Llamada de media noche

Asesinos del Zodiaco
Asesinos del Zodiaco

Mary era una niña de once años, apasionada por el terror. Le fascinaban las “creepypastas”, tanto que se quedaba hasta altas horas de la noche, leyendo aquellos relatos. Sus padres tenían cierta preocupación sobre esos escritos pensando en que podrían afectar a la conducta de la niña pero con el tiempo aprendieron que quizás, solo eran eso, relatos copypasteados por internet. A fin de cuentas, la ficción no puede afectar en el mundo real ¿no?

Una noche, mientras Mary estaba leyendo una creepypasta en su laptop, sonó el teléfono de su casa. La joven, esperó unos segundos a ver si su madre lo atendería, pero al ver que se tardaba, decidió ir ella.

“¿Quien podía ser a esas horas?” Pensó la muchacha.

Cuando Mary cogió el teléfono, solamente pudo oír un sonido blanco. Debió ser algún bromista, pensó ella. Enojada, insulto por lo bajo. Cuando llego a la habitación, apago el ordenador y estiro en la cama.

Intentó volver a dormir un largo tiempo pero el ruido de unos pasos se lo imposibilitaban. Supuso que sería su madre que muy probablemente se habría percatado del teléfono. Decidió levantarse de su cama e ir a explicarle lo sucedido. Entreabrió la puerta, y asomó su ojo levemente sin saber el horror que le aguardaría. Después de eso, se escuchó un grito desgarrador que para desgracia de Mary, nadie pudo oír debido a las altas horas de la noche.

Al cabo de unas horas, ya había amanecido, y Mary debía ir al colegio. Su madre fue a despertarla, pero desgraciadamente no podría. La mujer presenció al cadáver de su pobre hija, con veinte puñaladas y sus párpados habían sido arrancados. En su inocente mirada solo se podía sentir un terror inmenso. Llamaron a la policía, pero no sirvió de mucho; no había rastro de nada.

El tiempo pasó, y ese caso quedó en el olvido de la agencia, mas no en el de los padres. Tardaron años en decidir tener otro hijo. Una niña, que creció con naturalidad hasta los once años. Una joven llena de vida, obediente, un ángel. Recordaba a la pequeña Mary cuando estaba viva, a la cuál llamaron Rose.

Aún así, el recuerdo de Mary era algo que seguiría siempre en el corazón de sus padres, la muerte de su hija era una herida que jamás podría cicatrizarse del todo. En algunas ocasiones, habían tratado de deshacerse de sus cosas pero les seguía siendo difícil.

Un día, los padres de Mary estuvieron revisando la computadora la hija difunta, en el historial vieron muchas de esas historias “creepypastas” de las que la niña hablaba. Tanto el padre como la madre, estuvieron absortos leyendo algunas historias entendiendo entonces la fascinación de la niña, no porque fueran relatos realmente buenos sino porque podían sentir como entendían un poco más a Mary.

A demás de eso, ambos padres recordaron su adolescencia, y como el cine de terror les gustaba de jóvenes, afirmando que las películas de esa época si eran arte. Fueron buenos tiempos, decían. Finalmente, decidieron vender el portátil tratando de dejar atrás el pasado y pensando en comprarle a Rose uno para ella, ya pronto iba a empezar a usar uno.

Esté podría ser un buen final para un drama, la historia de como unos padres que perdieron a su hija poco a poco cicatrizan el dolor y pueden avanzar hacia un futuro mejor ¿No? Pero, desgraciadamente esta historia no puede tener esté tipo de finales.

Pasaron los años y Rose acababa de cumplir once años. Ella no solía trasnochar, pero ese día fue una excepción. Se había quedado charlando con amigos. Cuando la medianoche empezó a hacer aparición, se escuchó, después de casi de quince años, el teléfono. Los padres no fueron a atender, y como era de esperarse fue la niña.

Atendió y saludó alegremente, esperando a que alguien responda, sin embargo, nadie lo hizo. Ella se asustó, soltó el teléfono desesperadamente, y volvió a su habitación. Pasaron solo diez minutos y entonces se volvió a escuchar un grito igual de desgarrador que la vez que atacaron a Mary, sin embargo, esta vez el padre pudo percatarse del grito.

El padre desesperado temiendo lo peor, fue a la habitación de su hija; bajo ningún concepto dejaría que le pasara nada malo esta vez. Cuando el padre llego, tuvo que romper la puerta de la habitación con fiereza. Desgraciadamente, su hija ya estaba muerta.

Curiosamente, esto no seria lo que realmente dejaría al padre perturbado por siempre, ya que segundos después de ver al cadáver de su hija, se percato de un extraño peso que sentía en su mano derecha, un cuchillo de cocina ensangrentado.

— Via Creepypastas

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