Truco de magia

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

¿Crees en la magia? Si tu respuesta es que no, te recomiendo leer la siguiente historia.

Era la hora del recreo y recuerdo que todos quisimos salir al patio antes de tiempo, Paula, una alumna de intercambio nos convenció para que nos quedásemos nos quería mostrar su “truco de magia”.

En un principio no quise escucharla pues me dio a entender que solo quería llamar la atención, y vaya si lo hizo, la profesora se fue y un compañero de clase cerró la puerta. La chica nueva comenzó pisando fuerte, estoy segura de que ni el mejor de los magos haría lo que hizo ella, a continuación esbozó una sonrisa y nos informó de que haría 4 trucos de magia seguidos uno detrás de otro.

Era más que obvio que el último iba a ser el más espectacular, no hacía falta ser adivino.

Primer truco.

La chica nueva fijó su mirada en una mesa cualquiera y cerró los ojos con fuerza, no pude evitarlo, me entró la risa, la mesa flotó en el aire, no podía creerlo, si tú lo hubieras visto en vivo y en directo te hubieras quedado como nos quedemos todos los que estábamos allí presentes. Pero eso no era todo, la mesa se movió a alta velocidad, por Dios, esa niña estaba loca, totalmente ida, fue a por mí desde el principio, si no hubiera sido por mis reflejos esa mesa me habría dado de lleno.

Segundo truco.

El coro que había a su alrededor se apartó de ella, sabíamos que no era una persona normal; el segundo truco fue más macabro que el anterior, la nueva abrió la boca y respiró tan profundo como sus pulmones se lo permitieron, nada bueno saldría de ahí, mi objetivo lo tenía claro, salir de ahí antes de que fuera demasiado tarde.

Fue horrible, un abejorro salió de su boca, ya la broma no tenía ni pizca de gracia estaba a punto de sufrir un infarto, no satisfecha con esto, expulsó decenas de abejorros de su interior (…) ¡maldición! aún puedo escuchar los gritos de mis compañeros (…)

No podía más, estaba al borde de un ataque de nervios, me agaché y agarré mi mochila con cuidado de que aquel ser sobrenatural no me viese de lo contrario, estaría perdida, cogí mi teléfono móvil y llamé a mi hermana mayor para que viniese en mi ayuda.

Tercer truco.

¿Las paredes se volvieron negras o fue cosa mía? Todos nos preguntábamos lo mismo, en ese momento el ente nos hizo ver lo que el quería que viésemos, estaba más que claro que quería destruir nuestra esperanza, por un instante lo consiguió (…)

Último truco.

Mi hermana mayor, Elena, estaba en camino, muchos de nosotros sufrimos los ataques causados por los abejorros, me acuerdo perfectamente que nos atrincheramos al fondo de la clase con las sillas y mesas que teníamos cerca.

E aquí el título de la historia, los demás trucos no fueron nada comparados con este, el ente pareció transformarse en un demonio, su

sus ojos habían cambiado, ahora eran rojos, rojos como la sangre, su tez pálida le daba un aspecto más aterrador no daba crédito a lo que veían mis ojos le salieron unas alas… ¿Negras?

Un compañero se armó de valor y salió de su escondite, el típico héroe quizás, grave error, aquel demonio o ente lo usó para su truco final, mala suerte (…)

Mi hermana había llegado, ¡por fin! lo sabía porque trataba de derribar la puerta pero no podía, estaba bloqueada por algún tipo de magia, el chico que había salido tenía un enfado del quince pero por muy fuerte que seas no puedes hacer nada contra una entidad sobrenatural, el tipo perdió la cabeza, literalmente, su cabeza rodó por el piso. No pude evitarlo, entré en pánico.

El cuerpo del joven comenzó a mover los dedos de la mano como era eso posible, acto seguido se incorporó, ¿sabéis una cosa? las peores pesadillas se viven con los ojos abiertos, dato que lo puedo corroborar;

yo grité con todas mis fuerzas, mi hermana trajo un arma consigo, disparó repetidas veces al pomo de la puerta.

El ente me sonrió solo a mí, parecía estar orgullosa de lo que había hecho (…) con un cuchillo que guardaba en su chaqueta se rajó la garganta, el por qué se suicidó no lo sé, ella misma se encargó de autodecapitarse, cuando ya tenía la cabeza casi colgando puso las manos en su cabello y se la terminó de arrancar.

Unió su cabeza al cuerpo del cadáver de mi compañero, por fin se había acabado aquel infierno, mi hermana nos salvó la vida, vació el cargador en la cabeza de aquella maldita cosa. Gracias a Dios tengo una hermana que me quiere y me cuida y se encarga de visitarme cada vez que puede, ella me encerró en este sitio pero yo sé que es por mi seguridad, no quiere que nadie más me haga daño, amo a mi hermana.

— Via Creepypastas

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