El Fuego del Infierno

Allá afuera
Allá afuera

Omar era un tipo incrédulo, que ante cualquier historia que alguien le contara sobre cosas sobre naturales, el solo carcajeaba burlándose de las creencias y experiencias de los demás, retando a que le pasara lo mismo si algo de eso existía, por supuesto, las fuerzas de la oscuridad no están para obedecer órdenes de un incrédulo bufón y nada pasaba. Pero si duda despertó la ira de los oscuros que le guardaban lo suyo para algún momento en particular.

El seguía con su actitud retadora, cuando alguien le dijo –No deberías hablar así, porque te quemaras en el fuego del infierno- -Ay, qué tontería, si eso existe que se abra ahorita la tierra y me queme en ese fuego- las personas que lo rodeaban estaban cansados de su actitud, pero no habiendo mas, lo dejaban seguir con ella.

Una noche, pasadas las dos de la madrugada la alarma de incendios lo despertó, salía algo de humo desde el enchufe de la licuadora, parecía un corto, aunque la mancha que dejó el humo podría causar inquietud en otras personas en él no provocó reacción, parecía un demonio con cuernos.

Tomando precaución desconectó los aparatos de la cocina por un posible desperfecto y fue a dormir de nuevo, no tenia quince minutos de haber conciliado el sueno cuando en la cocina se escuchó un ruido, como si arrojaran metal contra el piso, la magnitud del ruido lo despertó asustado, tomando un palo de golf fue hasta la cocina, para ver como sus utensilios estaban acomodados uno sobre otro formando una torre, volteando a su al redor no podía ver nada, pero escuchaba ligeros pasos que recorrían la casa –Esta bien, es un poco divertido, ya pueden salir- dijo en voz alta atribuyendo el suceso a una broma de sus amigos, pero para su sorpresa lo que se dejó ver entre las sombras eran figuras humanoides, que caminaban hacia el lentamente, temblando como si tuvieran un ataque, el joven aun incrédulo, se quedó inmóvil, pero cuando estas apariciones comenzaron a estirar sus manos, alargándolas tanto como no era humanamente posible, aprovechando el grito de terror que lanzó, transformaron sus manos en púas y las metieron por su boca, saliendo luego de su cuerpo y enrollándolo con fuerza, mientras sangraba de cada rincón.

Omar estaba consciente, sentía como el filo de esos alambres desgarraba todo su interior, veía como salían de su cuerpo moviéndose como serpientes rabiosas…

Sus acompañantes entonces, sin poner los pies en el piso, flotaron hacia él encogiendo las púas, y como si escoltaran un ataúd se pararon junto a él, poniéndolo boca abajo, donde una criatura de fuego subió lentamente por los bordes del agujero que se abrió en la habitación.

El ser de fuego caminó por su espalda, dejando sus pisadas encendidas en la piel de Omar… este gritaba por el inmenso dolor, entonces de nuevo la criatura de fuego lo torturó tomando las púas y poniéndolas al rojo vivo para quemarlo… el fuego subió por la abertura, lleno de furia quemando a Omar como papel en la hoguera, las apariciones lo soltaron entonces, dejándolo caer mientras ardía…

Fuente: cuentosdeterror.mx

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