El que avisa no es traidor

—Amigo mío, ¿alguna vez te conté la historia del conejo y el zorro?
—No, creo que nunca me la has contado.
—Entonces, ¿te gustaría escucharla?
—Bueno, ¿por qué no?
—Éramos dos compañeros de trabajo, profesores, camino a casa. Habíamos salido del centro educacional tarde e íbamos por el mismo camino conversando y charlando de cosas casi sin importancia. Vivíamos cerca del trabajo, así que íbamos caminando a nuestro destino antes de que nos separáramos, y como vivíamos cerca el uno del otro, había suficiente tiempo para contar y escuchar.
—Es una historia bien simple en realidad, pero tiene una gran enseñanza.
—Siempre que no sea aburrida y tediosa, la voy a volver a escuchar.
—Muy bien, aquí vamos:
—Había una vez, un Zorro y un Conejo.
—¿Qué crees que va a pasar?
—La historia es muy obvia, el zorro por instinto va a cazar al conejo y se lo va a comer. El instinto le gana a la amistad, y el zorro se queda solo, y tal vez alguien más lo cace.
—¿Eso es lo que crees que va a pasar? ¿Estás seguro?
—¿Y qué otra cosa puede pasar? Eso es lo que obviamente va a pasar.
—Bueno, entonces continuemos con la historia. Eh, ¿en qué me quedé…? Ah sí, ya me acuerdo:
-El Conejo le dice al Zorro, “las apariencias engañan”
-Entonces amigo, ¿cuál es la enseñanza?
—Admito que no la sé, además de que tu historia es demasiado extraña.
—La enseñanza es realmente muy simple, sólo se requiere un poco de intuición y análisis… Pero, como amigo mío que eres, te daré una pista: la historia y la situación en la que te la conté están conectadas. Por favor, dedúcelo por ti mismo.
Y así lo hizo, se le veía concentrando, analizando lo que yo había dicho, tratando de adivinar la pequeña sorpresa que tenía la historia… En realidad se le veía demasiado concentrado, casi triste por no encontrar la enseñanza.
Ya casi estábamos llegando al destino, y como quería decírsela ese mismo día, lo interrumpí de su dubitativa reflexión.
—Amigo mío, la enseñanza es muy simple, no te quiero desvelar toda la noche con ese pequeño acertijo, así que te diré la respuesta.
—Ya sé cuál es la respuesta… Lo supe poco después de pensar, y sólo quiero decir… ¿Es esto necesario?
—Sí amigo, sí lo es.
— Via Creepypastas