Doppelganger

Una vez más, abstraído de los problemas del mundo.
Una vez más, sumergido en las cálidas aguas.
Esta bañera es para mí como un útero de porcelana.
Al abrir las cortinas del baño, la luz de la lámpara me ciega parcialmente.
Salgo cuidadosamente de mi madriguera mientras mi vista vuelve a la normalidad.
Y es entonces cuando le vuelvo a ver.
No le conozco, pero le veo todos los días.
No sé cómo es su voz, pues siempre guarda silencio.
En muchas ocasiones he querido hablar con él, quería saber quién es y sobre todo,
por qué me observa siempre que estoy en el cuarto de baño.
Pero todo intento de buscar respuestas ha sido inútil,
ya que siempre que le hablo, o incluso le grito,
él se limita a mover los labios al mismo tiempo que yo lo hago,
solo que él no dice nunca ni una sola palabra.
Él imita mis movimientos constantemente, de un modo tan exacto como me imita mi sombra.
Al principio creí que lo hacía a modo de burla, para irritarme.
Pero muchos años han pasado ya desde entonces,
y la ira que sentía hacia él se ha ido transformando en temor y desconcierto,
no solo por la excesiva dedicación que parece invertir en esta perversa pantomima,
sino por el hecho de que lleva haciéndolo desde que tengo uso de razón.
A pesar de todo, en el fondo, siento tristeza por él.
Cualquier día, a cualquier hora, si me asomo a su ventana en mi cuarto de baño, puedo verle allí encerrado,
y no parece que vaya a poder salir de allí nunca.
— Via Creepypastas