El matadero de personas

20 de Julio 1969 – Talagante, Peñaflor Región Metropolitana, Chile.

Todos estaban ocupados en sus casas viendo la histórica llegada del hombre a la Luna. Era una noche con mucha neblina. Era la noche en que se inauguraba el Matadero de Malloco, que se suponía que abastecería a los principales mercados de la provincia.

El alcalde asistió a la inauguración y también algunas personas y vecinos. Pero más tarde, este sería cerrado, debido al apestoso olor a sangre que abundaba en los alrededores del matadero y esto obligó a los vecinos a protestar. Una vez cerrado, el matadero siguió allí pero se pensó que estaba abandonado. Los malandrines en las noches lo apedreaban rompiéndole los vidrios, yo era chiquitito cuando pasó todo este cuento, andaba con mis amigos tirándole piedras cuando uno de ellos me incitó a entrar:

-Oye Lucho, apuesto a que no te atreves a poner un pie dentro de ese matadero.

-¿Y por qué no me voy a atrever?, si yo soy bien hombrecito, mira nomas. Y desaparecí en la entrada del matadero.

Adentro era tan apestoso que el hedor llegaba hasta el cielo, pero me decidí a seguir porque no iba a quedar como un mariquita. Vi sangre y pedazos de animales y cosas que hay en un matadero, cuchillos y cuerpos de animales colgados. Miré a la ventana pero ahí estaban los cabros observándome.

No podía irme o me iban a molestar. Bajo esta presión, seguí avanzando por los pasillos hasta que llegué a una gran máquina donde mataban a los animales.

Me dio miedo pero al ver que ya no habían ventanas donde mis amigos me pudieran ver, me senté y esperé a que se me pasará un poco el miedo para después salir de ahí e inventarme algunas mentiras para que creyeran mi misión cumplida.

Pero en eso, oí unas voces, pensé que eran mis amigos que habían entrado, y les grité para que vieran que ya había explorado lo suficiente y que quería salir. Entonces oí algo:

-¿Oíste eso?, parece que tenemos compañía.

-Oh genial, parece que es otro niño.

Eran dos grandotes que me tomaron por el cuello y me llevaron a una esquina oscura, donde unas velas alumbraban un poco, y divisé unas tablas bien puntiagudas que tenían enterradas en la punta cabezas de niños con etiquetas que contenían unos nombres bíblicos como de demonios.

Las velas eran rojas y a mis pies vi un símbolo rojo extraño. Yo estaba llorando de miedo y los grandotes me pusieron una cinta negra en la cara, tapándome los ojos y entonces oí que empezaban a afilar un cuchillo. Yo ya me veía muerto cuando un grandote lanzó un grito.

• ¡Aaaarrgh!, alguien me ha pegado en la cabeza.

Entonces supe que una piedra la que le pegó por el sonido, escuché las voces de mis amigos que corrían y los grandotes salieron detrás de ellos. Me saqué la cinta de la cara y salí corriendo a toda velocidad, Salí del matadero de personas, y me fui corriendo por un peladero a mi casa. Pero estaba tan oscuro que me perdí, entonces escuché las voces de los grandotes acercándose.

Los vi a lo lejos que venían con la boca manchada en sangre, con las manos ocupadas, llevando las cabezas de unos niños que posiblemente fueron mis amigos. Esta visión de horrorizó y de tanto miedo no me pude mover. Hasta que me agarraron y con el cuchillo me hicieron una herida en el brazo y trataron de cortármelo.

Un campesino escuchó mis gritos de dolor y lanzó un disparo de escopeta. Los grandotes tiraron las cabezas al suelo y salieron corriendo. Fue la noche más espantosa de mi vida.

Una semana después, en las noticias daban un reportaje de que el ex matadero, al parecer, era habitado por un culto satánico, y que en el peladero se encontraron cabezas de niños y un campesino cortado por la mitad. Por supuesto, las imágenes no las mostraron por lo horrorosas que eran. Así fue, una experiencia traumante donde perdí a mis amigos, que tuvieron la peor muerte que alguien hubiera podido tener.

— Via Creepypastas