Cuentos y Leyendas de Honduras – Los más terrorificos y escalofriantes

El Puente Negro
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Loscuentos y leyendas de Hondurasson una serie de textos que se originaron a partir de las historias mitológicas que se comenzaron a esparcir por ese territorio. En este sentido, no podemos dar una definición concreta con respecto a estos conceptos, pues cada individuo le otorga su propia definición dependiendo del acercamiento que haya tenido con ellos.

Lo que intentamos decir es que lógicamente no tendrá el mismo impacto el escuchar una leyenda de Honduras cuando se es pequeño que una leyenda en el momento en el que se alcanza la adultez, pues el cúmulo de experiencias que hemos acumulado en ese tiempo es mucho mayor y por tanto el significado que le demos a esas crónicas será completamente distinto.

Nuestro propósito principal es el de aportar nuestro «en granito de arena», para que las tradiciones de la cultura hondureña no se pierdan y además puedan llegar a las nuevas generaciones de una forma mucho más didáctica, ya que estarán disponibles para ellas en Internet.

Indice

Cuentos de Honduras

Puede que la cantidad de cuentos de Honduras clásicos no sea tan extensa como la de otras naciones (por ejemplo, México, Perú o Chile). Sin embargo, si nos damos un minuto para revisar a detalle esas historias, pronto veremos que son narraciones con una calidad extraordinaria, pues se encargan de expresar el pensamiento de un pueblo.

Por ejemplo, son pocos los que saben que la cultura maya llegó a extenderse hasta la zona occidental de Honduras. Tal vez el mayor problema que hemos encontrado al momento de querer recopilar los cuentos y leyendas de Honduras cortos , es que hay pocas fuentes originales de las cuales partir.

Esto se debe principalmente a que los españoles quemaron o simplemente destruyeron la mayor parte de los códices que incluían los mitos. Por lo tanto, el único medio por el que se pudieron recuperar algunos de ellos, fue gracias a la intervención de varios cronistas, quienes a través de su voz lograron difundirlos a mayor número de personas. Ahora sí, comencemos con los cuentos de Honduras.

El Sisimite

El cuento del Sisimite narra la historia de un grotesco y gigantesco ser que guarda una increíble similitud con otro gigante que ronda por los bosques de Norteamérica. Obviamente nos estamos refiriendo a «Pie Grande».

En ciertos cuentos, a esta bestia también se le ha dado el nombre de Itacayo. Se podría decir que el Sisimite tiene el aspecto de un gorila grande, sólo que su pelaje es mucho más denso.

Se le ha visto en lugares boscosos que están verdaderamente apartados de la civilización. La gente afirma que el lugar en donde pernocta, es en cavernas huecas y frías.

Se alimenta básicamente de frutas y por lo regular sale a dar paseos por la noche, caminando con total libertad por las montañas con mayor altitud dentro del territorio hondureño.

Uno de los cuentos que escuché acerca de esta criatura, me llamó muchísimo la atención, puesto que, según la tradición, el Sisimite cada cierto tiempo se dirige a las zonas pobladas en busca de la mujer más bella del pueblo.

Una vez que la he encontrado, la secuestra y se la lleva a la montaña más inaccesible, con el propósito de que le haga compañía. Algunos moradores de zonas boscosas me aseguraron que una vez, una chica logró escapar de las garras de la bestia.

Se cuenta que una vez que el Sisimite se percató de la huida de la mujer, la persiguió sin descanso hasta que la acorraló a la orilla de un río. No obstante, ese obstáculo no la detuvo y nadó a contracorriente hasta llegar al otro lado.

Cuando al fin estuvo a salvo, la joven se detuvo a recuperar el aliento mientras veía como la criatura la observaba con sus ojos llenos de furia.

Por otro lado, al Sisimite se le vincula fuertemente con el dios Chac , quien aparece en varios textos que hablan acerca de la cultura maya.

El Cristo de Santa Lucía

En los albores del siglo XX, es decir, exactamente en el año de 1900, surgió un caos cuando las autoridades eclesiásticas se disponían a entregar tanto el crucifijo perteneciente al Municipio de Cedros y el de Santa Lucía.

Después de una ardua investigación, se llegó a la determinación de que efectivamente, las imágenes de los cristos se hallaban en lugares opuestos. Explicado de otra manera, el Cristo de los cedros se encontraba en Santa Lucía y viceversa.

La gente preocupada por esa situación, tomó la decisión de «regresar el arte sacro» a la Iglesia correspondiente. Era enero de 1901 cuando la gente de ambos poblados se reunió en la capital de Honduras, es decir en Tegucigalpa , con el propósito de llevar a cabo un convivió y luego realizar el intercambio de crucifijos.

Los pobladores de Santa Lucía, llevaron a cabo la peregrinación a dicho lugar, sin que se presentaran mayores contratiempos. Sin embargo, al llegar a un lugar conocido como «La Travesía de Tegucigalpa», quienes iban cargando la imagen se detuvieron intempestivamente diciendo que ésta pesaba demasiado y que literalmente era imposible seguirla moviendo.

Pensando en que los hombres que estaban cargando al crucifijo se encontraban exhaustos por haber caminado tantos kilómetros, pusieron a otros en su lugar con la intención de proseguir su camino. A pesar de esto, todos los intentos que se hicieron por mover la imagen, fueron inútiles.

Lo extraño era que, si la gente quería seguir en dirección hacia Tegucigalpa, el Cristo pesaba «toneladas». En cambio, cuando decidieron dar marcha atrás, la imagen pesaba menos que una hoja de papel.

Luego de eso, los moradores de Santa Lucía supieron que el Cristo no quería abandonarlos. Más tarde, llamaron al otro municipio y les explicaron lo que había pasado

Por último, en el lugar en donde se detuvieron a descansar, posteriormente se construyó un monumento para conmemorar ese hecho. A éste se le conoce como «Monumento al Cristo de Santa Lucía» y se ubica en la parte final del Boulevard Morazán en la ciudad de Tegucigalpa.

La Piedra de Oro

Cierto día en la mina de Yuscarán se encontraban trabajando sin cesar cuatro hombres. De repente, uno de ellos se sorprendió al oír un sonido que jamás había escuchado.

Tomó su mazo y empezó a golpear cada una de las rocas hasta encontrar aquella que había emitido tan peculiar resonancia. Se trataba de una roca extraña que no se partía como si lo hacían las demás.

Cada golpe que recibía, lo único que le hacía era deformarle un poco su forma original, aunque su dureza permanecía intacta. Con muchísimo trabajo, el hombre y sus camaradas lograron extraer esa rarísima roca. Se dice que su peso oscilaba entre las 90 y las 100 libras.

Cuando la limpiaron, se dieron cuenta de que era un trozo de oro sólido. La subieron a un carrito y la llevaron a la entrada de la mina. En eso estaban, cuando uno de los cuatro mineros mencionó que lo que debían hacer era repartirse la roca en cuatro partes iguales y así todos estarían contentos.

Sin embargo, los otros tres se hallaban en total desacuerdo. Así discutieron por más de una hora, olvidando el lugar en donde se encontraban. La entrada de la mina se ubicaba en lo alto del cerro Monserrat y la persona que cayera de ahí se dirigía a una muerte segura, ya que en la parte de abajo sólo había un riachuelo lleno de piedras.

Mientras seguían alegando, el carrito que contenía la piedra rodó colina abajo. Los hombres bajaron lo más rápido posible por el barranco, para poder encontrar el lugar exacto en donde había caído la roca. No obstante, no lograron hallar nada.

En poco tiempo este cuento se convirtió en una leyenda, ya que gente que escuchó la historia comenzó a realizar expediciones con la esperanza de encontrar el enorme lingote.

Hasta el día en el que se está escribiendo este artículo, no tenemos noticias de que nadie haya encontrado la gigantesca piedra de oro. Por ello, si eres una persona a la que le encanta la aventura, te invitamos a visitar la ciudad de Yuscarán, a ver si tú eres el afortunado que encuentra la piedra de oro.

La Mina de Agua Sucia

En una comunidad cercana al río Cececapa , vivía un hombre que conocía la localización exacta de la verdadera « Mina de agua sucia «.

El sujeto cada viernes salía de su casa y caminaba en dirección a dicho lugar. Nadie sabe a ciencia cierta la razón de su extraño comportamiento. Sin embargo, lo que sí se conoce es que el individuo portaba invariablemente una gallina blanca y unas velas de cera de castilla.

Las personas dicen que estos implementos eran usados en la elaboración de un ritual para que el protector de aquel yacimiento, estuviera siempre contento.

Una tarde la hija del campesino, lo siguió sigilosamente, pues no sabía qué era lo que su padre hacía cada viernes. La joven se ocultó detrás de unos arbustos y observó cómo su papá llevaba a cabo el ritual.

De pronto, de las entrañas de la tierra surgió un tornado de fuego, mismo que casi envuelve a la chica en llamas. Asustadísima por lo que había visto, no le quedó de otra que salir de su escondite.

Su padre la vio y la reprendió severamente, diciéndole que jamás debía volver a seguirlo. Luego de regresarla a su casa, el sujeto regresó a la mina de agua sucia y continuó con el sacrificio del ave.

Lo que nadie sabía es que, de acuerdo con las tradiciones hondureñas, quien mantuviera feliz a la deidad que protegía la mina, tendría el derecho de encontrarse de frente con el lagarto de oro.

Un animal mitológico que permitía que quien había llevado a cabo los rituales, le arrancara un trozo de su cola. En otra variación que existe de este cuento, se afirma que esta criatura vivía dentro de la mina y que tal y como sucede con las lagartijas, tenía el poder de regenerar su cola a placer.

El Comelenguas

Este tal vez es uno de los cuentos hondureños más recientes. El comelenguas es un ser que fue visto por primera vez en Nacaome , localizado al sur de Honduras. De acuerdo a lo que se sabe, fueron varios los testigos que describieron a un ave extraña de gran tamaño que sobrevolaba las haciendas de la zona.

Lo que sin lugar a dudas aterrorizó a la gente del pueblo fue que, al día siguiente de haber visto a esa criatura alada, empezaron a aparecer muertas cientos de reses.

Este monstruo tiene además cola de serpiente, la cual le sirve para estrangular a sus víctimas, sin importar lo fuertes que éstas sean. Por si eso fuera poco, al matar a sus víctimas, les arranca la lengua y se la come de un solo bocado.

Hay quien dice que, en varias ocasiones, el ganado que se encontró sin vida, tenían como característica principal el ostentar las mandíbulas dislocadas, como si los animales hubieran luchado momentos antes de morir.

En Brasil hay un cuento similar en donde se narran las aventuras de una criatura que se parece muchísimo al comelenguas. Y es que tal y como te lo puedes imaginar, este cuento proviene de una época en donde la gente reportaba avistamientos de objetos voladores no identificados o criaturas extrañas que supuestamente vagaban por los bosques.

Por último, se cree que el comelenguas es un pariente lejano de «el Pájaro León», o sea, otra criatura que asoló las tierras hondureñas años antes.

La Mula Herrada

Los cuentos de Honduras antiguos a veces tienen ciertos tintes de tragedia. ese precisamente es el caso de la historia del día de hoy. La siguiente historia bien podía ir clasificada en el género del «Terror», debido a la temática que aborda.

Básicamente se nos narra la muerte de una bella joven, quien precisamente falleció en el instante en el que se enteró que su mamá «había pasado a mejor vida» a causa de los golpes que le había dado una mula.

Lo más grave del asunto fue que la chica abandonó a su progenitora a su suerte, con casi todos los huesos de su cuerpo destrozados.

Posteriormente, tres días después de que la señora fue enterrada en el panteón municipal, un rayo de luna se posó sobre el féretro e hizo que la mujer resucitara. Sólo que ahora no era un ser humano común y corriente, sino una bestia mitad mula, mitad mujer.

Se dice que en Honduras varias personas la han visto durante las noches, ya que le gusta pasearse cerca de los domicilios de gente que vive en pecado mortal, con el propósito de hacerlos cambiar su vida por completo.

Como este cuento, existen muchas otras leyendas que proceden de diferentes lugares del territorio hondureño. Desde luego que el que haya historias de diferentes sitios, no hace sino enriquecer la cultura no solamente de ese país centroamericano, sino de todas aquellas naciones que tenemos la suerte de hablar el castellano.

Reiteramos que el objetivo de este artículo no es hacerte creer en las criaturas que aparecen en estas crónicas, sino ofrecerte una manera de observar al mundo, similar a la que tenían las personas de generaciones pasadas.

Leyendas de Honduras

No cabe duda que las costumbres de la sociedad van cambiando a lo largo del tiempo. Sin embargo, una cosa que jamás debe modificarse es la tradición de difundir los mitos y leyendas que han formado la identidad de un pueblo.

Por ejemplo, dentro de las leyendas de Honduras hay varias narraciones dignas de ser recordadas por las generaciones futuras. No sólo porque son parte de la cultura, sino que también deben tomarse como un ejercicio que el lector lleva a cabo, para hacer volar su imaginación, ya que muchas veces las descripciones de lugares o situaciones, evocan en nuestras mentes recuerdos del pasado.

El Cerro Brujo

Sin más dilación empezamos con la primera de las leyendas hondureñas. Se entiende por cerro una colina o una elevación aislada de terreno. Sin embargo, el más famoso de todos ellos que se encuentra en Honduras es el que se conoce con el nombre del Cerro Brujo.

Se encuentra ubicado entre las colonias de «Estados Unidos de Tegucigalpa» y la del «Sitio». Debido a que en ese lugar supuestamente han sucedido hechos paranormales, la gente asegura que aquella ubicación se encuentra embrujada.

Tuve la oportunidad de hablar con algunos de los lugareños y varios de ellos (sobre todo jóvenes) me dijeron que «sólo son cuentos de miedo» que los ancianos platican para asustar a los niños.

Sin embargo, otro sector de la población está convencido que las narraciones de aparecidos y fantasmas en el Cerro Brujo son 100% reales.

Cualquiera que sea el caso, la verdad es que el lugar se ha convertido en un sitio turístico, pues la gente que vive en las cercanías del cerro se ha encargado de difundir estas historias tanto a paisanos que van a visitar la ciudad como a los extranjeros.

Una de las crónicas más populares de esas leyendas de Honduras de miedo es lo que le ocurrió a la señora Paula Sierra. Una anciana de más de 80 años de edad, quien dice que experimentó un episodio paranormal en el Cerro Brujo cuando apenas era una chiquilla.

A pesar de que han pasado siete décadas de aquel terrible suceso, su memoria permanece tan fresca como el día en el que le ocurrió.

«Un día mi papá y yo venimos a la capital desde Santa Lucía con el propósito de comprar ganado en un lugar que estaba muy cerca del cerro. De pronto me di cuenta que de aquella colina bajaba a toda velocidad una inmensa bola de fuego. Ésta al impactar fuertemente sobre la tierra, provocó una fuerte explosión. Mi padre no prestó mucha atención y me comentó que siguiéramos caminando, ya que lo que habíamos oído era lo que ocurría cuando una persona llevaba a cabo un pacto con el Demonio. En ese instante, todo mi cuerpo se encontraba paralizado, pues yo no dejaba de recordar lo que había pasado. Transcurrieron unos pocos días y de acuerdo con lo que me comentó mi madre, tuve altas temperaturas y temblores en todo el cuerpo, hasta que llamaron a un sacerdote y este roció mi rostro con agua bendita».

Las historias del Cerro Brujo, no paran ahí, ya que se dice que, en una ocasión, un grupo de reporteros fue a investigar esa zona, con la esperanza de encontrar «evidencia contundente» que ayudará a acabar con esos mitos.

A pesar de ello, en el instante en el que los periodistas empezaron a escalar la colina, comenzaron a tener escalofríos y lo más sorprendente fue que las agujas de los relojes se detuvieron justamente a las 12 del día.

Por último, para concluir con este tema, nos falta revisar únicamente el relato de Manuel López. Este hombre contó a medios locales que durante mucho tiempo han tratado de destruir el Cerro con el propósito de crear nuevos espacios de viviendas. Sin embargo, no han podido conseguir su objetivo, debido a que los fantasmas que habitan en el interior de la colina se los han impedido de varias maneras.

Los Dos Huerfanitos

La leyenda de los dos huerfanitos habla acerca de dos pequeños que, al morir sus padres, quedaron solos en el mundo. El niño (es decir, el más grande de los dos) se alejó de su casa un día con la esperanza de encontrar algo de comer, para llevarle a su hermanita.

Pasó más de un día caminando sin rumbo hasta que encontró un sitio repleto de árboles frutales. A partir del momento en el que encontró ese lugar, ya ni él ni su hermana se preocuparon por la comida. Sin embargo, un día el dueño de la huerta se dio cuenta que le estaban robando sus frutos.

Vigiló durante el día el lugar, pero el chiquillo, quien también era bastante inteligente, supo que lo estaban observando y esperó hasta que cayera la noche, para hurtar las frutas.

Lo que nadie sabía es que el dueño de aquel campo era el mismo Diablo, que lo había puesto precisamente en esa ubicación, para poder hallar almas puras para llevárselas al infierno.

Una noche Lucifer hubo aguardando en las sombras, hasta que vio al niño aparecer y tomar unas cuantas frutas. Sigilosamente se le acercó por la espalda y cuando estaba a punto de darle un mordisco, el chiquillo sin asustarse le empezó a contar una historia.

Le dijo que vivía con su hermana y que ambos eran huérfanos.

– ¡Tráemela enseguida, yo les daré trabajo y comida!

El niño llevó a su hermanita y desde ese momento ambos se convirtieron en los esclavos del demonio. Al chico se le encomendó la tarea de cortar leña, en tanto que la pequeña era la encargada de hacer la comida.

Pasaron varios días y los infantes estaban sumamente tristes, pues no podían salir de ahí. Hasta que una mañana, se les acercó un pajarillo y les dijo:

– El diablo lo que quiere es matarlos, para así obtener su alma. La única manera de salvarse es que esta tarde cuando les diga que bailen sobre el pozo tapado, le digan que no saben hacerlo y que necesitan que él les dé una demostración.

Por supuesto, para que el plan salga bien, tendrás que cambiar la madera por tablones podridos, para que Lucifer caiga en el pozo. El fondo está lleno de agua hirviente, por lo que él morirá sin remedio.

Luego saquen las cenizas y llévenlas hasta el otro lado del mar.

Los niños siguieron el consejo y así pudieron escapar de las garras del «Señor de la Noche». No obstante, ellos no sabían la manera de llegar hasta el otro lado del río.

Por esa razón, hablaron con dos animalitos del bosque: un venado y un sapo. Al final de la charla, fue el sapo el que se ofreció a llevar la jícara que contenía las cenizas del diablo a su destino final.

Sin embargo, ya casi para llegar al final de su destino, el sapo sintió curiosidad por ver si efectivamente eran las cenizas de Lucifer. Abrió la tapa de la jícara y de esta salieron toda clase de alimañas que le picaron su cuerpo sin cesar.

Es por eso que se dice que la piel del sapo tiene esas marcas tan feas.

La Mina Clavo Rico

La Mina Clavo Rico es una de esas leyendas de Honduras cortas , que además nos dejan una moraleja. Se dice que ese «filón» fue descubierto en el año de 1585 en Choluteca.

Durante la época colonial, esta mina fue una de las más explotadas debido a la gran cantidad de minerales preciosos que se podían extraer de ella. Inclusive en la época actual continúa siendo explotada, aunque en menor medida

Hay quienes dicen que la historia de «Clavo Rico» se parece a la leyenda del «Dorado». Un mítico lugar en donde supuestamente las calles de la ciudad estaban hechas de oro sólido.

De hecho, muchos exploradores viajaron a esta región de Centroamérica, con la esperanza de encontrar esta nueva ciudad de oro. Sin embargo, lo que si fue cierto es que algunos de ellos le enviaron pepitas de oro al rey de España, quien las recibió con mucho agrado.

Otra de las historias de la Mina del Clavo Rico es la que asegura que una vez que los mineros acabaron con el oro que había en la parte superficial del yacimiento, decidieron hacer un hoyo con una profundidad mayor a un km.

Los hombres continuaron trabajando ahí durante algunos meses hasta que toparon con una pared que no podía ser derribada fácilmente. Después de muchos intentos, pudieron retirar las rocas de aquel muro y vieron que detrás de él se hallaba un lagarto gigantesco de oro puro.

El encargado de la Mina se sintió tan feliz al escuchar esta noticia que lanzó una amenaza al cielo: «A partir de ahora ni los ángeles se atreverá al a mirarme, pues el brillo de este lagarto los dejará cegados por completo».

Acto seguido ordenó a los mineros que sacaran al enorme cocodrilo de ahí. A pesar de eso, en cuanto lo movieron, el suelo se reblandecido y la Mina colapsó atrapándolos a todos en su interior.

El Timbo

Lo que se sabe del Timbo es relativamente poco ya que, según las leyendas de distintas partes de Honduras, lo describen como un ente al que le gusta profanar las tumbas de los cementerios públicos.

Su alimento favorito precisamente son los restos humanos. Por las noches el Timbo camina cobijado por las penumbras, hasta que logra entrar al camposanto y luego selecciona la tumba que más le gusta.

Debe ser un lugar en el que la tierra se encuentre reblandecida, pues para sacar los huesos del féretro, primero debe quitar el exceso de tierra.

Gente que vivía en las localidades de Texiguat y Sabanagrande, afirman haber visto a una criatura de ojos grandes y rojizos que se ocultaba detrás de las lápidas, sobre todo en las noches de luna llena.

Algunas descripciones clásicas del Timbo «lo dibujan» como una criatura de pelaje rojizo que es capaz de caminar erguido, tal y como si fuera un ser humano.

A esa descripción, se le debe sumar el hecho de que sus extremidades superiores, es decir, sus brazos eran bastante largos. También, no podemos dejar de mencionar el hecho de que en sus manos en vez de uñas poseía garras grandes y afiladas, capaces de escarbar casi cualquier tipo de suelo.

La Chorca

Entre las leyendas de Honduras , jamás se debe olvidar la de la Chorca. Una extraña mezcla entre una mujer y una lechuza que aparentemente tiene la misma afición por la sangre humana que los vampiros.

La leyenda dice que en aquellos poblados en los que los evangelizadores no habían podido llegar por determinadas circunstancias, aparecían muertos los infantes menores a dos años y los recién nacidos.

En resumidas cuentas, la Chorca era vista durante el día como una mujer común y corriente, pero al caer la noche, se transformaba en una criatura demoniaca sedienta de hemoglobina.

Sus alas eran grandes y muy fuertes, lo que le permitía recorrer rápidamente grandes distancias, sin experimentar la más mínima fatiga. También se dice que su olfato era lo suficientemente sensible como para detectar el lugar exacto en donde había un recién nacido.

La manera de acabar con sus indefensas víctimas era simple pero muy efectiva. Tiraba una delgadísima pajilla por la ventana y la colocaba en el ombligo de los bebés para empezar a succionar la sangre.

Lo más macabro de estos hechos era que no importaba que ellos estuvieran en el regazo de su madre, pues esta criatura se las arreglaba para dejarlos literalmente «secos». La gente de los pueblos hondureños comentaba que la única forma de librarse de esos males era llevando a bautizar a los niños.

Otra manera que tenían para detectar la llegada de la Chorca era poniendo a un perro grande afuera de la casa, ya que sus ladridos la asustan.

De hecho, hay una leyenda en la que se dice que un día un leñador pasó muy cerca de la cabaña de una mujer que vivía sola. La gente del pueblo decía que ella era una bruja malvada y que nadie debía acercarse a ese domicilio. Sin embargo, el hombre acudió al escuchar que la dama pedía ayuda.

Luego el leñador se dirigió a su casa. Algo que no hemos comentado acerca de esta historia es que la mujer de éste estaba a pocos días de dar a luz.

Una noche de luna llena, el hombre iba caminando por la vereda cuando escuchó el llanto de su hijo recién nacido. Afortunadamente pudo llegar a tiempo y la «lechuza malvada» no pudo cumplir con su cometido.

Leyenda del cíclope

Los cíclopes hondureños al igual que otros de estos personajes que aparecen en otras leyendas del mundo, son seres gigantescos que sólo tenían un ojo. Estas criaturas apreciaban a sus víctimas, después las cebaban y, por último, en el instante en el que ya habían ganado suficiente peso las devoraban sin piedad.

Algunas ocasiones, les sobraba un poco de carne, así que la guardaban en recipientes de vidrio, dado que a veces tardaban mucho tiempo en encontrar una nueva víctima.

Una crónica procedente de la zona de la selva Misquitia, nos narra la historia de un indígena de nombre Julián Velázquez, quien se fue a recorrer la selva en compañía de un brujo.

Más o menos a la mitad del trayecto que tenía pensado hacer, Julián halló a una tribu de seres extraños que solamente tenían un ojo. El brujo y él quisieron escapar, pero los aldeanos fueron mucho más rápidos y lograron capturarlos fácilmente.

Luego los encerraron en una choza, en donde les daban de comer más de cinco veces al día. A su compañero lo mataron cortándole el cuello. Por suerte, Julián halló la manera de escapar. Sin embargo, nadie ha vuelto a saber de él. Se cree que vivió sus últimos años a unos pocos kilómetros de la «Laguna Seca», aunque esto son meras especulaciones.

El Duende

Los gnomos o duendes son parte de muchísimas leyendas hondureñas cortas , sobre todo en territorio rural. Y es que, si le preguntas a cualquier campesino acerca de la existencia de estas criaturas, él te dirá que no son ningún mito, sino personas tan reales como él o como tú, sólo que de baja estatura.

No obstante, son muy pocas las personas que han tenido contacto directo con ellos. Los duendes se enamoran con bastante facilidad de las campesinas jóvenes.

A pesar de ello, prefieren permanecer ocultos en el bosque. Otra característica del duende hondureño es que suele gastarles bromas a los humanos. Es decir, hacen pequeñas travesuras, con el único fin de divertirse un rato. Por ejemplo, pueden tirar pequeñas piedras con dirección a granero, ensuciar las entradas de las casas etc.

Sin embargo, se dice que, si un hombre ebrio reta a duelo a duende, éste la pasará muy mal, pues los gnomos cuando pelean triplican su fuerza, lo que desencadenará en que al sujeto le propinen una terrible paliza.

El Gritón

No existe ninguna prueba fehaciente de que « El Gritón » hubiera merodeado en algún momento en las tierras de Honduras. A pesar de esto, la creencia popular de que este ser asustaba a la gente con sus aterradores aullidos durante la tranquilidad de la noche, sigue presente como el primer día que se supo algo sobre esta leyenda.

Los labradores del campo dicen que conocen a la perfección los sonidos de todos los animales de la región. Y por lo tanto están en condiciones de aseverar de que esos alaridos en nada se parecen a lo que han escuchado antes.

Otra versión de la leyenda del Gritón es aquella en la que los lugareños dicen que los sonidos que se escuchan en las noches, no son aullidos sino lamentos producidos por las almas de los hombres que han sido asesinados en lugares apartados del bosque.

En este sentido, lo que buscarían sus almas no es el asustar a los demás, sino hallar de una vez y para siempre el descanso eterno.

La Mujer De Casamata

Dice la leyenda que cuando recién se había fundado el Cuartel de Policía de Casamata, los viernes, sábados y domingos las celdas regularmente estaban repletas de pillos y personas alcoholizadas.

Un día, las autoridades volvieron a detener a Emeterio, un ladrón de poca monta famoso por participar en varios pleitos callejeros. De hecho, fue debido a una trifulca que lo llevaron detenido.

En el altercado, Emeterio había dejado muy malherido a un joven. Por esa razón, los gendarmes le advirtieron que, si el muchacho moría, él sería trasladado de inmediato a la comisaría central, en donde se le daría un largo periodo tras las rejas.

Sin embargo, en dado caso de que el muchacho sobreviviera, solamente tendría que pagar la multa y regresar a las calles.

Al darse cuenta de la gravedad de los acontecimientos, a Emeterio le empezaron a rodar lágrimas por las mejillas. Esa fue la primera vez que lo vieron llorar, pues verdaderamente sintió miedo al percatarse de que podía pasar el resto de su vida en una mazmorra.

En esas celdas, no había ni camas, ni catres. Es decir, los detenidos debían dormir en el suelo. Emeterio se apartó de las demás personas y se recostó en un rincón. Esa noche, la temperatura bajó muchísimo, tanto que varios de los detenidos comenzaron a abrazarse entre sí, para generar un poco de calor.

Fue entonces cuando los presos notaron que a Emeterio le estaba acariciando el cabello una dama ataviada con un vestido de color azul.

Luego de eso los detenidos comenzaron a gritar:

– ¡Guardias! Aquí han metido a una mujer. Sáquenla por favor.

Los gendarmes llegaron rápidamente, pues pensaron que quizás se trataba de un motín. Revisaron todas y cada una de las celdas, pero no encontraron nada.

Los días pasaron y la salud del muchacho herido mejoró notablemente. De hecho, era como si nunca se hubiera peleado con nadie. Posteriormente Emeterio volvió a las calles, aunque su libertad no le duró mucho, pues cinco días más tarde regresó detenido, esta vez por haber insultado a diputado.

Una vez más, la extraña mujer de cabello azul fue vista por los presos. Los más aguerridos trataron de detenerla, pero ella comenzó a flotar y desapareció rápidamente atravesando varias paredes.

Una semana después, dejaron de nuevo en libertad a Emeterio. Sin embargo, nadie estaba preparado para lo que encontró un gendarme en la celda en donde este permaneció confinado por varios días.

En el piso del cuarto había un antiguo rosario de piedras blanco. El jefe de la policía, quien había sido el primero en detener a Emeterio hacía más de 20 años en otro cuartel policiaco, de inmediato reconoció el objeto.

– No es posible, ese es el mismo rosario con el que enterraron a la madre de Emeterio. Lo sé, porque yo asistí a su funeral.

La realidad es que, en este pueblo, no existen papeles que prevén la veracidad de esta leyenda. No obstante, muchos creen que el asunto fue tratado como un asunto de estado en el que las pruebas son destruidas por las propias autoridades para no generar temor en la población.

Leyendas cortas de Honduras

Finalizaremos con 5 leyendas hondureñas cortas populares representativas de este hermoso país centroamericano.

El Bulero

En el siglo XVIII, llegó a la ciudad llamada «Gracias a Dios» un hombre que se dedicaba a distribuir bulas. Para los que no lo saben, una bula es un documento pontificio que cuenta con la autorización del Papa para ser distribuido entre los católicos.

La misión de ese Bulero era justamente la de informarle a la población de aquella localidad, cuáles serían los días en los que estaría prohibido comer carne de res.

El hombre fue hasta el centro del pueblo, en donde ese día se llevaba a cabo una festividad patronal. Era una feria muy grande en la que casi todos los habitantes participaban activamente.

El bulero se dio cuenta de que en una de las mesas estaba llevándose a cabo una partida de póker. Enseguida fue hacia allá y se sentó pidiendo participar a los demás jugadores.

Ellos aceptaron y la partida procedió sin mayor problema, hasta que una de las participantes (quien, dicho sea de paso, también era la mujer del alcalde) hizo trampa con el propósito de ganar las propuestas que había sobre la mesa.

De inmediato, el bulero se enojó y abofeteó a la dama por «tramposa». Los demás jugadores saltaron de su asiento y quisieron agarrar al sujeto a golpes. Sin embargo, éste logró escapar de ahí.

Como ocurre en cualquier pueblo, las noticias se riegan más rápido que la pólvora, lo que hizo que otras personas que no vieron lo sucedido, también empezaran a buscar a ese hombre para darle su merecido.

Fue entonces cuando consiguió entrar al templo de la Merced y los sacerdotes lograron contener por un momento a la turba iracunda, diciéndoles que no permitirían que entraran a linchar a este hombre, ya que con eso profanarían suelo sagrado.

A pesar de los esfuerzos de los frailes, la gente continuaba enardecida, por lo que irrumpieron en la Iglesia rompiendo todo lo que había a su paso. Inclusive, una piedra de gran tamaño, dio de lleno en el rostro de la Virgen de las Mercedes.

Al final, la muchedumbre logró atrapar al bulero, quien esta misma tarde fue ejecutado en la plaza pública.

Por su parte, los sacerdotes quedaron tan afectados al ver el grado de violencia al que podían llegar los feligreses, tomaron la decisión de salir a las calles, para lanzar una maldición sobre ese pueblo, misma que duraría hasta la quinta generación.

El pueblo quedó maldito por mucho tiempo, hasta que llegó el sacerdote Manuel Subirana, quien después de escuchar la terrible leyenda, les ofreció su ayuda para acabar con el maleficio.

Según él, lo único que debían hacer los moradores de aquella ciudad, era exhumar los restos de aquel bulero y quemar los huesos en una hoguera, hasta que los restos quedaran transformados en cenizas.

Los pobladores cumplieron al pie de la letra las indicaciones y es así como ahora el pueblo de «Gracias a Dios» se encuentra libre de toda maldición.

La Sucia

Esta historia ocupa el primer lugar de las leyendas populares de Honduras. El relato inicia más o menos así. La sucia era una chica muy bonita que ayudaba a sus padres en las labores del hogar. Una de las tareas que le encomendaban con mayor frecuencia era la de ir al río a lavar la ropa.

Pasó el tiempo y la muchacha se enamoró de un muchacho de buena posición. Rápidamente su novio fue a pedir la mano de la joven y los padres de la «sucia» aceptaron gustosos, pues sabían que, con ese matrimonio, el futuro de su hija estaría asegurado.

El día de la boda, la ceremonia se estaba realizando con total normalidad, hasta que el clérigo les pidió a los novios que entregaran su fe de bautismo. Para sorpresa de todos, la muchacha no pudo cumplir con este requerimiento, pues nunca había sido bautizada.

Al ver esto, el sacerdote de inmediato anuló el casamiento, ignorando por completo las súplicas de los padres de la chica. Por su parte, el novio al percatarse de que la muchacha no pertenecía a la fe católica, se olvidó de inmediato de ella.

Mientras tanto, la «sucia» cayó en un estado de terrible depresión en donde no quería comer ni salir a la calle. También hay algunos que aseguran que ese día la joven perdió la razón, pues a partir de ese momento jamás volvió a quitarse el vestido de novia.

Un día mientras lavaba la ropa en el río, escuchó a unas mujeres comentando que su ex prometido estaba próximo a casarse. Esa noticia la devastó por completo. La «sucia» corrió lo más rápido que pudo hasta que llegó al acantilado y después sin pensarlo dos veces se arrojó al vacío.

Desde ese trágico suceso, la gente que vive en Honduras dice que, en las noches de luna llena, se aparece una mujer vestida de blanco sobre todo a la orilla de los ríos.

No le hace daño a nadie, sino que simplemente espera volver a reunirse algún día con su prometido.

La Carreta Fantasma

A principios del siglo pasado, fue hallado muerto un ganadero dentro de su propia carreta. El hombre era conocido por ser alguien que prácticamente no tenía escrúpulos y siempre que encontraba la oportunidad, se aprovechaba de la bondad de los demás.

Por ello, a nadie le sorprendió que la causa del deceso fuera por haber recibido varias puñaladas por la espalda. El funeral lo llevó a cabo el ayuntamiento, dado a que este sujeto no tenía familiares.

Vale la pena resaltar el hecho de que la carreta quedó abandonada por años en el sitio en donde ocurrieron los hechos.

Fue hasta después que la gente comenzó a relatar historias que hablaban sobre cómo la carreta recorría las calles por las noches, sin que nadie la condujera.

Otros dicen que en dicho transporte iban almas en pena o espectros que buscaban aterrorizar a los transeúntes, para que así las almas de los inocentes fueran conducidas de inmediato al averno.

Por otro lado, cuando se trata de narraciones macabras como la que acabamos de contarles, hay que decir que también se hacen leyendas hondureñas cortas para niños , sobre estos temas, pues lo que se busca es comunicar los hechos acontecidos, sin hacer énfasis en temas que puedan estar vinculados con el terror.

El Piano de Valle de Ángeles

Hace mucho tiempo vivió una amable señora de nombre Dolores. Todos en el pueblo la conocían debido a que poseía un gran corazón. Es decir, le gustaba ayudar al prójimo. Además de eso, tenía facilidad para las artes. De hecho, le gustaba pintar y escribir.

Ella era viuda y vivía en casa al lado de su única hija. Con el correr de los años, le empezó a tener miedo a la muerte, ya que era consciente de que su primogénita no contaba con el talento innato de su madre para salir adelante por sí misma.

Doña Dolores intentó darle clases de pintura, costura, cocina etc. más la joven no mostraba el más mínimo interés por ninguna actividad.

Sin embargo, cuando la muchacha estaba por dejar la adolescencia, un día se sentó frente al piano que alguna vez había sido de su padre y comenzó a tocar una melodía de manera magistral.

La manera en la que posteriormente compuso melodías hizo que la chica dejara el pueblo e hiciera sus maletas con dirección a Europa en donde encontró a un hombre de origen alemán, con el que se casó y fue muy feliz por muchos años.

No obstante, lo más simpático de esta vieja leyenda hondureña es que en algunas iglesias del pueblo natal de la muchacha, durante Nochebuena se escucha la melodía que interpretó por primera vez en aquel viejo piano de Valle de Ángeles.

Personas mayores de esa región me contaron que dicho instrumento fue usado como «amuleto» para encontrar el amor. Es decir, las muchachas casaderas que no lograban encontrar pareja, iban a la casa de doña Dolores y pasaban suavemente sus manos sobre las teclas del piano, para así encontrar rápidamente a su «media naranja».

La Casa Embrujada de Santa Rosa de Copan

En Honduras hay varias leyendas de terror que hablan acerca de lugares embrujados. Se dice que la mayoría de estas historias son completamente reales, aunque también hay algunas que han sido inventadas con el único fin de propagar el temor entre los habitantes de determinado lugar.

Hoy vamos a analizar la crónica de la casa embrujada de Santa Rosa de Copan. La creencia popular asevera que ninguna persona puede vivir dentro de ese domicilio, ya que, al pernoctar ahí, los individuos fallecen al día siguiente de formas inexplicables y misteriosas.

Del mismo modo, los vecinos cuentan que en las noches a veces se escuchan lamentos que provienen del interior de la casa. Demás está decir que esos alaridos hacen que nadie pueda conciliar el sueño.

Hay una versión en la que se dice que el domicilio era ocupado por huérfanos y un cura que estaba a cargo de ellos. Lo extraño es que un día amanecieron todos muertos. No existe ninguna nota periodística que aborde ese suceso, ni mucho menos un reporte policial que pueda servir como prueba de que esa historia fue verídica.

El propósito de recopilar esta leyenda de Honduras, es precisamente para que saques tus propias conclusiones. ¿Crees que es un mito o quizás piensas que sea verdad?

Listado de Cuentos y Leyendas de Honduras

El Sisimite

El Cristo De Santa Lucia

La Piedra De Oro

La Mina De Agua Sucia

El Comelenguas

La Mula Herrada

El Cerro Brujo

Los Dos Huerfanitos

La Mina Clavo Rico

El Timbo

La Chorca

Leyenda Del Cíclope

El Duende

El Gritón

Mujer De Casamata

El Bulero

La Sucia

La Carreta Fantasma

El Piano de Valle de Ángeles

La Casa Embrujada de Santa Rosa de Copan

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