tipo de precaución era esta?! ¡¿Cuál era el punto de esto?! ¿Por qué tenía que soportar tanta tortura cuando él le había prometido esa vida? ¿Por qué parecía que la Muerte lo había engañado para terminar con su tormento?

Lyle desenfocó su atención fuera de las preguntas que rondaban en su cabeza. Entonces recordó que no estaba solo. Sentía una mirada fría.

“Esto no es algo personal. Sé feliz, que algún día sanarás…” El hombre guardó silencio por unos segundos antes de volver a hablar. “Tenía que hacer eso… Ahora lo que no puedes ver es que no podrás mostrar piedad a nadie en tus años de novato. Es lógico que perdones a los que conoces o ames; es la naturaleza. Es por eso que cuando te conocí te plagué de Ruinas. Tú sabes, esa mierda disgustante que sigues teniendo. Sólo está ayudando a tu mente e tomar decisiones cuando estás haciendo tu trabajo. Tal vez cuando ya estés sanado, puedas tomar las decisiones correctas y no arruinarlo.”

Lyle balbuceó y tragó saliva.

“¿Por qué destruí tu vista y casi corto tu lengua, preguntas? Es simple, tienes que hacer el trabajo sin pensar en emociones o en intereses personales. Tu boca y ojos son capaces de demostrar tus sentimientos. Te he quitado todas las habilidades de demostrar sentimientos a excepción del lenguaje corporal cuando necesites tus miembros.” El hombre sonrió ligeramente cuando dijo su última declaración. Reparando su crimen, tomó unas vendas y las puso parcialmente en la cara de Lyle alrededor de sus ojos y boca para detener el sangrado. Sin embargo, no hizo un buen trabajo ya que el ojo restante de Lyle era visible. Volteó serio y dijo: “Ahora que he terminado con esto, termina el trabajo por esta noche.

Lo dejó sin decir nada más. El chico se quedó acostado en el suelo, incómodo y herido. El olor a hierro llenó sus fosas nasales provocándole vomitar en el piso. Trató de abrir su ojo izquierdo y vio rojo y negro, pero podía ver algo como figuras y siluetas. Tocó alrededor de su cara con cautela. Estaba cubierto de vendajes que estaban mal envueltos sobre su cara.

Afuera en algún lugar, Lyle tenía la sensación de que TENÍA que pararse. Obedeciéndose él mismo, dejó de lloriquear y levantó su mano. Tomó y sintió numerosos objetos que estaban frente a ella. Casi todos parecían ropa, otros se sentían como un par de zapatos y unos guantes. Aunque pudiera verlos ligeramente, aún resultaba difícil.

Tardándose un poco en cambiarse, Lyle se examinó y sintió su ropa. Su chaqueta se veía extremadamente andrajosa. Cogió el reloj una vez más y sintió la presencia de las llamas en las manecillas del reloj. Sabía que era tiempo de hacer su primer trabajo.

Lyle volteó en dirección a su objetivo. Salió de su casa rápidamente, en silencio y con un inhumano paso rápido. Sin embargo él no corrió, parecía que se deslizaba por el piso como un fantasma. A lo largo de su recorrido, había sacado el reloj para “comprobar” el tiempo. Lyle podía sentir la flama más fuerte mientras más se acercaba a su destino.

Aproximadamente veinticinco minutos después, cruzó por un viejo apartamento. Volvió a comprobar el reloj y encontró que estaba cerca. Instintivamente, saltó hacia la segunda ventana y aterrizó en la escalera de incendios. Asombrado por sus nuevas habilidades, sacudió su cabeza para volver a concentrarse. Puso su oído al lado de la ventana para ver si escuchaba algo. Lyle escuchó el sonido de alguien tosiendo violentamente. Un hombre de mediana edad entró en la habitación. El hombre vio arriba y vio la sombra en la ventana.

“¿Qué coño estás haciendo? ¡Saca tu estúpido trasero de aquí antes de que lo haga yo mismo!”

Lyle no podía replicar. Su boca estaba atada y herida. Lo único que pudo hacer fue ver al hombre y estudiarlo. Su alma era la que tenía que recolectar.

“¡Hey! ¡Dije que te fueras de aquí!” dijo el hombre mientras caminaba hacia Lyle.

Antes de que el hombre pudiera hacer algo, Lyle, sin pensarlo, corrió hacia adentro. Rompió la ventana en pequeños fragmentos por el impacto.

Había un descomunal sonido del piso de abajo “¡Hey, cálmense allá arriba! ¡Hay gente que intenta dormir, estúpidos!”

El hombre y Lyle ignoraron los alardeos.

“¡Tú, hijo de perra!” El hombre corrió a la cocina, pero Lyle era mucho más rápido que él. De mala gana Lyle tomó al hombre y lo giró en la dirección contraria. Lo golpeó contra la pared y creó un enorme agujero. La adrenalina fluía en las venas de Lyle, pero tenía la sensación de que no quería hacer esto. Por el otro lado, había un ligero entusiasmo en él. Se sentía… bien… disminuir su ira en ese hombre que pronto estaría muerto. El hombre se levantó y sacudió su cabeza.

“¡¿Quién te crees –… Tú…” La voz del hombre titubeó al ver el ensangrentado y vendado rostro enfrente de él. Horrorizado, el hombre huyó de su apartamento al primer piso. Lyle no lo persiguió. En vez de eso, miró el reloj. Tenía más que suficiente para hacer su trabajo. En realidad no quería hacerlo. El hombre podía ser un idiota, pero no estaba bien.

Lyle caminó hacia la ventana rota y vio al hombre tropezando afuera, tosiendo bajo la tormenta. Lyle sintió lástima por el hombre. No quería hacer esto, pero no tenía elección. Por alguna razón algo le dijo que se diera prisa, dándole la necesidad de querer hacer ese trabajo. Tuvo una horrible sensación de que dándole dolor a los demás enojaría a la Muerte. Tal vez era esa Ruina de la que estaba hablandola Muerte lo que lo había afectado. Sus manos comenzaron a temblar y saltó fuera de la ventana, aterrizando frente al hombre que estaba corriendo.

“¡¿Qué quieres de mí?!” gritó el hombre, alertando a algunos de los vecinos. Retrocedió algunos pasos. El hombre se abalanzó sobre Lyle, pero lo esquivó rápidamente. Los dos estaban jugando en un juego de caza y el hombre era ‘eso’. Lyle simplemente jugó con su objetivo. Estaba indeciso; quería acabar con el trabajo, pero también quería darle más tiempo de vida a ese hombre.

No siendo capaz de esquivar al hombre una vez más, Lyle recibió un golpe en la parte izquierda de su cara. Tropezó un poco antes de que el hombre lo volviera a golpear en el pie haciendo que perdiese el equilibrio y cayera al suelo. El hombre rió triunfante. Esto hizo que Lyle apretara sus puños con más furia que antes. Tembló otra vez, excepto que esta vez era de los hombros hasta las puntas de los dedos. La risa del hombre titubeó cuando vio que Lyle tenía más furia cada segundo. La Ruina tomó el control.

“¡¿Qué diablos…?!” El hombre fue retrocediendo mientras la oscuridad lo rodeaba. Su oponente terminó arrodillado en el piso mirándolo. Lyle observó al hombre. Estaba viendo la oscuridad alrededor de él frenéticamente mientras pequeños insectos subían a su cuerpo por su rodilla. Lyle se dio cuenta de que había una gran variedad de cucarachas, cienpiés y escarabajos subiendo al hombre por su rodilla. Éste se los quitó de encima y trató de matarlos, pero sólo seguían llegando.

“Jejeje…”

El hombre oyó una pequeña risa. La sombra de Lyle creció más y se dirigió hacia el hombre. Tan pronto como tocó sus pies, la Ruina se arrimó alrededor de él. El hombre salió de la sombra, pero el lodo se atascó en sus zapatos e intentó caminar con éste y fue como si estuviera en una mezcla de goma masticada y barro.

“Jejejah… Jajajaja… ¡Jajajajaja! ¡Ajajajajaja!” Una risa vino del intruso vendado. La sangre se filtraba por los vendajes. Los implacables esfuerzos de alejarse de los insectos, el lodo y la oscuridad eran inútiles.

Lyle llevó sus manos a su cara. Paró y las miró. Estaba sangrando otra vez. Su boca escurría un líquido rojo manchando su ropa mientras caía hacia su cuello. Sus ojos no estaban mejor. No habían tenido suficiente tiempo para sanar, apenas un poco y estaban sangrando en grandes cantidades. El comportamiento de Lyle había obtenido lo mejor de él. Sus brazos y manos se sacudían de manera más incontrolable. Lentamente tocó su cara otra vez y la rozó ligeramente las vendas lo que hizo que casi se deshicieran.

“¡¿Qué coño está mal contigo, fenómeno?!” El hombre parecía confundido. Se veía muy asustado por las acciones de Lyle quien había perdido todos los pensamientos de que los insectos aún seguían trepando al hombre.

Inmediatamente, después de que el hombre hablara, la risa de Lyle cesó. Lentamente dejó al descubierto su ruinosa cara. De un brillante verde azulado y negras, sus venas podían verse en algunas partes su cuerpo. Los vendajes de su ojo izquierdo se movieron un poco y un brillante, punto rojo se podía observar. El hombre corrió despavorido. Lyle vio su presa correr como un ratón asustado. Lyle estaba más furioso de lo que podría creer y quería deshacerse de esa furia. Estaba muy enojado, su cuerpo sólo quedó en shock mientras él permanecía fijo en su lugar hasta que finalmente pudo moverse y caminó hacia su objetivo.

Mientras el hombre corría, volteó a ver hacia atrás y vio a su perseguidor siguiéndolo a una corta distancia. Pero… Lyle estaba caminando todo el tiempo.

La sombra de Lyle llegó hasta el hombre y algo tomó su pierna, causándole que cayera en el asfalto. Lyle vio como volteó y reaccionó a algo que probablemente no podría ver: un espectrotransparente, luminoso y casi sin color, de un verde azulado. Su cara estaba distorsionada y descompuesta y tenía unos vibrantes, ojos que eran como puntos rojos en sus cuencas. Sus brazos parecían ser de carne podrida. Sus piernas no estaban presentes. En vez de eso, tenía un cuerpo hecho jirones, similar a la tela. El espectro respiró con dificultad, mirándolo fijamente. Se fue acercándose cada vez más a él. Lyle vio como volteaba para ver otros fantasmas como él. Horrorizado por las grotescas monstruosidades, un sonido parecido a un lamento de miedo salió por las cuerdas vocales del hombre.

“D-… Déjame… ¡¡¡DÉJAME SOLO!!!” Gritó el hombre con lágrimas acumuladas en sus ojos.

Los fantasmas se acumularon alrededor de él; los insectos subieron al hombre.

“¡Quédate atrás! ¡Que te quedes atrás, coño!” advirtió el hombre.

Lyle se rió entre dientes. Se lanzó al aire y aterrizó frente al hombre de mediana edad.

Lyle estaba teniendo mucha diversión. Demasiada diversión … Llamó a los espectros para que se juntaran alrededor del hombre y lo molestaran. Obtuvo mucho placer, pero no se daba cuenta de lo infantiles que eran sus pensamientos.

Lyle alzó su brazo directamente a su lado y un poco de humo llenó su mano y parte de su antebrazo. El humo empezó a formar algo como un bastón. Mientras el humo se disipaba, un objeto sólido de la misma altura que el dueño aparecía en su mano derecha. Lyle miró su nueva arma, y se preguntó como podría hacer tal cosa. La estudió y se dio cuenta de que era el arma perfecta: una guadaña, el arma tradicional para el asesinato.

Acorraló al hombre en la carretera y se acercó más a él. Estaba literalmente a centímetros de su cara. El hombre miró fijamente al ojo rojo que lo estaba viendo. La horrorosa cara lo preocupó. Lyle tomó su mano ensangrentada y tocó la mandíbula y cuello del asustado hombre. Su cara se empezó a deteriorar, sus músculos se contrajeron, su estómago se hundió, sus ojos se hundieron en su cráneo, su piel se pudrió y sus huesos casi traspasaban la podrida piel. Con la última de sus fuerzas, quitó la mano de Lyle, y lentamente corrió de él exhausto, una vez más. Su cuerpo regresó a su estado normal después de unos segundos.

En ese momento, dos luces los iluminaron. La oscuridad y los fantasmas desaparecieron y el hombre se quedó solo en la carretera. Había un sonido de un engrane atrás de ellos. Un auto yendo a una velocidad rápida estaba en la carretera. Sin avisar al hombre, el vehículo se estrelló contra el hombre. El impacto fue tan brutal que lanzó al hombre en el aire. Aterrizó al asfalto con una fuerza tremenda y patinó, gimiendo en shock y del dolor. De alguna manera aún estaba vivo. Probablemente debido al hecho, era el trabajo de Lyle terminarlo …

Las luces se encendieron en el apartamento complejo. En unos segundos, la gente estaría inundando la carretera. Ésto trajo a Lyle devuelta en sus sentidos. Usó el momento para terminar su trabajo cautelosamente. Se acercó al hombre cuyo cuerpo y el área que estaba a su alrededorestaba cubierto de sangre, su cara era un desastre, sus costillas estaban rotas y una de sus piernas estaba doblada en una dirección que era inusual para un humano. La patética criatura era irreconocible. Preparó su guadaña. Podía escuchar a los vecinos, las sirenas y al hombre muriendo.

“¿P-Por qué?” Dijo el hombre con su último aliento.

“Son sólo negocios.” Lyle respondió con una voz que era difícil comprender por su cara dañada.

Con un suspiro, Lyle alzó la guadaña y la enterró rápidamente en el pecho del hombre, donde estaba su corazón. Lo iba cortando hacia abajo, algo carmesí salía del cuerpo mientras iba cortando. Lyle siguió un poco más. Su cuerpo estaba temblando, sus ojos estaban abiertos a más no poder. Nunca había matado a alguien antes. Se sentía … vigorizante. Lo odiaba. Odiaba el hecho de que se había convertido en un asesino. Pero era su trabajo ahora, y era mejor aceptarlo que pelear con eso y saber que no iba a ganar. Al mismo tiempo… le gustaba. Al fin tenía algo en lo que descargar su ira. Si lo pudiera hacer, él estaría… sonriendo…

Un brillo apareció en el pecho del hombre, donde debería estar el corazón. Algo brillante, brillante y verde azulado salió de su pecho. Era un alma. Lyle la tomó y apretó hasta que desapareció

“¡¿Qué está pasando allá?!”

Lyle volteó y vio que la gente estaba empezando a entrar en la carretera. Todos iban en su dirección. Volvió a ver al cuerpo del hombre. El corte en el pecho del hombre había desparecido, pero la sangre todavía estaba ahí. Parecía como si hubiera muerto por el accidente. Una encubierta perfecta.

Lyle corrió fuera de la carretera hacia un callejón para alejarse de la gente. Subió hasta el techo por las escaleras de incendios y se arrodilló para ver la escena desde lejos. Podía escuchar las reacciones de la gente al ver el cuerpo retorcido. Gritos de disgusto y horror se podían escuchar. La gente parcialmente llamó a una ambulancia y a la policía para ver el cuerpo del hombre muerto mientras que algunas patrullas ya estaban llegando al lugar. Pero obviamente no había nada que pudieran hacer.

De repente Lyle escuchó los pasos de alguien atrás de él.

“Bien hecho”, dijo la figura mientras aplaudía lentamente, “No esperaba nada menos de ti”.

La figura fue hacia la luz y reveló a nadie más que a la Muerte, en persona. Miró a las personas que estaban amontonadas en la escena.

“Oh, querido… Parece que te metiste un poco en problemas. No se suponía que harías una escena.” Le reprendió a Lyle con un tono despreciativo, y puso el bastón en sus manos, “Sin embargo, hiciste tu trabajo. Parece que tuviste diversión… Tal vez demasiada diversión.”

Lyle se estremeció cuando dijo la última oración. Lo hizo sentirse cruel y enfermo, sin embargo su cara no estaba lo suficientemente curada como para hablar.

“Sé que quieres hablar ahora, pero en verdad yo no quiero escuchar tu irritante voz” La muerte pausó por un momento para estudiar a Lyle. “Je, entiendo que estés enojado conmigo. Estaba igual que tú cuando empecé este trabajo, pero por supuesto, no estás solo. Hay muchos otros en la misma posición que tú. Los G.R.A.E.s son muy comunes en estos días”.

La Muerte se volteó y empezó a arder en llamas azules “Recuerda, no eres la única persona que está en esto. Hasta la vista… Grae”.

“Ish-Gyr (Es Lyle)” Lyle dijo violentamente, con su voz difícil de entender, corrigiéndolo con una pizca de disgusto en cada palabra.

“No en mi libro” dijo el huraño hombre con una sonrisa aburrida en su rostro. “Tu siguiente trabajo debería ser pronto. Diviértete. Ah, y… no exageres”.

Lyle se volteó hacia la multitud y vio a los paramédicos llevarse al hombre en la ambulancia. Lo rechazó y se quedó con la cabeza abajo. ¿En qué se había convertido? ¿Qué era esa sensación que había sentido antes? ¿En verdad eso era placer? ¿Y de dónde habían… venido todas las habilidades…? Era muy extraño y perturbador. Lyle creció inquietado mientras lo pensaba más y más. De todas formas, no lo disfrutaba tanto. El nuevo nombre que le habían puesto no ayudaba mucho. Pero no podía hacer nada. Todo lo que podía hacer era hacer su trabajo: ser el Ángel de la Muerte, ser el G.R.A.E., quien roba las almas de los vivos que están al borde de la muerte.

. . .

Horas, días, meses, y años pasaron y Lyle creció más absorto en su trabajo. Lo tomó en serio y abundantes muertes aparecieron en la televisión o en el periódico en la parte de las necrologías. Cada muerte pretendía ser por un tumor cerebral, o un paro cardíaco, o causado por otra cosa como un accidente automovilístico, una enfermedad o una lesión. Cada cuerpo, como fuera, tenía una línea de sangre en sus pechos donde debería estar el corazón. Ningún forense podía entender cómo podía terminar la sangre de la víctima fuera de su cuerpo si el cuerpo no tenía ni un rasguño. Nadie podía identificar si era un asesinato, una enfermedad, o un accidente y, probablemente, nadie lo sabría. Unos creían que era un asesino en serie, otros que era obra de un Dios. Como nadie podía encontrar una motivación para matar, mucha gente empezó a creer que era el Ángel de la Muerte.

… Bueno… No estaban equivocados. De hecho, todos estaban en lo correcto. Era un asesino en serie que hacía el trabajo de algún Dios en algún sentido. Podría ser que la Maldad creó al asesino. A pesar de lo que todos creen… es el Ángel de la Muerte que recolecta almas. Él es responsable de todas las muertes. Rumores de conocer a la peligrosa figura y sobrevivir se desarrollaron después de que esta noticia se hiciera pública. El internet hizo un buen trabajo al esparcir los rumores alrededor de mundo.

Entonces estaba yo; una persona que actualmente había visto, conocido, y sobrevivido al Ángel de la Muerte, en persona. O como él prefiere que le digan: “G.R.A.E.” En diferencia a todos los demás, yo lo llamo como se llamaba, Lyle. Su nombre es todo lo que ha dejado. No recuerda mucho de su pasado y está empezando a olvidar su encuentro con la Muerte. Por eso lo llamo por su nombre real ya que pienso que así podría recordar algo de su pasado. Obviamente, siento lástima por él. Él nunca quiso esto y nunca lo mereció. Pero por su puesto, cientos de personas estarían en desacuerdo por sus acciones. No me importa, yo simpatizo con casi todo el mundo. Por supuesto, eso no siempre es bueno, pero nadie es perfecto.

Estoy esperando encontrarme con él otra vez… sé que vendrá para llevarse mi alma. Y esta vez… no podré escapar de él. Jaja, es gracioso, recuerdo todo después de engañarlo…

Por alguna razón, antes de que se fuera, me dijo: “Sabes, soy curioso. Si te fuera a matar, ¿cuáles serían tus últimas palabras?”

Pensando mucho me dije que nunca tendría esta oportunidad otra vez y me pregunté quien era en verdad.

“No estoy seguro… Pero… ¿Qué pasó, o qué hiciste, para convertirte en esto?”

De mala gana, me dijo todo lo que sabía.

Creo que soy la única persona a la que le dijo eso y creo que la única a la que le dirá en un largo tiempo. Es por eso que estoy pasando la historia a quienquiera que lea esto, para que sepa que el Ángel de la Muerte, Grae, o como sea que lo llamen, realmente es. Es un hecho que él no siempre fue una mala persona, o creo que no lo era. Pero ahora no es su decisión.

Es gracioso. Por mucho tiempo antes de conocerlo, todavía recordaba esos, brillantes, ojos rojos, las extrañas, brillantes venas en todo su cuerpo y cara, el desordenado, ensangrentado cabello, esa horrible piel pálida… Pero la cosa que recuerdo más es la frase que me dijo antes de extinguir mi vida:

“Son sólo negocios”.

..

.

Autor:Vyndicare.

— Via Creepypastas

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