El cuarto de los espejos

Era un gran día, ese día esperado por muchos, la gran inauguración del nuevo museo, tenía de todo.
Huesos de Dinosaurios, de animales mamíferos extintos, toda clase de objetos antiguos y reliquias. Había piedras con huellas de los primeros humanos. Era fantástico. Vi una puerta que me llamó la atención, la golpeé pero no había nadie, así que pasé.
Muchos espejos circulaban en torno, de esos en los que al mirarte tu figura se torna deformada. Empecé a bobear ya que no había mucho para hacer, pero vi que mi rostro se volvía más complejo que unas deformaciones graciosas. Los ojos iban hundiéndose, salían ojeras. Se ponían rojos.
Me refregué los ojos y vi que de nuevo sucedía lo mismo. Empezaba a ver borroso, me tropezaba, alucinaba. Era horrendo. Mis ojos adquirían tonos negros. Muy negros. Empecé a romper los vidrios, movido por la desesperación, me sangraban las manos. Salí corriendo de la sala. Pero cuando salí de allí, todo volvió a la normalidad.
Presenté la queja y a los dos días después clausuraron la sala. Espero que nunca más se abra.
— Via Creepypastas