Función privada

Allá afuera
Allá afuera

En una de tantas noches donde la oscuridad es reemplazada por las luz de la luna, a las afueras de un viejo pueblo hay una casa algo alejada de las demás…

Las habitaciones sin energía eléctrica eran iluminadas por la luz de la luna gracias a sus grandes ventanas, La iluminación tenue pero perfecta dejaba ver la decoración del lugar, al costado de las puertas estatuas de payasos con una mirada feroz, como quien tiene ganas de asesinar.

La alfombra brilla por los colores de vivo resplandor irreemplazables y que decir el papel tapiz los pequeños hacían acrobacias y reían sin parar acompañados de cuadros inmensos de criaturas siniestras vestidas como bufones de los antiguos reyes, la melodía circense hacia de fondo de ese escenario. En medio de a que tétrico lugar estaba “él ” esposado en el viejo sillón de colores.

Hola, ¿cómo estas, Alexander?—dijo en coro una joven pareja.

—Buenas noches— respondió este, con una sonrisa, tratando de ocultar la pena que tenía por ellos aunque hacia tiempo que no los veía.

Vamos a cenar algo o ¿quieres que te dejemos por el camino?— dijeron con una gran sonrisa.

–¿Como alguien puede sonreír así luego de haber perdido hace poco a su único hijo Kevin?– pensó Alexander algo confundido mientras los observaba.

Vamos animate — insistían.

—Esta bien— finalmente acepto

Entre sonrisas fingidas, conversaciones sin sentido se llevo acabo una cena muy amena, así termino aquella reunión en viejo restaurant del pueblo.

-Te llevamos

—No se preocupen, yo tomo un auto— dijo Alexander Estamos de camino, no nos cuesta nada dejarte— insistieron.

—Bueno, gracias—

Al pasar los minutos y entre risas y bromas, los mareos, nauseas invadieron a Alexander, los vómitos fueron continuos al punto que tuvieron que parar varias veces, para que pueda respirar…

¿Te encuentras bien?— dijeron Josue y Anahí, la joven pareja que lo acompañaban. —si, no se preoc…— dijo Alexander antes de perder el conocimiento.

Con la respiración entrecortado aun entrecortada por algún tipo de dolor interno, pero ya con conocimiento se encontraba Alexander, esposado en un viejo sillón a colores el tomo circense acompañaba el tétrico lugar.

Las risas silenciosas de todos los payasos que lo rodeaban esa tonada (circense) y el jadeo de Alexander era el tema de fondo de escena de ese lugar, hasta que el silencio se apodero de todo.

El silencio es roto por las risas sarcásticas de un hombre y una mujer que caminan como si arrastrasen una gran caja al otro lado de la habitación, Alexander logro seguir el sonido hasta la puerta de aquel tétrico y horroroso cuarto.

¡DISCULPEN LA DEMORA!— dijo un payaso al entrar con unas acrobaciascon lágrimas dibujadas, acompañada de una rustica sonrisa.

¡ESPERO QUE DISFRUTEN DE LA FUNCIÓN PRIVADA!— dijo otro al entrar en escena con acrobacias aun mas complicadas.

Ambos payaso hacían bromas pesadas, juegos tonto y cada locura que se les ocurría con referencia a la muerte, aunque sus ropas eran llena de colores estaban rasgada llenas de tierra.

—¡ustedes están locos, al igual que su estúpido hijo! — trato de gritar Alexander, pero esto no paro la función, hasta terminar su rutina, la pareja de payasos se acercaron lo bastante a el y se quitaron las máscaras.

Josué y Anahí expresaban sonrisas retorcidas, mientras reían y agradecían los gritos de Alexander como si fuesen aplausos de un ferviente publico.

—¡Ahora la función continuará!— dijo Josué mientras le sonreía a Anahí, ignorando totalmente los gritos y blasfemias de Alexander.

Ambos cogieron la caja que resulto ser un ataúd la pararon y hicieron círculos extraños alrededor de este, cogieron viejos libros, los cuales leyeron con cómicas posturas risas ficticias lágrimas para finalmente dejar los libros y abrir el ataúd, haciendo que un cadáver putrefacto cayera al suelo lleno de gusanos.

—Te dije que esta locura no funcionaria— dijo Anahí con lágrimas en los ojos.

—Tranquila lo estuve estudiando por meses, este y los próximo que conseguiremos le darán la vida.

— dijo Josue.

El miedo de Alexander era acompañado por sus gritos y el maldito sonido de circo, al ver los restos de kevin en el suelo disfrazado de un pequeños payaso. Esto hizo que recuerde la pequeña broma que hizo paro este no pensó que le causaría la muerte nadie, ni el ni sus amigos lo pensaron.

El olor putrefacto era cada vez mas intenso aumentando las nauseas de Alexander, obligándolo a vomitar sobre el mismo, el pánico y el miedo lo invadieron a tal fervor que impidieron que emane gritos al ver como el cuerpo del pequeño kevin se movía, el pequeño cadáver putrefacto disfrazado también de payaso abrió los ojos, aunque no hablaba emitía un sonido aterrador, Alexander con los ojos desorbitados y lágrimas en ellos no pudo ni gritar por el miedo, de ver como ese repugnante ser, se acercaba a él.

La risa de esos payasos padres se mezclaban con la tonada del circo y los gritos de dolor que emita Alexander mientras el pequeños payaso le arrancaba la piel a mordidas.

— Via Creepypastas

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