La verdad de la Ouija

Allá afuera
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Como todas las herramientas creadas por el hombre, Internet es tanto un lugar donde relacionarse y compartir conocimientos como un sitio en donde aislarse y embrutecerse. La culpa, si acaso debemos llamarla así, no reside en la herramienta. Así como un cuchillo no es la mano que lo empuña, Internet no es el imbécil que la habita.

Seguramente habrán oído algo sobre los peligros de la Ouija, casi siempre relacionados con portales que se abren, entidades que ingresan a nuestro mundo, entes fantasmagóricos que se adhieren a la psíquis como moluscos etéreos y desmedidos. El peligro de usar una tabla Ouija es real, concreto, aunque por razones que difieren de las que normalmente suelen dar los especialistas en ocultismo.

El “juego” de la Ouija consiste en poner las manos sobre una pequeña plataforma que se desplaza lentamente sobre un tablero, movida por alguna fuerza sobrenatural y misteriosa. El tablero está inscrito con números y las letras del alfabeto. Los jugadores esperan obtener respuesta a sus preguntas uniendo las letras o números sobre las que se mueva la plataforma.

El integrante que actúa como canal psíquico actuará como “médium”, los demás son meros intercomunicadores y actuarán como amplificadores de la manifestación del espíritu; la conexión se realizara entre el médium y el espíritu, pero antes, para ello los integrantes del grupo deben relajarse para que el espíritu se manifieste.

Una vez establecida una conexión, el médium será el único que haga las preguntas al espíritu ya que es este el que se mantiene como vínculo de conexión con el mundo de los muertos: las preguntas que se le quieran hacer a la manifestación se le deberán hacer al médium, que a su vez las hará saber. Una vez realizada la consulta, la respuesta surgirá como un empuje que hará que “el marcador” forme una palabra o un número que será la respuesta que de el espíritu.

La Fuerza que mueve “el marcador” (a veces un vaso y otras uno como el de la figura) es desconocida, algunas personas invocan espíritus para mantener contacto con ellos y de esta forma resolver dudas o tener un contacto con un ser querido ya muerto.

Usar la tabla Ouija permite, ciertamente, el ingreso de una entidad descomunal, oscura, siniestra, implacable, pero que no tiene nada de sobrenatural. Cuando usas una tabla Ouija, o juegas al juego de la copa, estás abriendo la puerta de tu inconsciente. ¿Cómo? El mecanismo es demasiado complejo para un repaso superficial, pero las implicancias de permitirle al inconsciente filtrarse en nuestra realidad prosaica fuera del contexto adecuado -sueños, fallidos, gestualización, etc- son verdaderamente alarmantes.

No existe en la literatura un ente tan sombrío y aterrador como nuestro inconsciente. Si lo viésemos cara a cara no reconoceríamos nuestro rostro en él, a pesar de que él es nuestro verdadero rostro.

Para realizar una correcta conexión psíquica se deben cumplir los siguientes puntos dentro del grupo que intente la conexión:

  1. Debe existir la máxima afinidad entre sus miembros (ninguna disputa en el grupo o integrante reacio a participar).
  2. Los participantes o algunos de ellos deben ser buenos emisores y receptores telepáticos.
  3. Como mínimo un miembro del grupo debe actuar como hilo conductor entre la entidad o lugar con el que se conecta y el grupo; es decir, debe constituirse en un canal psíquico a través del cual la comunicación telepática tiene lugar.

Hay quienes aseguran que el tablero Ouija, ese simpático artilugio que permite una comunicación con los muertos, proviene del Antiguo Egipto, y que su uso y tradición fueron cuidadosamente conservados en los períodos menos amigables con el ocultismo, como la Edad Media, por ejemplo. Sin embargo, estas afirmaciones son rotundamente falsas. La historia del tablero Ouija es, en realidad, mucho menos elaborada.

La primera patente que registra la invención de la Ouija data del 28 de mayo de 1890, y declara a Elijah J. Bond como su inventor. En honor a la verdad, Bond no inventó nada, sino que patentó una de las innumerables planchettes espiritistas que circulaban por Europa durante el siglo XIX, y que servían para una suerte de comunicación con fantasmas, espíritus, e incluso con personas vivas a muchos kilómetros de distancia.

Para que el artilugio paranormal tuviese cierto impacto, Bond y sus esbirros, entre los que se encontraba el orquestador de la empresa que fabricaba los tableros, llamado Kennard, señalaron que la palabra Ouija provenía del Antiguo Egipto, cuestión que fue rechazada de plano por los especialistas, aunque el mito sobrevivió hasta 1966, cuando la patente pasó a manos de William Fuld -viejo empleado de Kennard- y luego a la Parker Brothers, empresa que comercializó el tablero Ouija durante varias décadas más.

La palabra Ouija, en realidad, es una fusión de las palabra francesa Oui y la alemana Ja. Ambas significan simplemente “Sí”, un sentido menos ominoso que el atribuido por sus creadores.

La popularidad del tablero Ouija quizás tenga relación con la Iglesia, quien jamás negó su efectividad, sino todo lo contrario, la condenó por ser eficaz para interrumpir la siesta celestial -o infernal- de ciertas entidades sobrenaturales.

Desde un ángulo científico, la Ouija es peligrosa porque ubica a sus ejecutores en una posición sensible con respecto a su propio inconsciente. Larry Bayou, hombre de probado renombre en la demolición sistemática de mitos paranormales, elaboró un ejercicio muy interesante durante el cual se vendó los ojos de cinco personas que jugaban a la Ouija, dando como resultado que en toda la sesión no fueron capaces de formar una sola palabra coherente.

La veracidad o no de la siguiente historia no ha sido comprobada:

“En 1990 (o 1991), gran cantidad de estudiantes decidieron realizar una sesión de Ouija en un pequeño cementerio en el campus de la Universidad de Benedictine en Chicago. Uno de los chicos que participaban presuntamente fue poseído, empezó a gritar y aullar descontroladamente y sus compañeros fueron incapaces de calmarle y detenerle de las patadas, mordisco y escupitajos que lanzaba. La policía del Campus le detuvo y le mandó al hospital donde fue sedado y tratado. La leyenda empieza cuando a la mañana siguiente, al abrir su habitación, se le encontró sentado calmadamente en una silla mientras miraba por una ventana, la cual al otro lado estaba completamente cubierta por un enjambre de moscas.”

Tablero de la Ouija

— Via Creepypastas

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