Los verdaderos cuentos de los hermanos Grimm

Asesinos del Zodiaco
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Si les hablo de “La Cenicienta”, “Blancanieves”, “La bella durmiente” o del mismísimo “Juan sin miedo”, pensarán de inmediato que les estoy citando alguna de las más bellas historias que la factoría Disney se ha encargado de traer hasta nosotros… Pues bien, les puedo garantizar que todas estas historias, en su origen, no eran precisamente cuentos para niños y que incluso hoy en día podrían poner los pelos de punta a más de un aficionado al gore más cruento. Pero como siempre os decimos y para poneros mejor en situación contemos como empezó todo, esta noche conoceréis la verdadera historia de dos de los “cuenta-cuentos” más famosos del mundo, conoceréis toda la verdad sobre los “Hermanos Grimm”:

Jacob Grimm (1785 – 1863) y su hermano Wilhem Grimm (1786 – 1859) pasaran a la historia sin duda como los “productores” de los más hermosos cuentos infantiles, sin embargo y como ya hemos adelantado, su historia fue muy distinta. Debemos decir antes de nada que estos dos célebres hermanos no solo fueron conocidos por dichas narraciones infantiles, sino que incluso llegaron a ser considerados como los “fundadores de la filología alemana” obras como su “Diccionario alemán”, “Leyendas alemanas”, “Gramática alemana” o la “Mitología alemana” les sirvieron para merecerse también esa otra importante mención. A los 20 años de edad, Jacob trabajaba ya como bibliotecario y Wilhelm como secretario de la biblioteca. Antes de llegar a los 30 años, habían logrado ya sobresalir gracias a sus publicaciones. Ambos fueron profesores universitarios en algunas de las más reconocidas universidades de su época (Kassel, Gotinga) y a los dos les expulsaron por sus “airadas” protestas contra el Rey Ernesto Augusto I de Hannover lo que les conllevó algún que otro disgusto, aunque por suerte solo un año más tarde Federico Guillermo IV de Prusia les “invitó” a participar como profesores en la no menos prestigiosa universidad de Humboldt, recuperando así el prestigio dañado. Jacob incluso llegó a ejercer como parlamentario en Francfort tras la revolución de 1848. Tras un vistazo rápido por sus biografías podréis observar que en contra de lo que se ha dicho estos dos hermanos no se dedicaron tan solo a “recopilar” viejas historias, la docencia, la investigación lingüística e incluso el desarrollo de teorías sobre el origen “divino” del lenguaje les hicieron ser dos de los personajes más relevantes de su época. Es más, su obra “Deutsches Wöterbuch” es un impresionante diccionario en 33 tomos con etimologías y ejemplos de uso del léxico alemán, que no fue concluido hasta 1960, Lo que os puede dar una idea de su importancia. Pero pasemos ya a repasar el verdadero origen de los “cuentos infantiles” que tan populares les hicieron…

Todo comenzó en 1803 cuando los hermanos Grimm conocieron en la Universidad a los románticos Clemens Brentano y Achin Von Arnim, quienes despertaron en ellos el interés por los cuentos tradicionales. Jacob y Wilhelm empezaron entonces a recopilar y elaborar los cuentos de la tradición oral alemana en el entorno “burgués” de Kassel marcados eso si, por el carácter de los hugonotes (protestantes franceses de doctrina calvinista) Se dice incluso que fue una mujer seguidora de dicha “corriente de pensamiento” la que les facilitó buena parte de las historias que recopilaron en lo que sería uno de sus primeros éxitos editoriales l”Cuentos de hadas de los hermanos Grimm”. Su primer libro, Cuentos para la infancia y el hogar, fue publicado en dos volúmenes a principios del siglo XIX, siendo censurado y reeditado varias veces hasta suavizar su contenido para adaptarlo hacia un público infantil. Finalmente, las versiones “descafeinadas” de sus historias terminaron desplazando a los cuentos originales, que continuaban vivos sin embargo en la tradición oral. Como decimos y para contentar al público burgués al que destinaban sus escritos, hicieron siempre significativos cambios en sus relatos. Por ejemplo, la madre de Hänsel y Gretel se convirtió en una madrastra (En el siglo XIX no podían aceptarse estas madres despiadadas, que no coincidían con la imagen de la madre de la época, de modo que se hizo necesario sustituirlas por madrastras.). Hay que tener en cuenta, que en la época medieval en la que se basaban estas “leyendas de tradición oral”, la escasez constante de comida hizo que los seres humanos mostrasen con frecuencia su lado más monstruoso, recurriendo en algunos casos incluso al infanticidio de sus propios hijos o a la antropofágia en otros.

La comida era una constante preocupación en este cuento, la madre intentaba matar a sus hijos para evitar el hambre de ella y de su marido (una buena causa) y la bruja construyó su casa de alimentos para atraer a los niños en pos de su dieta (algo mucho más malvado sin duda) . En definitiva como veis, un cúmulo de “buenos propósitos” para los desdichados infantes. Observamos el mismo “matiz” sobre la madre también en Blancanieves donde era la madre, y no la madrastra, la que quería acabar con la vida de la joven y bella hija. En este caso, sin embargo, la rivalidad no se generaba por competir por los alimentos sino que era de tipo sexual.

Tampoco el contenido sexual era precisamente sutil. En el cuento de Rapunzel, la joven fue entregada a una bruja por sus propios padres a cambio de alimento (de vuelta a las necesidades de la época). La bruja la mantuvo encerrada en una torre, totalmente aislada, hasta que un príncipe la oyó cantar y comenzó a visitarla todas las noches, escalando la torre gracias a la larga trenza de la muchacha. El resultado de esas visitas será que Rapunzel se quedo ¡embarazada de gemelos!

A mediados del siglo XIX, especialmente en Norteamérica, los libros de los hermanos Grimm fueron muy criticados y rechazados por prácticamente todo el sector intelectual, maestros, padres y religiosos, que condenaron, por ejemplo, la violencia de muchos pasajes y la dureza de los castigos impuestos a los villanos, se negaban en rotundo a la publicación y mucho menos a la difusión de obras que daban tan mal ejemplo.

Así, por ejemplo, en el cuento de Blancanieves, se podía leer como a la madrastra le calzaron unas zapatillas de hierro ardiente al rojo vivo y fue obligada a bailar con ellas hasta caer muerta. Escena por cierto descrita con todo lujo de detalles.

Siguiendo esa misma tónica, podemos ver también como una de las hermanastras de La Cenicienta, tratando de que sus pies entrasen en el famoso “zapatíto de cristal” decide, ni corta ni perezosa, amputarse un dedo empleando cierto artilugio de costura … pero (imaginaos aquí los detalles de la escena) un pájaro mágico le advierte al príncipe que se fije en la sangre que estaba goteando del zapato; la otra hermanastra (para no ser menos) decide cortarse entonces el talón, pero otra vez el pájaro advierte del intento de engaño al príncipe encantador. Con tanto pájaro de por medio, el castigo de las hermanastras también fue especialmente cruel, pues sus ojos fueron arrancados por unos enormes cuervos con bastante apetito por cierto.

En Los doce hermanos, la malvada madre del rey es condenada por éste a morir metida en una tinaja llena de aceite hirviendo y serpientes venenosas. Insistimos aquí en el tema del cúmulo de detalles que los Grimm empleaban en sus historias y que tan “populares” les hicieron para que podáis imaginar el impacto que en una persona de aquella época podía causar algo así.

En La niña sin manos, un molinero hace un trato con el diablo para conseguir salir de la pobreza. A cambio, deberá cortar las manos a su hija. Como, además, el diablo le amenaza con llevárselo al infierno, el molinero termina obedeciendo y mutilando a la niña.

Y uno de los cuentos más espeluznantes es, sin duda, El hueso cantarín. La historia tiene como protagonistas a dos hermanos que compiten por matar a un jabalí que atemoriza al reino. La recompensa como no podía ser de otro modo es obtener la mano de la princesa. El hermano menor lo consigue, pero su hermano lo emborracha, lo asesina y lo arroja por un puente para casarse con la princesa haciendo desaparecer el cadáver de su propio hermano. Transcurrido algún tiempo un pastor, encuentra un hueso perteneciente al hermano asesinado y decide hacerse una flauta con él. Cual es la sorpresa del pastor cuando escucha atónito como el sonido que sale de su nuevo instrumento denuncia el asesinato del joven. El rey escucha entonces la canción y condena a muerte al malvado hermano, metiéndolo en una bolsa y enterrándolo vivo.

Cuando los hermanos Grimm se convencieron finalmente de que sus libros debían destinarse esencialmente al público infantil fueron progresivamente suavizando el contenido de sus historias. Y es que, evidentemente, algunos de estos relatos eran de todo menos recomendables para leérselos a los niños antes de que se fueran a dormir. De ese modo y por fortuna hoy tenemos la posibilidad de acostar a nuestros hijos leyéndoles estas maravillosas historias.

Ya para concluir este expediente y a modo de dato “añadido” diremos también que como grandes aficionados a la cultura local y las leyendas de su país, los Grimm se interesaron también, como no, por la temática “oculta” esta es por ejemplo una de sus más conocidas leyendas en ese ámbito:

LAS BESTIAS DEL SEÑOR Y LAS DEL DIABLO

Nuestro señor ya había creado a todos los animales y había escogido a los lobos para que le hicieran de perros: solamente había olvidado la cabra. Entonces intervino el diablo, que también quería crear algo, e hizo las cabras con colas largas y finas. Cuando iban a pastar, las colas se enganchaban en los matorrales y, entonces, el diablo tenía que ir y desenredarlas,lo cual comportaba muchas dificultades. Al final se irritó, agarró a las cabras una por una y de un mordisco les fue arrancando la cola. Por eso hoy en día las cabras tienen las colas truncadas. A partir de aquel momento las dejó pastar solas, pero Nuestro Señor las vio roer un árbol frutal y dañar las vides, rompían todas las plantas delicadas. Por pura misericordia azuzó a sus lobos, que no tardaron en despedazar a las cabras que pastaban por allí. Cuando el diablo se enteró, se presentó al Señor y le dijo “Tus criaturas han despedazado a las mías”. El Señor respondió: “Las habías creado por el mal”. Y dijo el diablo: “Es lógico, puesto que mi espíritu tiende al mal, lo que he creado no podía tener otra naturaleza; y tú lo vas a pagar caro”. Y el Señor respondió: “Te lo pagaré cuando caigan las hojas de las encinas, ven entonces y tendrás tu pago”. Cuando las hojas de las encinas hubieron caído, el diablo fue a exigir lo suyo, pero el Señor le dijo: “En la iglesia de Constantinopla hay una encina que todavía tiene todas las hojas”. Enfurecido y blasfemando el diablo corrió a buscar esa encina, vagó seis meses por el desierto antes de encontrarla y cuando regresó las demás encinas volvían a tener ya sus todas sus hojas verdes. Entonces tuvo que renunciar a su pago y con rabia sacó los ojos a las cabras que habían sobrevivido y les puso los suyos. Por eso todas las cabras tienen ojos de diablo y las colas truncadas y al diablo le gusta adoptar su aspecto.

Como veis, todo un ejemplo de fabula ideal para leer a unos pobres chiquillos que quieran disfrutar de un tranquilo y merecido descanso. Como siempre decimos amigos, las cosas no siempre son lo que parece y en múltiples ocasiones hay que arañar un poco para encontrar el verdadero origen de lo que nos cuentan. Feliz Navidad. Y dulces sueños…

— Via Creepypastas

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