Demonios Maestros Del Disfraz
Tal vez es cierto.
Tal vez los demonios siempre se esconderán detrás de chicas lindas que aparentan ser inofensivas, mientras que los ángeles se ocultan detrás de rostros duros que demuestran fuerza y carácter. Pero, por dentro, los dos cambian mucho.
La diferencia es que los demonios sabrán controlar al ángel, debido a que ellos saben en verdad lo que es el mal, y, por ende, no les causará ningún miedo.
Y, a diferencia del demonio, los ángeles se dejarán seducir por su apariencia tan aniñada, tan tierna, tan inocente. Y para ellos el impacto es mayor, puesto que solo conocen el lado de las cosas buenas y no tienen mente tan malvada como para pensar, ni siquiera para darse una idea que detrás de aquella lindura por la que se han dejado cautivar, o incluso enamorar. Podría ser en realidad aquello con lo que están destinados a pelear por siempre.
Y es entonces como el ángel se devasta por dentro.
Una chica, de aspecto inocente y cara de niña, se encuentra leyendo un libro al costado de las escaleras del subterráneo, justo en donde se abren las puertas para ingresar al vagón.
Dos hombres de aspecto maduro y cara pervertida se colocan a un lado de la chica, uno en cada lado, sin sentarse. Un buen hombre se percata de la acción, y se coloca justo a un lado de el hombre que se encuentra a la izquierda de la chica. El buen hombre teme por la seguridad de la joven.
Los dos hombres de cara perversa miran con ojos de sadismo, lujuria, saña y todas esas miles de formas en que se puede observar la cara de alguien que está muy concentrado planeando miles de cosas depravadas, en silencio. La joven parece no darse cuenta de la presencia de aquellos dos hombres de aspecto intimidante. Mucho menos del porqué la presencia del tercero con intensión de salvaguardar su seguridad.
El subterráneo llega a los 10 minutos de retraso, las puertas se abren justo frente a esas cuatro personas. Los dos hombres se percatan del porqué la presencia del tercero, y deciden ingresar al vagón. El buen hombre decide ingresar al mismo vagón en donde van los otros dos, solo para asegurarse de que no volverán a por la chica.
Cuando las puertas del vagón se cierran, aquella chica de aspecto inocente y cara niñada mostró lo que parecía una sonrisa muy macabra, pero que a la vez iba muy bien con su apariencia infantil, al mismo tiempo que repite las palabras que en aquel hombre de bien causaron un fuerte escalofrío.
-Un ángel menos.
Seguido de lo que fue una risa burlona.
Diciendo esto, aquellos dos hombres de rostros perversos se pusieron en acción; sujetando uno, por la espalda, al buen hombre, y el otro incrustando una larga y afilada daga, que casi parecía que saldría por la espalda de este. Luego, acabaron el trabajo rompiendo el cuello de aquel ángel, quien se había arriesgado por salvaguardar la seguridad de aquella chica que logró enamorarlo solo con su rostro infantil y rasgos aniñados.
— Via Creepypastas
