Cuento de terror La Sirena

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

El verano llegaba a su apogeo y las playas se encontraban a reventar, los jóvenes hacían sus locuras no solamente en las orillas, sino que llevaban sus embarcaciones mar adentro para tener un poco de privacidad, lo único que les hacía falta para pasar tantas horas allá, era comida chatarra y cerveza, lo cual no es la mejor de las ideas, sobre todo cuanto el mar esta picado y las olas mueven los pequeños barcos sin contemplación.

Al paso de las horas se encontraban la mitad de ellos vomitando por la borda, aunque parecían todos distraídos concentrados en sus propios asuntos, vieron claramente como uno de los chicos, se inclinaba demasiado por la baranda, a punto de caer , fue gracias a la reacción de los más cercanos al tomarlo de los pies, que el incidente no pasó a mayores.

Cuando lo salvaron, en lugar de agradecer, se molestó bastante, él quería caer al mar, perderse entre las olas con la hermosa mujer que le invitaba a saltar. No era del tipo de chicos que se embriaga y pierde la noción de la realidad, pero decía cosas muy descabelladas, tanto que preocupó a todos, por lo que decidieron regresar. Sin embargo el muchacho estaba hundido en un trance profundo, escuchaba su voz en el murmullo del viento, ella lo llamaba dulcemente, haciéndole promesas que nadie más podría cumplirle… solo le pedía un par de cosas a cambio.

Con la mirada perdida, fuera de sí mismo, el chico actuaba como un zombie, realizando solo la voluntad de su ama; acercaba a los demás pasajeros del bote hasta la baranda, para que ella pudiera hipnotizarlos y arrancarlos del barco, por cada uno de los regalos, ella sonreía y se acercaba provocando un beso que jamás daba, el joven se sentía desecho, la veía revolotear en el agua, mostraba su cola de pez en cada zambullida, para venir a rematar con su torso desnudo y su hermosa cara.

Ella sonreía coqueta, insinuante, adornaba su entorno con un bello color escarlata, logrado gracias a la sangre de los chicos que estaba merendándose.

Saltó entonces al encuentro de su amada, ella lo tomó entre sus brazos, provocando su locura, su deseo, pero dándole nada… lo regresó al barco, y lo envió de regreso, prometiendo que al volver con más de sus amigos, tendría todo de ella…pero el chico nunca volvió, al tocar puerto, fue detenido, sus ropas empapadas en sangre, su desconcierto, la increíble historia que decía, lo llevaron solamente a un psiquiátrico, acusado de asesinar a sus amigos y arrojarlos al mar.

El muchacho jamás cambio su historia, y murió de dolor, el dolor tan grande de extrañar a la Sirena , la maldita Sirena que le robó el corazón y junto a él la vida.

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