De regreso a casa

Allá afuera
Allá afuera

Carlos regresaba de casa de su madre después de haber pasado ahí la Navidad, el camino era algo largo, tenía que conducir más de ocho horas sin parar si quería llegar a tiempo para trabajar al siguiente día, a pesar de que la señora le había pedido más de una vez que no se marchara de noche, sus palabras no sirvieron de mucho, el joven se fue en su auto en medio de la oscuridad , con la promesa de avisarle en el momento de su llegada.

Habían pasado cuatro horas, después de conducir sin parar, sus ojos se le cerraban, pero se resistía a pararse a descansar en el camino, en un instante a pesar de su terquedad, cayó dormido, se despertó solo cuando su auto salió del camino y quedó atascado en una zanja. El susto no fue demasiado, estaba más bien molesto, pateando y maldiciendo, su teléfono no tenia señal, y la carretera parecía estar abandonada.

Después de haber renegado todo lo que pudo, le llegó el tiempo de pensar, tomando como decisión regresar, pues según recordaba las últimas señales de civilización que vio estaban a menos de una hora de acuerdo a sus cálculos, no le sería difícil caminar hasta allá. Se Abrigó lo mejor que pudo, y caminó de regreso. El frio que sentía era demasiado y le dificultaba moverse, aun así continuaba aunque los segundos le parecían eternos, pensaba que había caminado por mucho tiempo, pero al ver el reloj solo habían transcurrido 15 minutos. En un rato más se sentía nervioso, junto a sus pisadas escuchaba otras más, en el momento en que se detenía no podía escuchar nada, pero al reanudar la marcha el sonido era como si sus pasos tuvieran eco. Por más que volteaba a su alrededor no podía distinguir nada, pues la oscuridad se había vuelto más densa.

Cuando no pudo soportar más el miedo, emprendió una carrera loca cual caballo desbocado, hasta que se sintió a salvo se detuvo, no había pasos detrás de él, se inclinó para tomar aire, pero dio un grito de lleno de pavor al sentir una mano que le apretaba el hombro, por detrás, no pudo soportar el miedo y cayó desmayado, cuando volvió en sí, el pecho le dolía como si lo hubieran golpeado y un hombre con el rostro ensangrentado le hablaba desesperado. Por un momento no pudo entender nada, hasta que la mente se le despejó, el extraño le pedía ayuda para unas personas que habían sufrido un accidente a unos metros de donde se encontraban.

Los dos fueron corriendo hasta el lugar, dos autos habían chocado de frente, quedaron hechos pedazos, el joven lleno de pánico gritaba esperando obtener respuesta de algún herido, pues desde donde estaba no se veía ningún cuerpo, revisó bien entre las laminas retorcidas del primer auto, pero no pudo encontrar a nadie, ni siquiera al hombre que lo había acompañado hasta ahí. Un poco asustado y sin coordinar bien, corría hasta el otro auto cuando tropezó con algo en el suelo, al voltear hacia atrás se dio cuenta de que era un cuerpo, estaba boca abajo, así que lo giró solo para darse cuenta de que el hombre que yacía ahí muerto era el mismo que le había pedido ayuda minutos atrás.

Se arrastró por el suelo con un tremendo dolor de cabeza por la confusión hasta el estomago sentía revuelto, sin darse cuenta de pronto estaba recargado en el segundo auto involucrado en el accidente, lentamente se incorporó, pudo ver al conductor recargado hacia enfrente y rodeado de las bolsas de aire, las removió poco a poco solo para darse cuenta de que el muerto de auto era el mismo. Se había quedado dormido al volante, estrellándose de frente contra otro auto, los dos murieron al instante, él al momento del impacto se fue hacia enfrente y una de las bolsas de aire le pegó tan fuerte en el pecho que lo ahogo de inmediato, y el otro hombre salió volando por el parabrisas por no traer cinturón. Sucedió tan rápido que ninguno de los dos se dio cuenta, hasta encontrarse de frente con sus propios cuerpos.

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