Mi ardiente mujer

Allá afuera
Allá afuera

Nunca me había caracterizado por ser una persona celosa, de hecho, confiaba totalmente en mi mujer. Pero los rumores se escuchaban, se hacían cada vez más frecuentes. Todo el pueblo decía que mi esposa me era infiel. “Después de que te vas a trabajar, se escucha la voz de un hombre en tu casa” “La han visto en varias ocasiones saliendo a más de medianoche acompañada de otra persona”

Después de un tiempo escuchando lo mismo una y otra vez, me harte, y una noche no fui al trabajo para sacar de mi cabeza esa duda que no me dejaba tranquilo. Lo que vi… Jamás lo hubiera pensado siquiera.

Salí de casa a las ocho con treinta en punto, le di un beso en la frente a mi esposa Lilian, y me devolvió otro en la boca, me acompaño hasta la puerta y me dio mi lonchera con un termo con café y pan dentro. Se quedó en la puerta observándome con una sonrisa en los labios mientras me alejaba por aquella calle empedrada con apenas una lámpara que iluminaba mi camino. Cada día hacíamos lo mismo. “¿Cómo puedo dudar de ella?” pensé.

Cuando estaba seguro que mi esposa no me veía, busque un lugar donde esconderme para dejar correr el tiempo, la mayor parte de los alrededores del pueblo eran campos, excepto por un grupo de árboles de gran tamaño que estaban a unos quinientos metros del pueblo. Logre encontrar un maguey cerca del camino donde pude ocultarme. Espere ahí cerca de dos horas y media, supuse que ya no habría nadie por las calles, así que me acerque a mi casa cuidando que nadie me viera, todas las luces de los hogares estaban apagadas, incluyendo el mío.

Camine lentamente, agachado, casi gateando para que nadie me escuchara ni me viera por la ventana. La casa no era muy grande, tenía apenas una cocina, un baño y el cuarto donde dormíamos, y no colindaba con ninguna otra casa, así que era fácil rodearla. Me asome lentamente por la ventana y note los primeros detalles extraños; en primera, la cortina de la ventana era oscura, de color café, cuando siempre habíamos tenido color rosa, incluso ella las había escogido, “supongo que se transparentan y necesita privacidad”, luego intente ver algo a través de la cortina, pero solo note una pequeña luz color naranja, “quizá no le guste dormir completamente a oscuras”. Seguí dándole la vuelta a la casa, pegue mi oreja a la puerta y escuche unas palabras en voz baja “¿estará rezando?”. Pero no teníamos ninguna imagen religiosa, y ninguno de los dos creíamos en Dios ni nada similar.

No lo notaba en ese momento, pero mi mente trabajaba para evitar pensar en lo peor. Me dirigí a la ventana que teníamos en la cocina, porque era la única que no tenía vidrio, estaba cubierta con hule cristal, le hice cuidadosamente un orificio con una ramita que encontré en el suelo, con la misma pude mover la cortina solo un poco, pero lo suficiente para ver a mi mujer, se encontraba de espaldas hacia mí; estaba de pie, cubierta completamente por una tela color negro, como si fuera una monja, frente a ella se encontraba una figurilla de madera, y en medio de los dos una vela. No podía distinguir bien la pieza de madera, pero si podía apreciar una especie de cuernos, como de una cabra.

“Bienvenido” sonó esa palabra dentro de mi cabeza, de inmediato voltee hacia todos lados, creía que alguien me había descubierto, pero no había nada. Cuando volví a mirar dentro de la casa se encontraba otra silueta al lado de Lilian con el mismo manto negro, me quede inmóvil, estaba seguro de que no había nadie más ahí. La otra persona tomo la figura de madera, apago la vela, tomo del brazo a Lilian y salieron de la habitación.

Al salir, siguieron caminado en dirección al grupo de árboles que se encontraban poco más allá del pueblo. Tuve que dejar que se adelantaran para que no notaran mi presencia, aunque ya no estaba seguro de eso, por suerte estaba nublado y por consecuencia muy oscuro, los iba siguiendo prácticamente pecho tierra, hasta que se adentraron al pequeño bosque, entonces me levante y corrí hacia allá para no perderlos. Al llegar ahí me escondí tras uno de los muchos árboles que había, Lilian permanecía unos pasos delante de su acompañante, ambos de espaldas hacia mí, ella tenía a sus pies un cofre, se quitó la manta negra dejando ver que su cuerpo estaba desnudo, “¡Maldita, si me eres infiel!” pensé, pero me quede con la boca abierta al ver lo que sucedía después. Se sentó en el suelo, tomo su pierna derecha y literalmente la “descoció” de su cuerpo, podía ver como se la arrancaba de ella mientas se escuchaba un sonido nauseabundo, no brotaba sangre, solo una especie de hilos, como si fuera una muñeca, lo mismo hizo con la otra, luego un brazo, y el sujeto le arranco el ultimo, hasta que quedo solo con el torso y la cabeza, que luego de unos segundos se prendieron en llamas y salieron disparadas hacia el cielo.

No podía creer lo que veía, era inexplicable, me llene de terror, quería correr, pero mi cuerpo no se movía. El sujeto extraño seguía ahí, segundos después de lo sucedido tomo los miembros que estaban tirados en la tierra, los metió en el cofre, cavo un hoyo y los enterró ahí mismo. Luego el… desapareció.

Estaba pasmado, seguía sin creer lo que había visto, “¿Ha muerto? ¿Por qué parecía que sus brazos estaban cocidos? ¿Dónde está el otro sujeto?” Miles de preguntas se formaban en mi cabeza, jamás le había notado una cicatriz en los brazos ni en las piernas, mucho menos coceduras. No sé cuánto tiempo me quede en ese estado, pero solo un fugaz destello que paso arriba de mí me volvió a la realidad, era una bola de fuego, que daba vueltas alrededor del pequeño bosque, de pronto apareció otra y otra más, una zigzagueaba, otra daba vueltas, y la otra parecía rebotar en el aire. Era el mismo fuego que había consumido a Lilian… una de esas bolas danzantes era ella.

Di media vuelta en dirección al pueblo, estaba a punto de huir del lugar, pero a lo lejos vi que otras tres lenguas de fuego venían hacia el bosque, me detuve, y una de ellas paso justo al lado de mí, fue solo una fracción de segundo, pero estaba seguro de haber visto una cara demoniaca en su interior, luego se elevó y comenzó a moverse en círculos alrededor del bosque como las demás. Lilian era una de esas cosas. No podía dejarlo así, no podía aceptarlo, corrí donde estaba el cofre, lo desenterré, lo abrí, saque los miembros de Lilian, los tome entre mis brazos y esta vez no lo pensé, solo deje que mis piernas hicieran todo el trabajo, pero una vez que puse un pie fuera del bosque, las bolas de fuego vinieron en dirección hacia mí, me persiguieron todo el camino hasta el pueblo, pero les llevaba algo de ventaja, lo que me dio tiempo perfecto para entrar en mi casa. Cerré rápidamente la puerta para evitar que esas cosas entraran, deje los brazos y piernas en el suelo, fui por una botella de alcohol y se las vertí, cuando les deje caer un fosforo encendido, ardieron en llamas. Se escuchó un grito demoniaco, mire hacia las ventanas, pero no veía nada debido a que seguían cubiertas por las cortinas café, cuando regrese la vista en donde ardían los miembros, el sujeto que estaba con Lilian apareció frente a las llamas, pude ver su rostro, no tenía boca ni nariz, solo un ojo en medio color carmín abierto completamente, esa mirada me hizo sentir una inmensa desesperación. Segundos después volvió a desaparecer. Afuera se escuchaba como los seres de fuego le daban vueltas a la casa, me quede ahí esperando que se fueran, después de un rato todo quedo en silencio, me asome por la ventana y solo vi los primeros rayos del sol caer en el pueblo.

Han pasado tres semanas desde aquella noche, me han seguido todo este tiempo, me fui del pueblo, pero me persiguen, en el día veo al sujeto del ojo carmín observándome, y en la noche las bolas de fuego vienen a intentar robarme mis miembros, eh perdido mi brazo izquierdo, me lo arrancaron, fue horriblemente doloroso, la bola de fuego estaba justo en mi cara, las llamas me quemaban, así que la empuje hacia atrás con mi mano, pero una extraña fuerza, como una aspiradora surgió de ahí, y me absorbió hasta arrancarme el brazo, luego se fue. Al día siguiente apareció frente al lugar donde dormía, el ciclope, con su mismo manto café, tenía en sus brazos el torso de Lilian, cuando la mire a los ojos, me saludo con una sonrisa macabra y saludándome con el brazo que me había quitado, el cual ya tenía cocido a su cuerpo.

No pienso dejar que me arranque mis piernas y brazo restante, no voy ayudarla, no quiero ser mas parte de ella. Ya ni siquiera sé porque estoy escribiendo esto, quizá solo quiero advertirte de esos seres, o solo quiera desahogarme. Sé que voy a morir, pero de cualquier manera ya no tengo motivos para seguir en este mundo, ¿de qué sirve vivir con miedo?

Yo la amaba, la amaba tanto. Deseaba estar con ella siempre. Al fin entiendo porque nunca quiso tener hijos, porque vino a vivir conmigo solo cuando acepte ese empleo nocturno o porque parece nunca envejecer.

La he intentado matar, la empape con agua, pero no se apaga, eh intentado golpearla, pero no surte efecto, incluso conseguí una pistola y le dispare, pero no pasa nada. Ya lo intente todo y no me queda más que ir por alcohol… Pero no para beberlo.

— Via Creepypastas

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