El hombre sin rostro

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Todo era como cualquier noche, un día jueves, a las 11:00 P.M. Mi madre nos había dicho a mí y a mis hermanas que apagáramos nuestros celulares y nos fuéramos a dormir, realmente no hicimos caso.

Luego de varias insistencias de ella, mis hermanas y yo terminamos obedeciendo, apagamos nuestros teléfonos y nos fuimos a la cama. Como ya era costumbre, antes de dormir contábamos chistes a través de las paredes sólidas de concreto que separaban nuestras habitaciones. Lo hacíamos para dormir con alegría, pero en silencio, ya que si nuestros padres nos escuchaban, nos obligarían a dormir por las malas. Después de aproximadamente 20 minutos, decidimos ya dormir.

Yo me encontraba un poco cansado, y aparte siempre me costaba despertarme. En fin, sin darme cuenta me dormí. Rato después me desperté por el estruendo de un fuerte golpe que provenía de la cocina, como si golpearan la pared que conectaba mi cuarto y esa habitación.

Miré mi celular y me sorprendí al observar que eran las 3:36 A.M., ¿qué rayos?, y les tengo que ser honesto, no me daban muchas ganas de ir a investigar pero, a medida que pasaba el tiempo, los golpes aumentaban, su intensidad era más fuerte y se volvían más consecutivos hasta el punto de que llegaba a ser molesto.

Con un poco de enfado tomé mi linterna que se encontraba a un lado de mi cama en mi burópero,lamentablemente, esta no encendía. Reconsideré la idea de ir a investigar sin luz pero, tras la insistencia de los golpes, decidí ir a ver qué era lo que se encontraba causando el ruido.

Me dirigí a la puerta y la abrí decidido, no vi nada raro. De casualidad, miré a la ventana y pude ver lo que parecía ser la silueta de un hombre alto y con sombrero. No le hice caso, tenía sueño, simplemente volví a mi cama y me acosté, poco a poco me fui durmiendo. Solo recuerdo que al dormir escuché unos pasos que se dirigían hacia mi habitación.

Me desperté a las 6:00 A.M. para ir a la escuela, me vestí rápido porque no sabía si aquel hombre volvería. Todas mis hermanas, incluidos mis padres, estaban durmiendo, yo era el único despierto a esa hora. El día fue totalmente normal. Al regresar a casa, le conté a mi madre sobre aquel suceso y mis hermanas aportaron información diciendo que escucharon que alguien trataba de abrir su puerta. Mi madre no nos creyó después de todo, solo éramos unos niños.

Como todas las noches, me iba a acostar a las 11:00 P.M., de hecho, ya ni siquiera me acordaba de lo que había sucedido la noche anterior, me dormí. Aproximadamente a las 4:21 A.M., me volví a despertar al escuchar el mismo golpe y las mismas pisadas, fue entonces cuando me asusté. Esta vez dudé en ir a investigar, pero la curiosidad pudo conmigo y decidí ir a la cocina. Me levanté de la cama y caminé en silencio, toqué la puerta y, cuando estaba a punto de girar la perilla, el sonido desapareció; aún así, decidí seguir investigando.

Abrí la puerta, ¿cuál fue mi sorpresa?, había un hombre sentado en el centro del cuarto comiendo algo, aún no sabía qué era. Él se percató de mi presencia, dejó de comer, tiró su bocadillo al suelo, dejando ver que aquello que estaba comiendo era mi gato con sus entrañas saliendo por su estómago abierto. El hombre no tenía cara, ninguna expresión facial en su rostro. Aquel hombre se me acercó y tomó mi hombro, sus manos eran normales, excepto por sus dedos, los cuales eran más largos de lo normal.

En ese instante, se le formó una boca de la nada con 3 filas de dientes puntiagudos, acercó sus dientes a mi rostro y, de repente, todo se tornó negro y oscuro, solo recuerdo una leve caída al suelo.

Mis últimos momentos de vida los paso en este hospital escribiendo esto, si ves a ese hombre, ¡date por muerto!

— Via Creepypastas

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