En el fondo del bosque

Todo comenzó un día de verano…

Estábamos Leonel, Ezequiel, Tomas, y yo. Ellos eran mis mejores amigos.

Habíamos estado preparándonos para salir a caminar al bosque desde hace una semana atrás. Ya habíamos conseguido el permiso de nuestros padres. Estábamos listos para salir.

Empezamos a caminar por un sendero que encontramos. Estuvimos caminando por una hora, hasta que, a lo lejos,vimos una casa de madera, parecida a una cabaña.

-¿Y si vamos a ver si hay alguien? -dijo Leo.

-No, no seas idiota -dijo Eze.

-No tengas miedo, Eze -dijo Tomy.

-Vamos a ver si hay alguien -dije yo.

Fuimos a ver si había alguien, pero no encontramos a nadie en la cabaña, solo… Manchas, manchas rojas.

No tardamos en darnos cuenta de que era sangre, pero no estábamos tan asustados, pensábamos que algún animal se lastimó, que quien vivía en la cabaña se lastimó o cazó algún animal, etc.

Mi amigo Eze estaba asustado, entonces, como buenos amigos nos fuimos.

Pero al darnos la vuelta nos paralizamos del miedo, un hombre, de 1,95 m aproximadamente, con la cara desfigurada, pelo canoso desparejo y con un hacha nos miraba con ojos de furia.

Corrimos lo más rápido posible y lo perdimos de vista, pero la noche llegó de repente.

Decidimos ir a nuestras casas, pero ya era tarde, el camino estaba oscuro y no había una señal de luz, excepto por… La cabaña.

No había nada más que hacer, no teníamos dónde dormir, no había señal para llamar a nuestros padres, no podíamos hacer nada.

Pero… Lo peor de todo fue que el hombre desfigurado estaba sentado, mirándonos.

-¿Quién eres? -dije yo.

No respondió, solo se levantó y con el hacha se dirigió a nosotros.

Corrimos y corrimos, a través del bosque hasta llegar al camino por donde llegamos.

Un auto pasó y con señas hicimos que pare.

Subimos al auto y le dijimos a la mujer que conducía, a donde nos llevara.

Cuando miré por la ventanilla, vi al hombre desfigurado señalándome, pasándose el borde de la mano por el cuello, en señal de que me mataría.

Le pregunté a la que conducía si conocía de alguien que vivía en el bosque, ella me dijo que no, pero decía una leyenda de que un leñador se desfiguró la cara al haberse quemado el rostro, y que unos leñadores que pasaron por ahí fueron encontrados muertos, con la cara… Desfigurada.

— Via Creepypastas