SCP-1893

Allá afuera
Allá afuera
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El Sitio 19 no estaba deshabitado. No podía estarlo. No había manera de que… lo que sea que fuera esa cosa haya matado a todos salvo a él. Pero John no había visto a nadie en horas, al menos; su radio estaba muerta, su teléfono otorgado por la Fundación no tenía señal (¿cómo diablos había pasado eso?, pensó para sí; se suponía que la red era casi a prueba de fallos), y el silencio en el edificio era total.

Le tomó un rato a John encontrar un único sobreviviente, apoyado contra una pared. John no era médico, pero al mirar aquellas piernas, no pensó que hubiera una oportunidad de sanarlas. Ambos fémures estaban rotos, y lucían como si hubieran sido quebrados con un bate de béisbol. También tenía un sangrado proveniente de una herida en la cabeza, que probablemente se habría originado por la misma causa. Con las últimas energías que le quedaban, el hombre se volvió hacia John. “¿Número… de… ítem?”, esbozó con dificultad antes de toser sangre desde algún lugar profundo.

“SCP-1893”, respondió John, tomándolo de la mano. “Clasificación del objeto: Euclid.”

“¿Pr… procedimientos especiales de contención?”

“Todas las historias que contengan o hagan referencia a SCP-1893”, comenzó John, “deben ser contenidas en la computadora central terciaria del Sitio 38, hasta el momento en que los investigadores de la Fundación descubran un método para transferirlas sin arriesgar la contaminación de otros sistemas computacionales. Las historias redundantes múltiples deben ser mantenidas en el servidor central en todo momento. Si SCP-1893 comenzara a exhibir una conducta agresiva o de algún otro modo inusual, se deberán descargar en la computadora historias nuevas adicionales, escritas en el estilo usado por SCP-1893. Se deberán conservar en la oficina del director, bajo una caja fuerte con bloqueo triple, copias en papel de todas las historias previas y posteriores a la infestación de SCP-1893; ninguna otra copia debe ser dejada en ninguna otra localización, bajo ningún otro formato, para evitar una potencial contaminación. En la medida de lo posible, la discusión sobre SCP-1893 debe restringirse a medios no electrónicos, y las referencias al número de ítem SCP-1893 deben ser prohibidas en todo servidor o computadora de la Fundación que no sea la anteriormente mencionada”.

El otro hombre asintió, pareciendo comprender las palabras de John mejor de lo que éste hubiera creído posible. Si fuera John, habría estado mirando si esa pistola a su lado tuviera alguna bala restante en buen estado. Pero el hombre pareció decidido a continuar. “¿Descripción?” dijo, esforzándose para mantener su voz calma.

John le seguiría la corriente. “SCP-1893 es un fenómeno que no es entendido del todo, que se cree que es de naturaleza electrónica o digital. Dicho fenómeno ha demostrado, al menos, una clase primitiva de inteligencia, que se manifiesta en su adaptación a nuevos entornos y en la evitación de aquellos que sean inhóspitos, así como una habilidad rudimentaria de comunicarse con los investigadores de la Fundación, aunque de manera indirecta. Se desconoce si la entidad es inteligente o incluso consciente—”

Un bramido resonó por los pasillos. El rugido de la bestia responsable de esto… de esta masacre. No podría ser descripto, en forma precisa, como una voz en ningún sentido humano, porque sean cuales fueran las condiciones en que esta criatura nació, ya no era reconocible como el mismo tipo de ser que John.

John escuchó otra voz, esta vez humana. La bestia había encontrado una presa. La voz aumentó su volumen y tono, atravesando las cinco etapas de la muerte en cuestión de segundos. Pero la criatura no podía ser negada, no se podía negociar con ella, y tú no tenías tiempo para enfurecerte o deprimirte. No le importaba si lo aceptabas o no. El sonido de huesos triturados se esfumó a lo largo del pasillo, mezclándose con gritos. Ambos cesaron en aras a una cierta finalidad, acompañados por el sonido de pasos desvaneciéndose en la distancia.

John supo que no había mucho tiempo. “El principal atributo de SCP-1893 es su cualidad memética; resulta imposible percibir, interactuar o discutir sobre la entidad salvo a través de narraciones ficticias. Específicamente, todo mensaje electrónico que haga referencia a SCP-1893 será transformado por la entidad en un pasaje en prosa de longitud, tono o contenido variables. Sin embargo, tales mensajes alterados por SCP-1893 siempre tendrán ciertas características constantes. Primero, el contenido del mensaje original será dejado intacto, reemplazando todo diálogo entre los integrantes de la historia. Segundo, las historias con frecuencia contendrán de dos a tres personajes; mientras que el diálogo entre ellos permanecerá sin cambios, se cree que el marco y el tono de dichos personajes y sus alrededores usualmente reflejan el “estado anímico” de SCP-1893 al momento de su acceso. Tercero, los componentes de la trama de la historia podrían cambiar dependiendo de si SCP-1893 es capaz de determinar la identidad del lector o no, aunque los investigadores no han logrado detectar, hasta la fecha, un patrón en las modificaciones.”

La respiración del otro hombre se volvió cansada; John supo que no tenía mucho tiempo. “Finalmente, todos los ejemplares de historias alteradas por SCP-1893 contendrán un personaje desconocido, descripto como inusualmente alto y muscular, y de quien comúnmente se dice que posee tatuajes de astas de toro en o cerca de su rostro. El grado en que este personaje interactúa con los otros es frecuentemente indicativo del nivel de agresión de SCP-1893 en ese momento; cuando la entidad esté tranquila, apenas se hablará o se hará referencia al personaje. Cuando SCP-1893 se sienta amenazado o esté preparado para atacar, el personaje exhibirá un rol progresivamente importante o bien central a la trama de la historia”.

El otro hombre lució satisfecho. John se extendió y recogió la pistola, expulsando el tambor. Dos balas restantes. Recargó el arma, echó para atrás el martillo, y la colocó en la mano del otro hombre. No había nada más que ambos pudieran hacer en este punto, y John no estaba llevando consigo una mejor manera de morir que esa. Se levantó y comenzó a alejarse.

El arma en la mano del otro hombre fue disparada. A John inicialmente le asombró lo fuerte que sonó en el angosto corredor. Entonces, se sorprendió al caer desplomado al piso, con la sangre derramándose por el frente de su camisa a través del agujero de bala. No pudo sentir el impacto, pero sabía que el dolor llegaría pronto. Peor aún, escuchó el rugido de vuelta. Esta vez, dirigiéndose hacia él.

“Anexo 1893-A,” dijo el hombre detrás de él con una voz mucho más calma de la que John hubiera esperado.

John escuchó el sonido de pies enormes acercándose más y más a él, y no vio ningún sentido en detener el juego ahora. “Aunque ningún esfuerzo llevado a cabo hasta la fecha ha sido exitoso en contener completamente a SCP-1893”, dijo, perdiendo sangre rápidamente, “todas las evidencias sugieren que la decisión de la Fundación de clasificar a la entidad como tal ha causado que la misma adopte esa designación como su ‘nombre’, y reaccione específicamente a toda mención de ese número de ítem en medios electrónicos.”

John pudo ver ahora a la criatura, moviéndose pesadamente cada vez más cerca de ambos. La cabeza era lo suficientemente reconocible como humana como para que John casi confundiera a la criatura con una persona. Las astas idénticas, tatuadas a ambos lados de la frente, se arrugaron cuando su rostro se turnó en un rictus de excitación, casi de júbilo, al ver una nueva presa. Comenzó a correr hacia las figuras postradas.

John continuó hablando, esperando distraerse. “Asumiendo que esto sea verdadero, se ha concebido un plan teórico en la eventualidad de que la eliminación de SCP-1893 se vuelva necesaria. Según dicho plan, el personal de la Fundación primero—”

La última bala de la pistola fue disparada detrás de él. Quien sea que haya sido el otro hombre, había elegido la salida fácil, dejando a John aquí para distraer al depredador. Una jugada brillante, aunque algo desalmada. El Minotauro alcanzó a John antes de que pudiera finalizar sus últimas palabras, las cuales fueron aceleradas como una plegaria antes de la muerte. La bestia destrozó la mandíbula de John en pedazos con el primer ataque.

Fuentes

  • Página oficial: [1]
  • Autor: Eskobar
  • Página traducida: [2]
  • Traductor: SangreDeReptil

— Via Creepypastas

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